Miercoles, 24 de Abril del 2024
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Arte para lucir exposición de joyas italianas de autor

Publicado el 09/06/12

 

Hasta el 22 de junio el Instituto Italiano de Cultura expondrá  en el Museo de Osma (Av. Pedro de Osma 421, Barranco) la colección de joyas de autor de la Fundación Sartirana de Arte de Pavia. Se trata de un conjunto de joyas diseñadas y creadas, entre 1950 y 2000, por importantes artistas italianos, entre los cuales encontrarnos a grandes pintores y escultores de siglo XX, como Arnaldo Pomodoro, Fausto Melotti, Emilio Scanavino y Pietro Consagra.

La muestra, que se presenta por primera vez en Latinoamérica, pone en evidencia la creatividad de estos 41 artistas, quienes a través de la experimentación de nuevos y a veces, insólitos materiales, lograron desarrollar propuestas innovadoras, creando verdaderas obras de arte.

Es importante destacar que muchos de estos artistas buscaron la orfebrería como una forma de explorar otros lenguajes, pero tenían ya un lenguaje en la plástica. Es por ello que esta tiene una excepcional singularidad, ya que por primera vez la “Fundación Sartirana” muestra simultáneamente obras gráficas que estos artistas han creado en el curso de los años. Protagonistas de la muestra son por lo tanto también las gráficas de nuestros orfebres en una combinación bajo la bandera del binomio “artistas orfebres – orfebres artistas” podemos pues admirar también las gráficas de orfebres como Arnaldo y Giò Pomodoro, Oddino Benevelli, Pietro Consagra, Lucio Fontana, Marco Lodola y tantos otros hasta llegar a Fausto Melotti y Emilio Scavino.

 

Vestir el cuerpo: arte para lucir (algo de historia)

En 1980, la provincia de Pavía, con el Centro de Estudios de la Lomellin, comenzó a crear una colección de joyería para el cuerpo, diseñada por los artistas italianos más importantes y realizada por los artesanos orfebres de Lombardía.

La idea nació en Milán, durante una cena de amigos y artistas -Fausto Melotti, Pietro Consagra, Arnaldo Pomodoro, Mauro Staccioli- durante la cual Melotti propuso la idea de retomar experiencias históricas, sobre todo las romanas, que llevaron a la creación de la primera exposición de joyas de artista en la Galería Nacional de Arte Moderno, por decisión de su directora Palma Bucarelli.

En 1973, en la guía del Museo, la directora escribía:

“… en el arte moderno la joya tiene un significado nuevo. No es solo un adorno con sentido naturalista o alegórico, sino es el medio por el que la obra de arte se pone en contacto directo, físico, con la persona. Así, se encuentra en otro nivel, el del valor dedicatorio y casi ritual que la joya tenía en las sociedades primitivas”.

Estamos a principio de los años ’70, que podemos considerar como una suerte de “punto final” de importes experiencias anteriores.

De hecho, desde la primera postguerra Mario Masenza encargaba a los artistas de Roma de aquellos años (Edgardo Mannucci, Afro y Mirko Basaldella, Giuseppe Uncini, Franco Cannella y otros) joyas innovadoras para una clientela sofisticada y exigente.

Masenza privilegiaba la joya de fusión o trabajada a mano por el artista, que se caracterizaba por el coloquio del oro con el coral, con las piedras preciosas, en un delicado juego cromático.

Objetos únicos, expresión de un gusto que rompe con la tradición de la gran joyería de color, recuperando las experiencias históricas de la orfebrería de las excavaciones arqueológicas del área mediterránea.

Fueron luego los hermanos Fumant¡ (Danilo y Massimo) quienes recogieron el mensaje, convocando a su taller a Mario Ceroli y Giuseppe Caporossi, a Nicola Carrino y otros artistas para realizar objetos de líneas más sobrias y de tonos más modernos, algunos de ellos destinados a celebridades del cine como Lyz Taylor, Pamela Tiffin y Ava Gardner que, en Roma, hacían shopping en los años de la “dolce vita”.

En los mismos años en Milán, donde ya trabajan Arnaldo y Giò Pomodoro, fue el cuñado de ellos, Giancarlo Montebello quien dio un nuevo giro a la joyería entendida como un arte para usar, vinculando la elaboración de las piezas a los nuevos procesos que se comenzaron a definir en el clima y en la “cultura del diseño” que han caracterizado a la capital lombarda.

Con Montebello trabajan Lucio Fontana y Pietro Consagra, junto a muchos artistas internacionales, entre quienes Montebello se convirtió en intérprete y el refinado ejecutor de piezas en copia, incluso en materiales no preciosos.

Si este es el antecedente glorioso, el desafío de renovación de la orfebrería italiana, nacido en la ya citada cena de Milán, no lo es menos.

La evaluación común es que las vitrinas de los joyeros están llenas, salvo raras excepciones, de “baratijas”, todas iguales o similares, cuyo único “precio-valor” está dado por el peso en quilates de las piedras y el oro. Melotti fue el primero en elaborar dos hojas de notas a lápiz y crayón de color, con ideas para collares y aretes. Consagra y los hermanos Pomodoro, junto a los ya comprometidos Giacomo Benevelli y Alberto Ghinzani, Mauro

Staccioli, en breve realizarán otros proyectos, cuyos prototipos frescos de fusión fueron presentados en el Castillo de Sartirana en 1984, en una muestra que hoy podemos definir histórica y fundacional de una nueva época para el placer de adornarse.

Ivo Misani, otro orfebre y artista de raza, sostiene la iniciativa y patrocinó el primer pequeño catálogo, del que nació el proyecto de constitución de un museo especializado que la Fundación Sartirana se comprometió en realizar.

Con los apoyos económicos de la provincia de Pavía y de la región Lombardía, se iniciaron las compras de joyas históricas de artista de los coleccionistas y, también, de comerciantes y de subastas.

Continuó, igualmente, la actividad de producción de prototipos, destinados a convertirse en pequeñas producciones en serie, en colaboración con artistas diseñadores y con artesanos orfebres productores. También se dio inicio a conversaciones con artistas artesanos y artesanos artistas de otras áreas geográficas. Con Paolo Spalla de Valenza (Piamonte), con Paola Crema y Roberto Fallani de Florencia, con Alberto Giorgi en Fano (región Marcas), con Padua y sus maestros (Pinton, Babetto, Zorzi, Corvaia, Rinaldi). Pero también Milán promovía personajes como Olga Finzi, Gabriele De Vecchi, James Riviere, Alba Lisca, Bice D’Errico, Mario Maioli, Efrem Guidi y otros creadores de adornos que llegaron a ser partners del museo ya constituido.

En 1991, en el Castillo de Belgioioso (Pavía) se realizó la primera muestra de adornos (ORNAMENTA), de la que nace el proyecto de un volumen que la editorial Electa publicó en 1995, también en inglés, en ocasión de la gran exposición presentada en el Diamantmuseum de Anversa (Bélgica). Se había dado inicio al recorrido de promoción del arte de la orfebrería italiana.

Paralelamente continuó el aumento de la colección que, propuesta por el Ministerio de Relaciones Exteriores como bandera del Made in Italy de singular calidad y excelencia, dio inicio a una larga e ininterrumpida serie de muestras en los más importantes museos extranjeros.

De Estambul a El Cairo, de Singapur a Kuala Lumpur, de Ankara a Tel Aviv, de Buenos Aires a Beirut, Damasco, Túnez y Chipre, y también Rabat y Bucarest. Posteriormente nuestras joyas han brillado en cinco capitales de los Países del Golfo y en la Royal Gallery of Arts

de Amman. ¡Nunca en el nuevo mundo! El arte de la joya italiana comenzará a explorarlo… partiendo del Perú.

Giorgio Forni

Director

Fundación Sartirana Arte



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