Jueves, 28 de Marzo del 2024
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Los contagios y los muertos en Italia caen ligeramente

Publicado el 23/03/20

Es todavía muy pronto, pero el balance de víctimas y fallecidos por el coronavirus en Italia es ligeramente esperanzador. Después de dos días seguidos con un drástico aumento de muertos (el viernes hubo 627 y el sábado, casi 800), este domingo se redujeron, con 651 fallecidos en sólo 24 horas. Son 142 menos que el día anterior. También decrece el número de nuevos enfermos, que el sábado fue de más de 4.800, y el domingo de más de 3.900. “Todos esperamos que estos números puedan confirmarse en los próximos días, pero no podemos bajar la guardia”, avisó el jefe de la Protección Civil italiana, Angelo Borrelli.

En total, ya son casi 60.000 los italianos que han contraído el virus, entre los cuales 4.500 que han perdido la vida y 7.024 que se han curado. El presidente del Consejo Superior de Sanidad italiano, Franco Locatelli, subrayó el valor de la “caída leve” de muertos y contagiados, una “señal que llega cuando comienza a acercarse a la distancia temporal en la que queremos ver señales de las medidas de contención que hemos tomado”, dijo en una rueda de prensa. Es presumible que el número de fallecidos aumente en los próximos días, ya que todavía hay más de 3.000 personas que se encuentran en cuidados intensivos.

Esta caída que Italia espera que se convierta en tendencia esta semana –que será clave porque podría indicar que se ha llegado, o se está a punto de llegar, al pico de contagios– tiene lugar cuando están por celebrarse los 14 días desde que el primer ministro, Giuseppe Conte, decretara el confinamiento de todo el país. Los expertos italianos han repetido que los tiempos en los que los enfermos deben mostrar síntomas van entre los cinco y los doce días desde el contagio, con lo que el balance podría señalar que la contención en Italia podría haber funcionado. De momento son sólo brotes verdes, pero el contagio en Lombardía, la región más afectada, ayer se redujo a la mitad, dijo el consejero de Sanidad Giulio Gallera.

La situación en Lombardía sigue crítica, donde las UCI de los hospitales están completamente saturadas. Más de 3.450 de los fallecidos italianos han tenido lugar en esta región. Allí llegó ayer una delegación de médicos cubanos para ayudar a los lombardos, exhaustos tras semanas de lucha. Un 10% de los sanitarios italianos se han contagiado, y una veintena de médicos han perdido la vida con esta infección. Los cubanos se añadieron a la ayuda internacional que ya ha ofrecido China, con expertos de la Cruz Roja y 31 toneladas de equipo médico; Rusia, con nueve aviones con personal y material sanitario; y hasta los evangélicos de EE.UU., que han enviado un hospital de campaña. La República Checa ha sido menos solidaria: según retransmitió el Giornale Radio Rai, el país ha secuestrado más de 100.000 de mascarillas y miles de respiradores que había enviado China y estaban de camino hacia Italia.

La Repubblica añadió que tras una intervención de la Farnesina, Praga se comprometió a enviar los suministros. El ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, anunció que hasta anoche ya habían llegado con éxito 1,5 millones de mascarillas desde Egipto, 40.000 desde India, 2,5 millones desde China y 2 millones desde Europa.

En la península transalpina ya no queda mucho por cerrar. Este lunes será el primer día laborable en que los trabajadores de las fábricas del país que no se dedican a producir bienes de primera necesidad se quedan en casa. El sábado por la noche, Conte recogió el guante de las regiones más afectadas y ordenó cerrar todas las actividades productivas del país excepto las que tienen que ver con cuatro grandes áreas: logística y transportes, fármacos y sanidad, energía y agroindustria. También seguirá abierta la industria de defensa y aeroespacial, considerada estratégica. Seguirán operativos los servicios postales, bancarios y los veterinarios. Pero esta decisión de facto paraliza la actividad económica de la tercera economía de la zona euro. “Es la crisis más difícil que el país está viviendo desde la Segunda Guerra Mundial. La muerte de tantos ciudadanos es un dolor que cada día se renueva”, declaró el premier en una comparecencia nocturna.

Desde las autoridades sanitarias insisten en que ahora que las medidas de prevención del contagio han llegado al máximo posible en lo que tiene que ver con el ámbito de las actividades sociales y laborales –también se han cerrado aulas, teatros, cines, estadios y cualquier negocio excepto los básicos, como supermercados y farmacias– es el momento de incidir en la importancia de evitar los contagios dentro de las familias. Locatelli cree que es “fundamental” que en los contextos intrafamiliares se aísle completamente a los miembros que han contraído el virus.

Las regiones más afectadas arrastran a Conte hasta el cierre completo

Conte tomó la difícil decisión de paralizar la actividad productiva del país horas después de que lo hicieran autónomamente las regiones de Lombardía y Piamonte. En Italia, prácticamente igual que en España, la competencia de la Sanidad depende mayoritariamente de las regiones, y estas últimas semanas los territorios han sido quienes han empujado en todo momento a tomar decisiones al Gobierno. El choque frontal tuvo lugar hace tres semanas, al principio de la epidemia en Italia, cuando algunos territorios optaron por cerrar escuelas sin el aval del Gobierno central. No era sólo un asunto de partidos de la oposición (como la Liga, que gobierna Lombardía y el Véneto) ya que la región de las Marcas, gobernada por el Partido Demócrata (PD) también quiso cerrar las aulas sin tener ningún gran brote activo.

“El Gobierno ha ido siguiendo la líneas de las regiones, que se han anticipado en los tiempos. Conte al principio se decantó por la línea de la prudencia, pero las regiones tenían más información de los hospitales y tenían clara la gravedad del asunto”, explica Lorenzo Castellani, politólogo de la universidad Luiss de Roma. El gobernador de Lombardía, Attilio Fontana, un importante liguista, ha sido el más beligerante en pedir acciones drásticas al Gobierno. El viernes incluso reclamó al Ejecutivo que desplegase el ejército en la región como efecto disuasorio, algo que terminó sucediendo con varios militares patrullando las calles de Milán. Pero Castellani subraya que no se trata de un enfrentamiento entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y el PD, las formaciones gubernamentales, sino más bien de un desencuentro entre Roma y los territorios. El líder de la Liga, Matteo Salvini, al principio tampoco tenía tan claro que el cierre total del país fuera a ser la solución. “La Liga tradicionalmente ha defendido los negocios del norte, llegar al nivel de pedir cerrar las fábricas demuestra que la situación sanitaria era muy grave”, razona el politólogo.

Pese a los desencuentros, el primer ministro italiano está saliendo bastante reforzado con su gestión durante esta crisis. Comenzó a liderar el Ejecutivo como un completo desconocido hace casi dos años y ahora la prensa y la opinión pública le considera una figura institucional que está dando la cara ante los tiempos más oscuros de Italia. Falta ver si cuando todo esto termine los italianos serán benévolos, o le harán caer como chivo expiatorio por los difíciles tiempos económicos que están por venir. El descalabro si el cierre de las fábricas se prolonga –de momento, decretado hasta el 3 de abril– será mayúsculo.



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