Viernes, 26 de Abril del 2024
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¿Dónde están los leones del patio del Museo de Arte de Lima?

Publicado el 11/06/10

Dibujé uno de los leones de la fuente (o adorno de piedra o mármol, no lo sé exactamente, ya) que estaba en el patio, hace poco más de quince años, cuando estudiaba en el Museo de Arte de Lima: Historia del Arte, Dibujo, Serigrafía y Fotografía. Lo dibujé porque en esa época los ambientes del museo no solo eran espacio de aprendizaje y acercamiento al pasado, a la belleza y a la técnica del pasado y la actualidad, sino un lugar, prácticamente, como de recogimiento para el artista. Por lo menos así lo sentía yo. Qué importa si se lee ridículo cuando mis musos ya no están y eso es lo que importa hoy. Mis musos que juraría que también fueron de otros.

Un día, escapada de una clase o habiendo terminado alguna, fui a sentarme al patio, en donde entraba la luz del sol suave de abril o mayo, como solo entra en Lima cuando le da la gana de aparecer. Fui a sentarme para escribir o para pensar o para sentarme nomás, a no achicharrarme con un sol de otro sitio, sino con el solcete limeño, que quema caleta, sin que uno se de cuenta. En fin, de repente, vi con atención la cara de uno de los leones, con las fauces rugientes y los ojos prestísimos; abrí el cuaderno de dibujo y empecé y terminé con carboncillo y dedo. Por ahí está guardado el dibujo. Cartulina blanca y barata y carboncillos renegridos negros. Y la imagen de un león que no pudo quedarse en silencio. Y se lo llevaron junto a sus compañeros -espero que no los hayan mutilado-, que no recuerdo si eran dos o tres, ya. Han pasado tantos años…

Estuve en clases durante un año, creo. Vi exposiciones, películas, tomé café en la oscura y placentera cafetería, dibujé donde me dio la gana, escribí, aprendí a revelar fotos y no a tomarlas, fumaba tranquila sin que nadie jodiera por un poco de legal tabaco, reflexionaba, sentía, hice solo un par de amigos de temporada (bastante para mí). Tomaba solcito en un patio grande damerado y con unos leones que miraban hacia todos lados. Ahora ya no entra sol.

Luego de haber estudiado lo que pude, no volví a entrar más. Veía de vez en cuando desde afuera, los estragos de la inicial remodelación del museo, y su ultra-contemporáneo-fashion nuevo techo torcido e irregular, sobre el patio, donde ya no se inspirarían ni las cucarachas. Solo por eso, no volví más. Me rompieron mi museo. Apagaron el sol que no quemaba. Y se robaron los leones. Porque si nadie logra explicarme qué pasó con ellos: es un robo lo que hicieron.

¿Dónde están los únicos leones que le quedaban al museo? Porque sepan que no fueron los únicos. Cuando inauguraron el originalmente llamado Palacio de la Exposición, a fines del siglo XIX, le pusieron unos leones a la entrada de Paseo Colón (por donde se podía transitar), los cuales, como consecuencia de una batalla, nuestros congéneres de Chile, se llevaron como botín. Hoy están en Santiago y sinceramente, no dudo que por lo menos un grupo de chilenos sensatos esté de acuerdo en que los adornos, son nuestros y deberían retornarlos, igual que el Huáscar e incontables documentos históricos que pertenecen al Perú, y que el Gobierno de Chile, no ha cumplido en devolver. Pero ese es otro tema, cercano, pero no el tema. Esos leones de exterior se los llevaron los chilenos, pero los leones del patio, los desaparecieron peruanos. Y éso es más vergonzoso.

El tema es el de los leones que estaban en el patio del Museo de Arte de Lima, que ya no es patio y al que los nuevos peruanos le quieren llamar “mali”, como si hubiera imperativamente que abreviar todas las palabras porque hablar o escribir: cansa, así como les cansa a los estadounidenses (y no americanos) y viven abreviando todo menos la comida chatarra y las matanzas estúpidas cada vez más imberbes, literalmente.

Pero nadie recuerda los leones del patio. Me he sentido tentada por ir a la dirección del museo para preguntar por las figuras, o a la misma gerencia: ¿qué fue de los leones, dónde están, en la casa de quién están, por qué los extirparon, cuál fue el pretexto para ese acto vandálico contra la memoria de artistas y de quienes amaron vivir algunas de sus horas, en el inspirador y cálido Museo de Arte de Lima?

Publicado por Anahí Vásquez-de-Velasco Z. para Arbolaridad: blog-revista-agenda para el arte y la cultura el 6/09/2010 01:40:00 PM



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