El jefe del Ejército de Egipto, Abdelfatá al Sisi, ha anunciado el derrocamiento del hasta ahora presidente, Mohamed Mursi, y la suspensión de la constitución que rige el país. Asimismo, ha indicado que el vicepresidente del Tribunal Constitucional, Adly Mansur, estará al frente de la presidencia de Egipto durante el periodo de transición. Durante dicho periodo, el organismo tendrá autoridad para emitir declaraciones constitucionales.
En un discurso televisado a la nación, Al Sisi anunció que el presidente del Constitucional administrará la etapa interina y convocará elecciones presidenciales anticipadas, dentro de la hoja de ruta acordada por el Ejército con las fuerzas del país. El presidente tendrá todo el poder para hacer declaraciones constitucionales y para designar a un jefe de Gobierno con prerrogativas, dijo Al Sisi. Además, se formará un comité de expertos para enmendar la Constitución, según el plan trazado por Al Sisi, que estaba rodeado por líderes políticos además del jeque de la institución islámica de Al Azhar, Ahmed Tayeb, y el papa copto, Teodoro II.
El final del ultimátum del ejército egipcio a Mursi ha sido el esperado y fue recibido con gran júbilo en la plaza Tahrir, escenario de las multitudinarias concentraciones contra el gobierno de Musri. Horas antes del anuncio, blindados y tropas han cerrado todos los accesos a la plaza de Rabea al Adauiya, en el este de El Cairo, donde se congregan decenas de miles de islamistas seguidores del presidente Mursi, «para preservar la vida de las personas y evitar enfrentamientos» entre opositores y seguidores del líder islamista.
El ejército ha erigido alambradas y barreras en torno al cuartel de la Guardia Revolucionaria próximo a El Cairo en el que se encuentra trabajando Mursi, según testigos. Asimismo, también según testigos, vehículos blindados y de transporte de efectivos se han desplegando en una zona próxima al lugar en el que se está produciendo la principal concentración a favor de Mursi en la capital egipcia.
Por su lado, la agencia oficial Mena, que cita a otra fuente militar, aseguró que la jefatura de la Zona Militar Central de Egipto ha ordenado un fuerte despliegue en la plaza Tahrir y junto al Palacio Presidencial de Itihadiya, donde se congregan los opositores, y la plazas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, junto a la Universidad de El Cairo, donde se hallan los islamistas. Según esa fuente, el objetivo de los militares es «cumplir con el máximo grado de protección a los manifestantes en esta etapa crítica de la historia de Egipto».
Egipto entra en una nueva fase después del ultimátum de 48 horas que concedieron el pasado lunes a Mursi para que este atendiera «las demandas populares» de los millones de manifestantes que han exigido su renuncia. Uno de los asesores más cercanos a Mursi y alto cargo de los Hermanos Musulmanes, Esam Hadad, calificó los sucesos en Egipto de «golpe de Estado» y pronosticó que generarán mucha violencia. Mientras, en Tahrir cientos de miles de personas esperan, en un ambiente de euforia, el comunicado de los militares, que se han reunido con los dirigentes «religiosos, nacionales, políticos y juveniles» del país.
Momento antes del abrupto final de su gobierno, Mursi, el primer presidente democrático en Egipto, llamó a la constitución de un «gobierno de coalición y de consenso». Ese discurso fue descalificado por el jefe del Ejército Al Sisi, que aseguró que Mursi «no respondió a las demandas del pueblo». «Es mejor para un presidente, que de lo contrario devolvería a Egipto a los días de la dictadura, de los que Dios y la voluntad del pueblo nos han salvado, morir de pie, en lugar de ser condenado por la historia y las generaciones futuras por desperdiciar las esperanzas de los egipcios de establecer una vida democrática», decía poco después un portavoz de Mursi.