Madrid. EFE
El matrimonio de un capitán español y una ñusta o princesa imperial peruana y el de su hija con un castizo militar son el objeto “imposible” del cuadro cusqueño anónimo del siglo XVIII que expondrá el Museo del Prado con motivo de la celebración de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo-ARCOmadrid 2019, que este año tiene al Perú como invitado.
Hasta el 28 de abril, el museo expondrá Matrimonios de Martín de Loyola con Beatriz Ñusta y de Juan de Borja con Lorenza Ñusta de Loyola, en el que se representan las alianzas religiosas y políticas entre los incas y los jesuitas en el Perú.
La exhibición de esta obra del virreinato del Perú se inscribe en el programa La obra invitada, patrocinado desde 2010 por la Fundación Amigos del Prado, que permite exhibir piezas únicas procedentes de prestigiosas instituciones que complementan las colecciones del Prado.
“Con este programa intentamos traer al museo alguna obra representativa de periodos históricos, geografías o artistas que han sido poco representados, como el arte del virreinato del Perú. Esta obra es interesante desde todos los puntos de vista: histórico, artístico e iconográfico”, aseguró ayer en rueda de prensa el director del Museo del Prado, Miguel Falomir.
Este ejemplo de pintura virreinal procedente del Museo Pedro de Osma, en Lima, pone en escena dos uniones matrimoniales en un mismo tiempo y espacio que tuvieron lugar con cuarenta años de diferencia y en zonas geográficas tan alejadas como la Península Ibérica y el virreinato del Perú.
“Es una composición imposible; una creación, un cuadro que relata dos situaciones. La pintura virreinal se ha entendido, en muchos casos, como una mera copia del arte europeo, que no merecía ciertos lugares de exhibición. A día de hoy está en alza la conciencia del arte mestizo”, declaró el director del Museo Pedro de Osma, Pedro Pablo Alayza.
El óleo sobre lienzo representa una primera boda efectuada en 1572, que unió al capitán español Martín García de Loyola con la ñusta o princesa imperial Beatriz Clara Coya, hija de Sayri Túpac, hermano del último inca rebelde, Túpac Amaru I.
El segundo matrimonio, celebrado en Madrid en 1611, corresponde al de la hija mestiza de la primera unión representada, Ana María Lorenza de Loyola Coya, con Juan Enríquez de Borja, nieto de san Francisco de Borja.
“Una de las fortalezas del Perú es el mestizaje, que no se ha detenido; no ha hecho más que multiplicase y rendir frutos. Prueba de ello está en la obra. En cierto modo, la presencia de este cuadro también es un homenaje a la compañía de Jesús”, señaló el embajador del Perú en España, Claudio de la Puente Ribeyro.
Aunque esta versión data de 1718, la composición se plasmó por primera vez durante el último cuarto del siglo XVII, en un lienzo de grandes dimensiones destinado al sotacoro del templo de la Compañía de Jesús en la antigua capital incaica, para finalmente ser reelaborada en reiteradas ocasiones y enviada a otros establecimientos religiosos.
“Es interesante observar el hecho de que los incas sean representados simbólicamente durante el siglo XVIII, ya que dice mucho del prestigio que mantuvieron a lo largo del periodo del virreinato los descendientes de los incas, que fueron los caciques de las autoridades locales descendientes de las familias incas más antiguas”, explicó Pedro Pablo Alayza, titular del Museo de Pedro de Osma.
Esta obra también resulta ser un elemento testigo del fenómeno cultural denominado “renacimiento inca”, impulsado por los nobles indígenas con el apoyo de ciertos sectores del clero y la aristocracia criolla.