Paraguay es hoy la sede de la 21ava cumbre anual iberoamericana, la cual va aprueba una declaración en defensa de los migrantes.
Hay más de 20 millones de migrantes iberoamericanos y una parte significativa de ellos están en la Unión Europea, donde las puertas e influencias que abren España y Portugal son claves.
Estas citas se iniciaron en 1991, cuando caía la Union Soviética y la bipolaridad mundial, y fueron el primer intento de América Latina de crear una asociación con otra región del mundo que no incluyera a los EEUU, que siempre ha dominado a la OEA; y también de España y Portugal con los países donde vive el 90% de los hablantes de sus idiomas nacionales.
A todos estos encuentros va el rey de España y también iba, hasta caer enfermo, Fidel Castro. Ambos mandatarios, pese a encontrarse en las antípodas políticas, se valieron de éstos para sus propios intereses.
El único Estado iberoamericano dirigido por un partido rojo (Cuba) pudo reencontrarse con su vecindario (del que había sido excluido al ser expulsado de la OEA al inicio de los sesentas) y tender puentes hacia la Unión Europea, con lo cual paulatinamente fue doblegando el bloqueo de EEUU.
El único Estado iberoamericano liderado por un monarca de sangre azul (España) fue tendiendo puentes hacia sus antiguas dependencias. Mientras Londres, Paris y Ámsterdam tienen mancomunidades que vinculan a éstas con sus ex colonias, Madrid era la única gran capital imperial europea divorciada de los países a quienes dominó y les dio su idioma y credo. Un lustro después de la I cumbre iberoamericana Lisboa creó una Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP).
Las cumbres iberoamericanas jugaron un rol clave en lograr disminuir el excesivo peso de EEUU en su ‘patio trasero’, en hundir al ‘Consenso de Washington’ y al panamericanismo, en dar paso a las cumbres bianuales entre América Latina y el Caribe con la Unión Europea y luego en generar un mejor clima para que se formen nuevos organismos como la UNASUR, la ALBA o la Comunidad de Estados de Latino América y el Caribe. .
La Comunidad Iberoamericana no puede transformarse en un bloque económico pues sus integrantes pertenecen a varios de éstos (como SICA, NAFTA, UNASUR o UE). Sin embargo, a diferencia de la Commonwealth, la Francofonía o la comunidad de lengua holandesa, la batuta no la tiene la antigua metrópoli colonizadora. España y Portugal no están en el Grupo de las 20 potencias, donde si están Argentina, Brasil y México.
Mientras la Commonwealth está liderada por la monarquía inglesa (a punto que los embajadores de sus otros 54 países ante ésta no se llaman como tales sino como ‘altos comisionados de la reina’), la casa real madrileña y la presidencia lusa tienen el mismo peso en la comunidad iberoamericana que la veintena de demás países.
La Comunidad Iberoamericana ya agrupa a todas las ex colonias hispanas independientes (Filipinas y Guinea Ecuatorial son asociadas) y bien podría integrar al Sahara Occidental (mostrando rechazo a su ocupación marroquí), a los 5 Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa, a Timor Este y a otras antiguas ciudades luso-hablantes de India y China.
Esta puede ayudar a Latinoamérica a tener un pie en la Unión Europea (donde muchos e sus nacionales adquieren la ciudadanía europea mediante pactos iberoamericanos) y a entrelazarse con mercados emergentes de zonas que antes hablaron portugués y español.