Miercoles, 15 de Mayo del 2024 
Irak debate qué hacer con las reliquias y monumentos dejados por Saddam Hussein en los años que gobernó el país con mano de hierro. Signo por excelencia de su megalomanía, este “Corán de Sangre” se llama así porque fue escrito con 24 litros que le fueron extraídos a lo largo de varios años para que un calígrafo copiase con ellos el libro sagrado de los musulmanes.
Al caer el dictador en 2003, un grupo de imanes escondió el libro y lo salvó de la ola iconoclasta que dio por tierra con las estatuas de Saddam y otros símbolos de su tiranía.
El diario británico The Guardian informa ahora que el Corán de sangre está guardado en una cripta de la gran mezquita de Bagdad, protegido detrás de varias puertas, cuyas llaves han sido distribuidas entre varios líderes religiosos para evitar que una sola persona pueda llegar hasta el preciado tesoro.
Algunos quieren borrar todo vestigio del paso de Saddam por la historia iraquí; otros creen que legados como éste deben ser conservados a modo de mal ejemplo, como testimonio de la locura del personaje, expresada en este acto que para unos puede ser catalogado como piadoso y para otros, sacrílego.
De momento, explica The Guardian, el libro permanecerá bajo llave, porque tanto una exhibición, como su opuesto -la destrucción del mismo- podrían desencadenar choques religiosos.
