Lima, 15 de octubre de 2018. Cuando una persona recibe la noticia de que va a ir a prisión, su reacción inmediata es la negación y el primer pensamiento es que su situación puede arreglarse pronto, que habría un error o que es injusta la decisión de un juez.
Con el pasar de las horas y la espera, el acusado empieza a asimilar su realidad y, dependiendo de ciertas características personales, empieza a verse cuadros de ansiedad, cólera, crisis de angustia, preocupación por su familia, vergüenza, miedo y hasta desesperación. Podría haber demostración de arrepentimiento en el caso acepte su delito.
Así lo comentó Lisha Galagarza Pérez, Psicóloga Forense y Docente de la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, quien agregó que hay casos de acusados que son muy orgullosos y que no muestran sus emociones públicamente. Por el contrario, se les ve con aparente calma cuando en verdad sí están experimentando todo tipo de emociones.
Para adaptarse a su nueva situación, el reo debe tomar la decisión de hacerlo, entender que el lugar podría ser un ambiente hostil en el que existe hacinamiento y pérdida de privacidad al que debe enfrentarse de alguna u otra manera. La conducta que asuma, ya sea sumisa o de enfrentamiento, podría marcar su estadía en la prisión.
“Generalmente, en los establecimientos penitenciarios hay programas y talleres en los que los reos pueden participar. La motivación para hacer uso del tiempo en dichas actividades ayuda a mantener el positivismo ante una situación de encierro”, manifestó la Docente de la UCSP.
El encierro por sí solo no va a lograr que una persona se resocialice, hay casos en los que se vuelven más peligrosos. Lo importante es que dentro de las cárceles haya programas de reinserción a la sociedad eficaces, individuales y multidisciplinarios.
El trabajo con especialistas como psicólogos, psiquiatras y pedagogos experimentados que se dediquen exclusivamente a los internos es indispensable para ayudarlos.
En ese sentido, Galagarza Pérez brinda algunos consejos para tener en cuenta cuando se tiene un familiar en un establecimiento penitenciario a fin de ayudarlo: