Viernes, 26 de Abril del 2024
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El cerebro podría estar enmorado por años, según estudios

Publicado el 07/09/10

El cerebro puede permanecer profundamente enamorado por años, aseguró Helen Fisher, biólogo-atropóloga y experta de la conducta humana y atracción interpersonal.

Se escaneron los cerebros de personas de 50 años de edad y que en promedio llevaban 21 años de matrimonio. La investigación determinó que los recién enamorados tienen activada una zona que produce ansiedad, mientras que los que llevan años amando tienen esa área en calma.

“Todos ellos decían estar enamorados, no sólo sentían apego, y en todos ellos pudimos ver que sus cerebros tenían la misma actividad de los que aseguran haberse enamorado perdidamente hace poco”, aseguró.

La biólogo-atropóloga agregó que con ello demuestra que el amor y el estar enamorado puede durar con el tiempo, y no más de tres meses o tres años, como algunos estudios aseguran.

“Cuando nos enamoramos, en nuestro cerebro se activa una zona que produce dopamina, un estimulante natural del sistema nervioso que nos hace enfocarnos, mentalizarnos, tener más energía y movilizarnos hacia nuestro objetivo: la persona amada”, explicó a Europa Press.

Dicha actividad es tan evidente que puede verse en un escáner cerebral. El cerebro es tan sensible, que todo lo que hacemos, sentimos o pensamos deja una huella en él.

Pero, ¿qué nos hace enamorarnos de una persona y no de otra? Helen sospechaba que la biología nos hace más proclives a unos que a otros, y no estaba tan lejos.

Para encontrar la respuesta, confeccionó un cuestionario que contestaron más de 40 mil personas. “Con esos datos, confirmamos que la gente se divide en lo que yo llamó personalidades: el explorador, el constructor, el director y el administrador”. Cada uno de ellos está definido por las sustancias que generan en mayor cantidad.

El explorador (guiados por la dopamina) gustan de la aventura, es espontáneo, energético, creativo y curioso. “Un buen ejemplo es el Presidente Obama”, dijo Helen. Estas personalidades suelen buscar a sus parecidos.

Pero el “temperamento cerebral” o factor biológico no es el único en la ecuación, las claves culturales también importan. “La gente suele buscar parejas con niveles económicos, de inteligencia y belleza similares”, aclaró Helen. La religión y la política tampoco escapan, según un artículo publicado por El Universal.



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