Jueves, 28 de Marzo del 2024
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HAY CHAPULIN PARA RATO

Publicado el 25/02/12

Cuando los artistas son llevados a los altares de ídolos, el gran público lo adopta en sus corazones y, así como gozan y bailan al compás de sus canciones, también sufren en sus adversidades dentro y fuera del escenario. Así es, por eso fuimos en busca de la verdad sobre la salud de un grande y querido de la música “chicha”, Julio Edmundo Simeon Salgueran, mejor dicho en todos los idiomas, “Chapulín el dulce”, voz y figura de los intercontinentales “Shapis”. Con el mismo carisma y humildad en sus palabras, se encargó de derribar todas las especulaciones en su entorno personal. Y le creo, porque hemos compartido interminables momentos en el maravilloso mundo musical andino.

-Julio, mucho se habla sobre tu estado de salud.

“Tú me acabas de ver cantar, al lado de de Jaime Moreyra, mi compañero de toda la vida. Con el corazón en la mano y el cariño de siempre les puedo decir que hay “chapulín” para rato. Me siento como canon, gracias a Dios. Claro, han dicho e inventado que sufro de seria enfermedad y, lo que puedo confirmar es que el tiempo no se detiene, quizás la diabetes y las complicaciones de presión, han mellado mi peso. Y lo que puedo decir, es agradecer a todos mis fans, por preocuparse.”

Efectivamente, fue un privilegio estar en primera fila, en el “60 Aniversario de APDAYC”, fascinado y gozando con los acordes y canciones de los “Shapis”, aunque con un “Chapulin” más delgado, sin la agilidad para divertirnos con su gracioso “saltito y media vuelta en el aire”, pero si deslumbrando con su prodigiosa voz.

 –Entonces, ¿por qué tanta vitalidad?

“Por la disciplina de vida que llevamos en los 30 años de la agrupación. Claro, que tomamos nuestra cervecita, casi siempre haciendo un salud con nuestro publico, a manera de corresponder el aprecio, pero ahí queda todo. Es que el público se merece nuestro total respeto y estar bien parados en el escenario. En mi camino personal, es igual, transitando con la mayor naturalidad, de vida sana y limpia. Jamás estaré en los titulares como noticia de escándalos. Hay que pisar tierra, de eso se trata.”

-Más de uno cuestiona el nombre “chicha”.

“Efectivamente, continúa la confusión y no hay precisiones. Nosotros hacemos música tropical peruana o si quieren, tropical andina, pero hay que reconocer que este género se ha comercializado como “chicha”. No somos los pioneros de este ritmo, pero modestamente sentamos base para la consagración de esta música que hace tiempo cruzo nuestras fronteras.”

Razón no le falta a “dulce”, porque se han dado más de una vuelta tocando y encantando con sus imperdibles “chicha”, en más de un continente, como los memorables conciertos en Francia. Desbordando de alegría y nostalgia a las comunidades peruanas al compas de “El aguajal”, “La Novia”, “Ambulante soy”, “Ladrón de amor”, “Cervecita”, “Chofercito carretero”, hasta “De ambulante a magnate” inspiración del connotado periodista “Chema” Salcedo.

-Julio, dicen que existe rivalidad marcada con las agrupaciones de la costa.

“Esa fue exactamente una imaginación, quizás para crear titulares. Claro, como en todo hay celos profesionales, pero más allá no hubo más conflictos. Al menos, nosotros desde que llegamos de Chupaca, Huancayo, hemos mantenido la hermandad, si en parte de nuestros inicios figura el querido Lorenzo Palacios “Chacalón”.

Precisamente, sus palabras tienen veracidad y transparencia, porque en la cena de gala de APDAYC, ante invitados y autoridades internacionales, tocaron y cantaron juntos, como los dioses, los patriarcas de la cumbia peruana. Imagínense, “Chapulin el dulce, cantando al ritmo de la primera guitarra de Jaime Moreyra, Marino Valencia Garay, director de los “Diablos Rojos”, el de “Pedacito de mi vida” y al compas de Beto Cuestas, figura indiscutible de los fabuloso “Ecos”.

-La chicha sigue “fermentando”.

“Ja,ja,ja. Y esta más rica, sigue en vigencia. Acaso no es cierto que en Lima hay innumerables hermanos provincianos, igualito, nuestra música no tiene distinción de razas y clase social. No es casualidad que a través de nuestra música, logramos llegar a la preferencia nacional, como mediante nuestras películas y series, mostrando por todo lo alto la identidad del peruano de tierra adentro.”

Ahí  están efectivamente, la película “Los Shapis en el mundo de los pobres” y la serie por Frecuencia Latina “Chapulin el dulce”, donde se lució como actor.

Fiel a su costumbre, Los Shapis, que significa danza guerrera, se encumbró y brillo una vez en el concierto sonado, con los maestros de la cumbia, para dejar por todo lo alto la marca Perú..

Por Marcos Mendoza



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