Walter Chinchay, abogado de Aurelio Baltazar, confeso asesino de la joven Barbara Mamani, explicó en RPP que su defendido cometió el crimen “en un momento de cólera” y porque “he notado en él una pasión obsesiva”.
El día del crimen, relató Chinchay, le manifestó que “era el último día que estaba con ella”.
Chinchay minimizó el horrendo crimen tras justificar la actitud de su defendido, pues “de cólera, emoción violenta le metió un golpe en la cara, ella cogió dos cuchillos con la intención de hincarlo, pero él se cuidó y en ese forcejeo el puñal se le hundió en el pecho”