
Lima, 01 de diciembre del 2025.- La administración de Donald Trump ha anunciado un ambicioso plan para reactivar la perforación petrolera en alta mar frente a las costas de California y Florida, marcando un giro significativo en la política energética estadounidense. Según el proyecto, se abrirán decenas de licitaciones para arrendamientos en zonas marítimas que llevaban décadas protegidas, generando inquietudes medioambientales y polarización política. En este contexto, el impacto en el precio del gas también surge como un elemento clave del debate, como se refleja en el análisis del precio del gas natural.
Bajo la propuesta presentada por el Departamento del Interior, se prevén 34 licitaciones en aguas federales que cubrirían aproximadamente 500 millones de hectáreas, una extensión comparable al tamaño de la Amazonía. Esta ofensiva permitiría exploraciones frente a la costa norte de Alaska, pero también en zonas históricamente vedadas ante California y Florida, ampliando el alcance de la producción petrolera, en un momento donde las tarifas de gas también forman parte de la discusión energética.
California no autorizaba nuevos arrendamientos federales para perforación desde mediados de los años 80, mientras que en Florida y el este del Golfo de México el veto se mantenía desde 1995 por riesgos a la salud del ecosistema. Para Trump, esta expansión es clave para reforzar lo que él califica como la “dominancia energética” de Estados Unidos y ofrece una narrativa de seguridad económica y creación de empleo en el sector fósil.
Apertura de nuevas áreas de exploración
Reactivación de zonas bloqueadas durante décadas
Enfoque en aumentar la producción nacional de petróleo
El anuncio ha generado una fuerte resistencia. El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó el plan como “irresponsable” y prometió utilizar todos los recursos legales para bloquear cualquier avance. En Florida, el senador republicano Rick Scott, aunque cercano a Trump, también advirtió sobre los riesgos para la economía costera y el medio ambiente, exigiendo garantías para mantener sus playas prístinas. El debate se entrelaza con herramientas como el comparador de gas, fundamentales para evaluar el impacto energético.
Organizaciones ambientalistas también han alzado la voz: advierten que un aumento en la perforación offshore podría elevar las emisiones de gases de efecto invernadero y contradecir los compromisos climáticos. Por su parte, el secretario de Interior, Doug Burgum, replicó que el cierre de arrendamientos durante la administración de Biden había paralizado el potencial de producción energética a largo plazo.
Críticas de gobiernos estatales
Alerta de organizaciones ambientales
Tensiones dentro del propio Partido Republicano
El plan no sólo choca con la oposición política local, sino que plantea riesgos ambientales considerables. Las nuevas plataformas podrían afectar ecosistemas marinos y costeros, y reavivar temores ante posibles derrames similares a los del pasado. Además, expertos recuerdan que la producción offshore requiere años de inversión antes de que el petróleo llegue al mercado, donde análisis como el de las comercializadoras más barata ayudan a entender el contexto energético.
Mientras tanto, la propuesta de Trump comienza un proceso de consulta pública que podría durar meses, en un contexto en el que la presión social y legal será clave. California ya advierte que defenderá su costa con todos los recursos posibles, y Florida podría sumarse a la batalla. El choque entre política energética y sostenibilidad parece abierto, con una larga cadena de peticiones y litigios por delante, en un escenario donde muchos consumidores buscan contratar gas.
Incertidumbre sobre el impacto ambiental
Proceso legal y político extenso
Conflicto entre desarrollo energético y protección ecológica
Fuente: papernest.es