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Calidez y sencillez caracterizaron presentación de Smashing Pumpkins en Lima

Publicado el 26/11/10

Lima, nov. 26 (ANDINA). Con una sencillez ajena a todo divismo, la banda de rock estadounidense Smashing Pumpkins cautivó a los aproximadamente cinco mil asistentes al Lima Hot Festival, encuentro musical al cual la referida agrupación le puso punto final esta madrugada.
A pesar de su aura de ser humano torturado, inmerso en disquisiciones existenciales, y pese a su fama de músico difícil, Billy Corgan, fundador, líder y único miembro original de este grupo, se las arregló para establecer una comunicación directa con el público, la cual hizo que se sobrellevaran mejor las fallas del equipo de sonido y se diera paso a improvisaciones oportunas y creativas. Y todo ello sin decir una palabra en castellano.

“¿Cómo es que llegaron al concierto a tiempo? Seguro que salieron de su casa ayer”, bromeó, refiriéndose al congestionado tráfico vehicular de Lima, del cual dijo haber sido víctima.

En otro momento pidió a una pareja de novios no pelearse en pleno concierto, contribuyendo así a generar un clima de familiaridad y relajo que también trasladó a sus jóvenes y virtuosos compañeros de grupo, con los cuales improvisó algunas piezas musicales, incluido un blues dedicado a la bajista Nicole Florentino.

La audiencia limeña –a la que se sumaron jóvenes provenientes de Ecuador y Bolivia- respondió cálidamente los esfuerzos de esta agrupación; una de las más representativas del denominado rock alternativo durante la década de 1990.

Fue precisamente una de las canciones de aquella época –‘Today’, de 1993- con la que Smashing Pumpkins iniciaron su participación. Detrás de ellos un decorado sencillo pero vistoso, adornado con luces de neón y dos molinos (o girasoles) mecánicos en constante movimiento, hacía las veces de escenografía.

Si bien la agrupación mostró nuevas e intensas canciones, como ‘Astral Planes’ o ‘Freak’, pertenecientes a su más reciente producción, Teagarden by Kaleidyscope (que puede ir descargándose gratuitamente desde www.smashingpumpkins.com a medida que va culminando su grabación), las más celebradas fueron aquellas que por derecho propio se han convertido en clásicos de los años 90; entre ellas ‘Bullet with Butterfly Wings’, quinto tema de la noche, con el cual la euforia se desató del todo.

Composiciones de ese tipo, en las que conviven instantes de calma y explosiones de distorsión guitarrera, caracterizan el estilo de componer de Corgan y también el perfil de su banda sobre el escenario. Así, los cuatro músicos brindaron interpretaciones muy emotivas de, por ejemplo, ‘Cherub Rock’ y ‘Tonight, Tonight’; por mencionar solo dos de las piezas sobre las cuales este grupo cimentó su reputación.

En sus letras Corgan también le da espacio al comentario social, sin dejar de lado su introspección y poesía, como en la ruidosa ‘United States’, pieza relativamente reciente (proviene del disco Zeitgest, de 2007, con el que volvió a utilizar el nombre de Smashing Pumpkins tras un largo receso), en la que llama a una “revolución” Al final de su interpretación, el músico ensayó los compases del himno nacional de su país y, al estilo del desaparecido Jimi Hendrix en el festival de Woodstock, tocó la guitarra con los dientes.

Otras improvisaciones llegaron del lado del baterista Mike Byrne, un joven de 20 años, que en varios momentos del concierto se robó la atención de la audiencia con sus solos, desplegados sobre un kit de percusión que, por lo inmenso (hasta un gong tenía), parecía exagerado hasta para una banda de rock progresivo.

Luego de ‘Tonight, Tonight’, el grupo se retiró, pero sería Corgan el único en retornar al escenario para cantar -respaldado por una cinta pregrabada pero con la misma calidad vocal que se le conoce en sus discos- ‘Disarm’, uno de los más grandes éxitos de su banda y, además, una de las más difíciles de reproducir en directo, ya que fue grabado con una orquesta sinfónica.

El contrapeso necesario y final a esta melancólica balada, se dio con ‘Heavy Metal Machine’, canción de inicios de esta década, cuyo título describe con propiedad su contundencia sonora. El cuarteto aprovechó estas coordenadas para prolongar durante varios y psicodélicos minutos la duración del tema, recurriendo a efectos de distorsión y acoples.

Luego de ello, y siendo ya de madrugada, poco podía agregarse en los oídos de los presentes, que empezaron a salir del estadio de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos sonrientes y con comentarios positivos en los labios. Después de todo, habían sido dos horas de Smashing Pumpkins, pero, en total, seis de buen rock.

EL RESTO DEL CARTEL

Antes de la agrupación estadounidense, el grupo galés Stereophonics brindó una correcta actuación durante poco más de una hora. El hecho de que sus discos hayan sido poco difundidos en Perú (y, en general, en toda América), no impidió que un grueso contingente del público cantara de comienzo a fin varios de sus temas y que incluso les mostraran banderas peruanas con el nombre de esta banda incluido en el centro.

Encabezados por el carismático Kelly Jones, cantante y guitarrista, los músicos británicos empezaron a mostrar sus habilidades con ‘The Bartender and the Thief”, una de sus mejores composiciones. La siguiente pieza –‘A Thousand Trees’, proveniente de su primer disco, editado en 1997- mantuvo la buena impresión para quienes recién los conocían.

‘Superman’ no dejó lugar a dudas de que esta no es solo una banda de esas que recurre a lo melódico antes que a la originalidad. La estructura roquera y en cierto modo impredecible de esta composición no dejó lugar a la indiferencia, a pesar de las garrafales fallas técnicas que durante su ejecución privaron de salida de sonido a la columna izquierda de amplificadores y parlantes.

Smashing Pumpkins también padecieron de similares deficiencias, pero estas ya se habían iniciado con la presentación de Leusemia.

La banda de Daniel F. afrontó estos imprevistos con su dosis habitual de temas emblemáticos de influencia punk (‘Al colegio no voy más’, ‘El asesino de la ilusión’, ‘Pedro Marmaja’) y una sorpresa titulada ‘Como un revolver en la noche de ayer’; canción con un sonido ‘noventero’ inusual en la influyente banda nacional.

El músico limeño también aludió a la celebración, ayer, del Día de la No Violencia contra la Mujer, y dedicó a esta lucha ‘Dunas de Sal’; una de sus más bellas composiciones.

Antes de Leusemia, La Mente había desplegado sus ritmos basados en el reggae, el dancehall y el rap, así como sus diseños visuales, proyectados en pantallas gigantes.

Los vocalistas Nicolás Duarte y Ricardo Wiesse, acompañados por tres eficaces músicos, brindaron un set sin fisuras de ritmo e intensidad, que se inició con ‘El fuego de Mesa Redonda’ y culminó, trepidante, con ‘Los enfermos’, una suerte de declaración de principios de esta; una de las bandas locales más exitosas.

El Lima Hot Festival fue inaugurado por Space Bee, grupo capitalino que ejecutó con bastante buen oficio un set de canciones en inglés, tributarias en buena medida del rock alternativo británico de la década de 1990. Con la luz del sol aún brillando, ellos le dieron el punto de partida a una reunión musical que acabaría ya empezado el día siguiente.



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