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“No habrá paz para los malvados” de Enrique Urbizu

Publicado el 04/11/13

No habrá paz para los malvados es una película española, estrenada en 2011 y dirigida por Enrique Urbizu y protagonizada por José Coronado. La película se estrenó en la 59 edición del Festival de Cine de San Sebastián con muy buenas críticas y gran respaldo por parte del público.

El 10 de enero de 2012, la película1 de Enrique Urbizu fue nominada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España a los Premios Goya.2 El 19 de febrero, en la gala de los Premios Goya la película de Enrique Urbizu fue la gran triunfadora de la noche al conseguir 6 premios entre ellos el de mejor película, mejor director y mejor actor principal de las 14 nominaciones que tenia.

FICHA TÉCNICA

Título No habrá paz para los malvados

Ficha técnica

Dirección Enrique Urbizu

Producción Lazonafilms/T5 Cinema

Guion Enrique Urbizu

Michel Gaztambide

Música Mario de Benito

Fotografía Unax Mendía

Protagonistas José Coronado

Rodolfo Sancho

Helena Miquel

Juanjo Artero

Pedro María Sánchez

Nadia Casado

Younes Bachir

Karim El-Kerem

Abdel Ali El Aziz

Nasser Saleh

Juan Pablo Shuk

Eduard Farelo

Ver todos los créditos (IMDb)

SINOPSIS

 Madrid, principios del siglo XXI. Un día el inspector de policía Santos Trinidad (José Coronado), de camino a casa, ya muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarlo. Santos emprende una investigación destinada a localizar y a eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón (Helena Miquel), encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino. Santos y Chacón descubrirán muy pronto que lo que parecía un simple caso de tráfico de drogas es, en realidad, algo mucho más peligroso.

PREMIOS

 

XXVI edición de los Premios Goya

Categoría Persona Resultado

Mejor película Ganadora

Mejor director Enrique Urbizu Ganador

Mejor actor protagonista José Coronado Ganador

Mejor actor de reparto Juanjo Artero Candidato

Mejor guion original Michel Gaztambide

Enrique Urbizu Ganadores

Mejor música original Mario de Benito Candidato

Mejor fotografía Unax Mendía Candidato

Mejor montaje Pablo Blanco Ganador

Mejor dirección artística Antón Laguna Candidato

Mejor dirección de producción Paloma Molina Candidato

Mejor diseño de vestuario Patricia Monné Candidato

Mejor maquillaje y peluquería Montse Boqueras

Nacho Díaz

Sergio Pérez Candidatos

Mejor sonido Marcos de Oliveira

Nacho Royo-Villanova Ganadores

Mejor efectos especiales Raúl Romanillos

Chema Remacha Candidatos

IV edición de los Premios Gaudí

Categoría Persona Resultado

Mejor película europea Enrique Urbizu Candidata

 

TRAILER

 

 

 

 

El thriller es el ropaje que ha escogido el cineasta vasco Enrique Urbizu (Bilbao, 1962) para mostrar en su filme No habrá paz para los malvados, el desasosiego que se ha instalado en la España actual, no la de la “marcha” perenne, sino la que le ha tocado convivir con grupos extremistas, vaivenes políticos y una crisis económica de consecuencias aún imprevisibles.

La película, que planea proyectarse dentro de la programación del Festival de Cine Español 2012 -la copia aún permanece retenida en la aduana, junto con otras dos cintas de la muestra-, cuenta la historia de un detective de la policía madrileña alcohólico que se ve involucrado en un triple asesinato. ¿Su nombre? Santos Trinidad, un hombre que adapta a su conveniencia la ley a la que se supone debería servir para dar con el paradero de un testigo del crimen que podría poner fin a su carrera.
Pero no se trata de un film noir clásico, sino de un inquietante y oscuro símil acerca de los métodos usados por las fuerzas del orden para, paradójicamente, sembrar más caos en el caos moral de una sociedad que ha perdido sus valores.
A través del hilo telefónico, la voz de Urbizu suena igual de áspera y ronca que la del actor que encarna a Santos Trinidad, José Coronado.
—En retrospectiva, ¿siente que su película va más allá de lo que muestra?
—Sí. Hicimos No habrá paz para los malvados con la idea de que los espectadores se hicieran preguntas después de verla. Luego de los atentados islámicos del 11 de marzo de 2004 en Madrid –diez explosiones casi simultáneas destruyeron cuatro trenes de la red de Cercanías–, todos los españoles nos preguntamos qué pasó. Las actas del juicio dejaron claro que los servicios de inteligencia no se comunican entre sí, que estamos a merced de los extremistas, al azar… Es un panorama angustioso, así que quisimos hacer una ficción que estableciera un hilo directo con la realidad.
—¿El personaje de Santos Trinidad representaría, entonces, a los servicios de inteligencia?
—Santos es una metáfora de la falsa sensación de bienestar en la que vivíamos los españoles. Lo cierto es que mi país está sumido en el caos, tanto así que en la película se cuenta con un loco para salvar a la sociedad. Es desolador que si bien al principio la gente rechace al personaje, pues al final lo acepte como un héroe en medio de instituciones que funcional mal, o simplemente no funcionan.
—Aunque no se trate de un reflejo especular, el protagonista de No habrá paz para los malvados usa métodos similares a los de grupos como ETA o, también, de la extrema derecha.
—La sociedad civil está en medio de esas dos fuerzas. Recuerdo el caso de Julio Medem que cuando hizo su documental La pelota vasca. La piel contra la piedra (2003) fue acusado de proetarra por agrupaciones como Víctimas de ETA, cuando la verdad es que ninguno de sus representantes quiso declararle al momento de hacer su película. Desde que nací he sentido que estoy en ese vaivén de indefensión.
—¿El uso del thriller no respondió, pues, a un mero ejercicio de estilo?
—No. El thriller genera una reacción inmediata en el espectador, lo obliga a hacerse preguntas sobre el mundo en el que vive; en nuestro caso, sobre el caos que ha provocado la guerra sucia del Estado contra los grupos irregulares.
—La puesta en escena es asfixiante, viscosa, con momentos precisos de ultraviolencia.
—Me gusta el término viscosa. El thriller posee poco adorno. Es puro relato. Y aunque mi película no pretende ser un espejo de la violencia –recuerda que es una ficción–, hace que el espectador esté atento a todo lo que ocurre en pantalla, a recorrer el encuadre, a hacer un tremendo esfuerzo de atención.
—No es una película complaciente ni placentera, ¿cuánta gente la vio en España?
—La vieron 600 mil espectadores, lo cual no está mal para nuestro mercado. También contribuyó el hecho de que ganara seis premios Goya (incluidos los de Mejor Actor para José Coronado, Mejor Película y Mejor Director).
—¿Es pesimista con respecto al futuro?
—Soy pesimista con respecto al presente. O mejor dicho: soy realista, lo cual me lleva al pesimismo. Estoy convencido de que hay que creer en la gente, pero al ver las noticias me cuesta horrores.
—Lo mejor de su película es que no termina con un discurso moralista ni juzga a Santos Trinidad. ¿Cómo logró ese equilibrio?
—No me permito obligar a nadie a que asuma determinada posición moral. Intento ser neutral de manera positiva, quiero decir, dejar que el espectador saque las conclusiones. Nunca me planteé hacer un análisis psicológico o sociológico.
—En No habrá paz para los malvados repite con José Coronado. ¿Qué espera de un actor y qué le ofrece como director?
—La palabra clave es confianza. Es la tercera vez que trabajo con José. En el caso de Santos Trinidad, él estaba permanentemente informado de cómo Michel Gaztambide (coguionista) y yo íbamos desarrollando el personaje. Trabajamos juntos y en paralelo, y cuando llegamos al rodaje, él le aportó al personaje muchos más matices de los que estaban en el papel.
—¿Cómo ve a su país en este momento?
—Los españoles estamos desconcertados. Todo el país lo está. La sensación que tenemos es que hay una clara marcha hacia atrás, no hay tolerancia y el optimismo ha desaparecido.  “¿Qué demonios no está pasando?”. Esta pregunta me la hago todos los días.
—¿Tiene algún proyecto?
—A falta de futuro, seguir contando la realidad.
Por: Juan Antonio González

(Publicado en El Universal. Caracas, 21/10/2012)


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