Lunes, 29 de Abril del 2024
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Tras la gran marcha británica

Publicado el 28/03/11

El sábado 26 de marzo Londres fue el escenario de la mayor marcha sindical británica de las últimas dos décadas. Varios diarios, incluyendo el conservador The Telegraph, estiman que unas 400,000 personas participaron en ésta, en tanto que los organizadores sostienen que sobrepasaron el medio millón de concurrentes.

Se trata de la movilización más grande que se ha dado contra el primer gobierno de coalición conservadora-liberal demócrata de la historia, el mismo que aún no cumple 11 meses en el poder. Es también la mayor protesta que se ha dado en la capital inglesa desde la de Marzo 2003 donde entre uno y dos millones de británicos salieron a oponerse a la guerra iraquí.

Ed Milliband, el nuevo líder del laborismo, ha comparado a dicho movimiento con el que consiguió el sufragio femenino o acabó con el apartheid surafricano. El gobierno, mientras tanto, ha contestado que ello no le obligará a cambiar su estrategia de ajustes que considera esencial para sacar al país de la recesión.

Ello no es una novedad. Blair y Brown tampoco retiraron sus tropas de Irak después de la megamarcha del 2003, pese a que gran parte de los que discursearon o participaron en ésta fueron laboristas. Durante los 17 años del régimen conservador de 1979-97 los ‘tories’ demostraron su capacidad de enfrentar grandes marchas y huelgas. Es más, incluso derrotaron una prolongada huelga minera y eliminaron la autoridad del Gran Londres haciendo que ésta sea la única gran capital del mundo sin una alcaldía durante década y media.

Sin embargo, este tipo de protestas sociales ha de tender a escalar. Los propios sindicatos hablan de que para este verano nórdico se podría dar una marcha aún mayor. Numerosas pancartas demandaban un paro general de 24 horas, cosa muy inusual en la historia nacional.

Por el momento el laborismo aparece alentando y controlando dicho movimiento. Este partido en si mismo no cuestiona los bombardeos sobre Libia (por lo que en dicha marcha no se vieron tantas pancartas rechazando esos ataques) y tampoco la necesidad de hacer varios recortes. Milliband quiere reformas menos drásticas y rápidas, apostando más a retener elementos de intervención estatal y de fomento del gasto público.
Su objetivo es utilizar el descontento para que su partido vuelva pronto al poder, incluso antes de que se cumpla el actual quinquenio gubernamental. Algo que navega en su favor es el hecho de que él ya ha llegado a liderar las encuestas antes de que el presente gobierno cumpla su primer aniversario.

Esto es algo inusual. Los conservadores y los laboristas fueron perdiendo la punta en las encuestas solamente en la recta final de sus últimos extensos periodos en el poder.

Las elecciones locales y el referendo de mayo se tornan claves para mostrar la reactivación laborista y para querer socavar al liderazgo de Nick Clegg en el liberalismo, a quien los ‘rojos’ acusan de haber dado la espalda a un eje ‘progresista’ para capitular ante los conservadores.
Gran Bretaña tiene la única democracia que no ha sufrido una guerra civil, una invasión, un golpe o una revolución en más de 3 siglos y donde no se repiten los mismos movimientos huelguistas de Europa. No obstante, el nivel de cortes que se avecina y la respuesta sindical puede abrir un periodo de fuertes protestas sociales.

Algo que se pudo percibir en la marcha es que ésta estaba llena de trabajadores blancos, muchos de los cuales no salieron a las calles contra la guerra de Irak. Es más, en la protesta del sábado pasado no habían muchas organizaciones étnicas, algo diferente a las marchas anti-guerra o pro-inmigrantes que antes se daban. Ello puede generar condiciones para una radicalización de amplias capas que antes se mostraban pasivas.

Gran parte de la media le ha dado mucha atención al hecho que algunos anarquistas atacaron negocios al salirse de la marcha. Brian Paddick, el oficial de la policía que fue el último candidato liberal para la alcaldía londinense, mostraba su sorpresa de cómo su fuerza pública, una de las más expertas del globo, pese a tener 4,500 efectivos destinados a vigilar a la marcha y a que los anarquistas venían publicitando vía volantes e internet sobre lo que iban a hacer, no pudo prevenir tales actos.

Estos actos, que la prensa presenta como vandálicos, pareciera que fueran permitidos para, al igual que como pasó con la marcha estudiantil, sirvan para desacreditar a la protesta y hacer que el gobierno presione a los laboristas para que dejen de promover que la gente salga a las calles.
Por el momento conservadores y liberales sostienen que dichas protestas no les dividirán ni harán caer su coalición. La cuestión está en saber si éstas terminan creciendo y acaban forzando nuevas elecciones generales en las cuales los ‘rojos’ quisieran volver al poder. El gobierno, mientras tanto, puede verse obligado a optar por medidas duras a lo Thatcher, con lo cual está por verse si los liberales les siguen o no se escinden entre ellos.

Lecciones de la hecatombe japonesa

El pasado 11 de Marzo Japón volvió a demostrar que es el país del mundo más proclive a sismos y también casi vuelve a sufrir una gran explosión nuclear, después de haber sido en 1945 el único pueblo en haber sido bombardeado atómicamente. El profesor escocés Iain Steward, en un especial que él hizo para la BBC, sostiene que este terremoto fue 600 millones de veces más poderoso que la detonación de Hiroshima hace 66 años.  En segundos éste hizo que la costa Este nipona se sumergiera hasta un metro y que se corriera 4 metros, produciendo un giro de un cuarto de metro en el eje de nuestro planeta haciendo que ello modifique la velocidad de rotación de la Tierra y levemente haga más cortos los días. Para el profesor irlandés John McClousy este sismo de 9 grados fue alentado por uno previo de 7.2 grados que se dio dos días antes. Si bien el impacto de éste sobre el otro tuvo una fuerza tan leve como la que se da con un apretón de manos, debido a que el subsuelo estaba estresado, es que ello fue como la gota que rebalsó el vaso. Varios de los 700 temblores que se dieron después han demostrado que el subsuelo de Tokio se ha ido estresando. Si bien las posibilidades de que ello genere pronto un terremoto en esa ciudad en cuyas inmediaciones viven 30 millones de nipones es algo hoy no muy probable, es inevitable que allí se vuelva a producir tarde o temprano un sismo. Todo terremoto produce dos ondas que viajan más rápido que el sonido. La primaria que los detectores localizan al instante y la secundaria, que viene después y que es la más letal pues samaquea todo. En dicho documental se veía la sesión del parlamento japonés cuando la TV anunciaba el inicio de la primera onda mientras todos los diputados seguían debatiendo normalmente y a los pocos segundos la remezón que produjo la segunda ola. Estos segundos son preciosos para prevenir, aunque el peor estrago lo causó el maremoto que fue llegando a las costas niponas entre 24 minutos a 3 horas después del terremoto. Un 40% de la costa de dicha nación está protegida por altos muros anti-Tsunami. Sin embargo, éste tuvo 10 olas que viajaban a un kilómetro de distancia cada una, algunas de las cuales  superaron los 10 metros de altura pasando por encima de dichas barreras creando una muralla que avanzaba arrastrando agua, lodo, concreto, fierro y hasta fuego hasta 10 kilómetros tierra adentro.  Todo ello produjo más de 10,000 muertos, 17.000 desparecidos y 500,000 desplazados. No obstante, ese número es menor a los 100,000 muertos que tuvo Tokio en 1923 y los 230,000 muertos de Haití 2010, pese a que la potencia del sismo de Marzo 2011 fue al menos una decena de veces superior a la de cualquiera de éstos.  Japón, donde ocurre un tercio de los sismos del mundo, lidera la industria antisísmica global.Una tercera tragedia que pudo haber hecho que Japón tenga un nuevo Hiroshima fue la explosión de 4 instalaciones de energía nuclear, la misma que se agravó debido a que el sismo destruyó los mecanismos para enfriar dichas plantas. Felizmente, según el profesor inglés Jim Al-Khalili  la radiación aérea ha sido contenida y nunca sobrepasó los 50 kilómetros a la redonda de la planta nuclear de Fukushima, a 240 kilómetros de Tokio. Un peligro mayor sería si esta radiación contaminase el agua y los alimentos, cosa que está por verse.Pese a todos los adelantos de la ciencia ésta se muestra incapaz de predecir cualquier sismo. No obstante, John Maclousy sostiene que ya se vienen desarrollando mapas que muestran los puntos rojos del planeta donde tarde o temprano tienen que darse sismos de gran escala, y donde deben desarrollarse construcciones y sistemas antisísmicos.



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