Jueves, 12 de Diciembre del 2024
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Reflexiones: A medida que envejezco

Publicado el 24/09/13

Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos.
Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son.
Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.

Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad.

Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.

“Ser feliz es una decisión” , no nos olvidemos de eso.

Con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:

– a aprender a amar
– a dejar huella
– a ser felices.

Texto anónimo

A los niños les encanta actuar si sus padres están entre el público.

Un grupo de niños, antes de una actuación, estaban hablando acerca de esto…

– Mi papá es doctor, gana mucho dinero y tenemos una piscina.
– Mi papá es abogado, viaja a otros lugares y habla con gente muy importante.
– Mi papá tiene su propia empresa y tenemos nuestro propio avión.
Y el último dijo… “Mi papá está aquí”

Los niños consideran la presencia pública de sus padres como un símbolo físico de importancia y consideración, que es mucho más importante que cualquier otra cantidad de cosas materiales. Esté ahí para sus hijos hoy.

Ellos recordarán mucho más su presencia que sus presentes.

 



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