AB InBev es una empresa belgo-brasileña, considerada la mayor fabricante de cerveza en el mundo. Produce cervezas de marca global como Stella Artois, Corona Extra y Budweiser. ‘’En 2012, compró el 49 % de Grupo Modelo por 20.100 millones de dólares. De esta forma, adquirió una cuota de mercado del 57 % de las marcas cerveceras más representativas de México, como: Corona, Pacífico, Victoria, León, Barrilito y Estrella’’, sostienen en Alimentos & Bebidas de SWEETESTHOME.
Sin embargo, en esta ocasión, sus aspiraciones han sobrepasado todo límite. AB InBev y Budweiser han desarrollado un estudio sobre cómo será la elaboración de cerveza en los próximos 100 años. Para ello, han trasladado las cerveceras a 2021, y han investigado cómo será la cultivación de la materia prima en Marte.
En este ambicioso proyecto han participado científicos de diferentes instituciones. Los expertos del Centro Global de Investigación de Cebada (GBRC) de AB InBev, con sede en Colorado (Estados Unidos). El objetivo de las compañías es explorar el crecimiento de ingredientes naturales de la Tierra en el espacio. También formaron parte de este trabajo científicos de la NASA y la firma de investigación de microgravedad Space Tango.
El equipo de científicos ha estudiado los efectos de la microgravedad en el cultivo y la malta de cebada, el ingrediente más importante en la elaboración de la cerveza después del agua.
“El equipo de investigadores dedicados de AB InBev compartió nuestra pasión por la ciencia y la agricultura y trabajamos en colaboración para adaptar un proceso industrial basado en la Tierra para un entorno de microgravedad en el espacio”, precisó Space Tango en un comunicado.
Para realizar el trabajo de investigación, el primer paso fue llevar las plantas de cebada al espacio. La semilla es el elemento fundamental. Esta fue desarrollada por GBRC y patentada por Voyager Barley de Budweiser. Posteriormente, se pasó a los laboratorios, donde Space Tango usó toda su tecnología para elaborar unos módulos autónomos llamados CubeLabs, los cuales permitieron experimentar con monitoreo en tiempo real, de modo que pueda rastrearse el progreso desde la Tierra.
Estos módulos tienen el tamaño de una caja de zapatos, y fueron enviados al espacio con semillas de cebada a bordo de la Estación Espacial Internacional. Durante 30 días los investigadores analizaron los procesos de germinación y malteado en tiempo real.
Para futuras investigaciones, deberán destinarse módulos más grandes. Además, los científicos notaron que en el proceso de germinación, la cebada cultivada en el espacio sufrió cambios notables en la estructura celular debido a la falta de gravedad, por lo que será necesario adaptar el clásico proceso de malteado.
De igual modo, deberán usarse nuevos sistemas de reoxigenación y drenaje, los que deben evitar la pudrición mientras crecen en el espacio. El limitado acceso de agua en el espacio obligará a las empresas a reutilizar y entregar agua de forma eficiente al cultivo de cebada.
