Lunes, 29 de Abril del 2024 
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Lima, 2 de Enero del 2024.- El horóscopo chino 2024 es uno de los más consultados por los interesados en la astrología y a días de fin de año, la especialista más popular de la Argentina Ludovica Squirru anticipó sus predicciones.
Con el inicio del Dragón de Madera el próximo 10 de febrero, la pauta compuesta por 12 animales corresponderá al año de nacimiento y no al día y mes.
Según indició Squirru, 2024 será un año para encaminar la vida personal, profesional, familiar y anímica.
“La rata celebrará la llegada del año del dragón vestida de gala. Como un tren bala, saldrá de la madriguera y será la aliada incondicional del rey del cielo en la tierra para promover nuevos emprendimientos con gente del mundo”, señaló.
Este signo “ordenará sus prioridades: deudas que quedaron pendientes en sociedades, pymes, ONG y en el barro de la política. Su espíritu curioso necesitará renovación de look; invertirá en imagen, en tomar cursos de modelaje, idioma chino, arte, ciencia aplicada a la innovación en la inteligencia artificial”.
A los nacidos bajo el búfalo, el Dragón le abrirá las puertas y lo protegerá. “Podrán escapar del corral impuesto por el año del conejo para pastar en campos sin químicos, libres y en paz. El dragón será benévolo, pero lo más importante no es eso, sino que los búfalos de todo el orbe podrán descansar más a menudo”, sumó.
En este sentido, Squirru agregó que “esto propiciará que, por primera vez en muchísimo tiempo, los bovinos puedan poner más atención a sí mismos. Pasarán inadvertidos, podrían incluso cambiar por completo de vida, como si estuvieran en un programa de protección de testigos; todo esto sin descuidar a la familia y con un buen puñado de amigos leales a su lado”.
Para Squirru, “la energía móvil o transitoria del dragón será de madera, así que la primera mitad del año, el tigre andará de mal humor casi siempre. Dejará una vida rumbo a otra que aún está en transmutación”.
“Sabe que tiene una mochila muy pesada, llena de situaciones afectivas y familiares no resueltas, y que deberá reunir a los suyos para confesarles su malestar. Dejará de lado lo que le quitó fuerza, energía, y lo enfermó, para comprender que es tiempo de ser feliz”, sentenció.
La predicción de Squirru para el conejo se basará en “necesitar tener cuidado con los excesos y los enojos durante los primeros seis meses del año”.
“Un minuto de ira podría arruinar diez años de crecimiento espiritual”, consideró.
En la misma línea, postuló: “La segunda mitad del año será más tranquila, aunque tal vez llena de anécdotas como para utilizar dos horas a la semana en terapia. Lo mejor es no hacer cosas arriesgadas y tener cuidado al seleccionar actividades y amistades nuevas”.
Según repasó Squirru, “todos los dragones vivirán cambios de vida drásticos y adquisición de prestigio, pero con una sensación de soledad muy dura y la necesidad de competir contra sí mismos, romper sus propias marcas, alcanzar el límite”.
“El año del dragón será un momento que se sentirá eterno; si aprende a trabajar en equipo y a confiar en la gente que lo ama será más fácil vivirlo. Traten de ser amables con ustedes mismos”, consideró.
Los nativos de los signos dragón y serpiente estarán destinados a romper la rueda del Samsara al terminar la presente encarnación, pero, de acuerdo a Squirru, las experiencias kármicas diferirán mucho de las de la serpiente y, cuando uno de estos dos signos transita por el año del otro, “surgirán oportunidades para enfocarse exactamente en esas experiencias particulares que pueden ayudar a evolucionar”.
“Cada mes presentará una experiencia a superar que irá aligerando la carga, ya que al llegar al año propio sucederá una deconstrucción dramática”, compartió Ludovica.
Este año, el caballo volverá a su forma y vida originales, siempre y cuando siga las enseñanzas de Yulong: fuerza de voluntad y claridad mental.
“Necesitará terapia y ejercicio, no para trabajar en su cuerpo y mente, sino para mimar y dejar descansar su alma, recuperar el amor por la vida y salir renovado a trotar porque el dragón lo llevará por un viaje iniciático camino a su evolución”, dijo la astróloga.
“La energía subyacente agua del dragón y la madera de la cabra se buscan mutuamente, lo que provocará que la cabra se sienta unas veces alimentada y otras indigestada”, indicó Squirru.
En la misma línea, indicó que tendrá que aprender a poner manos a la obra en vez de contentarse con los pastos que crecen afuera del corral porque, si lucha por su independencia, podrá saborear los brotes más tiernos que se encuentran solo en las montañas más escarpadas.
Se recomienda al dragón (rata y mono) protegerse con el uso de ropa roja.
“Es un año para transmutar las relaciones familiares, amigos y colegas o jefes, ya que este año llamará al mono a ocupar lugares de mando y prestigio, lo cual podría provocar problemas con quienes sean capaces de guardar algún rencor o envidia hacia él”, repasó Squirru.
La buena o mala fortuna del gallo tendrá que ver con la alquimia entre las energías que se involucrarán con los distintos años de nacimiento. “El dragón tiene una relación privilegiada con todos los gallos, sin importar la edad u otros signos en sus cartas natales”, agregó.
Sin embargo, las combinaciones diarias y mensuales se asociarán de forma explosivas, y eso hará del ave un signo maleable al gusto del Tao.
Para el dragón 2024, la energía del perro es igual a la del desierto: está siempre expuesto al sol, sin nada que esconder.
“El desierto fue el fondo del mar y, un día, el sol llegó hasta lo más profundo para iluminar cada grano de arena. Ese es el intercambio que vivirá el perro, quien verá el descubrimiento de sus profundidades al tomar el trono del Suì Pò”, señaló Squirru.
De acuerdo a las predicciones de Squirru, el chancho puede pensar que este año será complicado por todo lo que implicará a continuación, pero comparado con el opuesto a su signo (2025), estos días bajo la batuta del “dragón serán un regalo”.
“Para vivir mejor las experiencias solo necesitará organizarse las horas de trabajo y estudio por medio de un diario y un calendario”, sentenció.
