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Sólo 5 de cada 10 colegios públicos están aptos para implementar Quioscos Saludables

Publicado el 13/06/13

 

(Lima, 13 de junio de 2013)  De los 47,000 colegios públicos que existen en el Perú solo el 55% de colegios públicos cuenta con electricidad, el 50% está conectado a red de agua potable y el 41% está conectado a red de desagüe, es decir solo 5 de cada 10 colegios públicos está apto para implementar Quioscos Saludables, señaló Fernando Cáceres, director de Contribuyentes Por RESPETO en el Conversatorio “Ley de la Comida Chatarra en Debate” organizado por la Universidad del Pacífico el martes 11 de junio, donde también expuso el Dr. Manuel Peña de la Organización Mundial de la Salud.  

“El Congreso cita como “evidencia” de la efectividad de esta medida, un estudio de dos meses realizado en Uruguay, en el que se encontró que existía una vinculación entre el consumo excesivo de comida rápida, snacks, gaseosas, golosinas en los quioscos escolares y el estado nutricional de los niños; estudio que no podemos considerar en serio por no haber sido realizado en un lapso de tiempo estadísticamente significativo”, agregó. Mientras los estudios más serios como “JunkFood in Schools and Childhood Obesity” del Instituto RAND de Estados Unidos (2009) muestra que la venta de estos productos en colegios no incide en los hábitos de los menores de edad. 

“El punto de partida para promover mejores hábitos en los menores de edad es informar a los padres, profesionales de la salud y colegios para que eduquen a los niños, pues son los hábitos de los adultos donde se originan los mayores problemas de sobre-peso en el Perú”, agregó. El director de Contribuyentes Por RESPETO señaló que el exceso de peso aumenta exponencialmente conforme mayores se hacen las personas, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares del INEI (2009-2010). Así, entre 0-19 años el 15.6% presenta sobre peso, cifra que sube a 39.7% de 20 a 29 años y se dispara a 62.3% de 30 a 59 años. “Esta tendencia se debe en primer lugar al sedentarismo de los adultos y en segundo lugar a la ingesta de comida rica en grasa, azúcares y sodio. Lo que nos hace ganar peso es la diferencia entre lo que comemos y lo que gastamos diariamente”. 

De otro lado, señaló que la comida industrializada solo alcanza el 14% de la comida que se ingiere en el país. El resto, es comida preparada o en estado natural.  “Las comidas preparadas – como la comida criolla y las cadenas de comida rápida — tienen altos índices de azúcar, grasas y sal,  a la cual esta norma increíblemente deja fuera (a menos que utilicen insumos industriales); sesgo que solo puede explicarse en razones populistas y que envían un mensaje lamentable y confuso al consumidor: “en la tienda compra con mucho cuidado, en la calle come todo lo que quieras”, comentó.   

Finalmente señaló que también es preocupante “una vez más el Congreso ha adoptado una norma sin hacer un análisis costo-beneficio serio de los grupos afectados: bodegueros, supermercados, colegios, consumidores, fabricantes, trabajadores, y autoridades encargadas de hacer cumplir la norma. “Todos somos contribuyentes de esta sociedad y merecemos respeto de parte del Estado”, anotó.



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