A MANO LIMPIA
“Con una mano escribo… y con la otra me sostengo” Malcom Lowry
Demoledora, aplastante, es la frase de Lowry con la que damos apertura al relato de los fantásticos acontecimientos vividos en el ambiente cultural de Bucaramanga, gracias a la presencia en ella de nuestro hermano peruano Marcelo González Rocha. Cada palabra nos arrastra de inmediato en un turbio flujo de pensamientos vertiginosos. Para Lowry la Imagen del artista es la de un guerrero infatigable, que a diario disputa contra la caída, contra la muerte, sin distinguir ni trazar una frontera que separe la abstracta concepción de la vida y la manifiesta expresión del arte, el ser se juega entero, minuto a minuto, sobre el campo de batalla que es existir. Todo se disputa en el movimiento impostergable de los cuerpos, en el infinito ahora del gerundio, en el siendo.
Justo ahora, en éste mismo instante, sin importar en qué lugar se encuentre, solo o en medio de otros, Marcelo González Rocha está haciendo trazos sobre alguna superficie, cortando limones para agregar al Ceviche, lanzando una combinación de certeros golpes boxísticos, dando una palmada de ánimo en el hombro a algún amigo, tomando por la cintura a su pareja de baile… abrazando estrechamente a su hija adorada. Siempre entregado con hondura y sin aplazamientos a sus amados quehaceres, Marcelo tiene como primer rasgo perceptible ese desprendimiento vibrante de energía, esas insaciables ganas de obrar.
Para maravillarnos con sus pinturas y darnos de paso una noble sacudida intelectual, estuvo visitándonos el mes de septiembre de 2014 en Colombia. Venido desde el Perú llegó a la ciudad de Bucaramanga y nos dejó durante su estancia nuevos e imborrables surcos en la corteza cerebral. También, absortos, contemplamos el acto magistral llevado a cabo por sus manos, pues Marcelo hizo de su “Residencia Artística” precisamente un habitar. No sólo expuso sino que se consagró intensamente a las jornadas que con tanto apasionamiento emprende. De cuerpo presente y sin tregua trabajó sus lienzos, preparó exquisitas recetas gastronómicas, nos enseñó cómo mantener la guardia durante el combate, rió pícaramente al compartir con aquellos con quienes hizo amistad, danzó al ritmo de la Salsa entonando con gusto las canciones de Joe Arroyo, oímos a diario las dulces palabras dichas a sus amados parientes y a su bella hija. Su presencia en el Museo de Arte Moderno de Bucaramanga (MAMB), como primer artista peruano Residente Internacional, ha causado, en los asistentes –iniciados y debutantes- un resonante efecto que persistirá y tan sólo pueden lograr aquellos que saben pulsar con sus manos las cuerdas del alma. Como Gestora del MAMB, Luz Ramírez, dispuso el espacio para Marcelo, pero detrás de su venida a Colombia está la discreta y decidida labor de Sofía Rodríguez García, extraordinaria poetisa santandereana y en cuya casa se hospedo el grandioso artista limeño. Del contacto previo y la complicidad
establecida entre Marcelo y Sofía proviene lo que luego fue la materialización del prodigioso encuentro entre nuestros sentidos y sus hechizantes cuadros.
La obra de Marcelo González Rocha, apenas vista de soslayo, obliga de inmediato a girar la cabeza y dirigir la mirada plena hacia la incandescente hoguera en la que arden, a fuego vivo, las formas. Todos sus lienzos irradian fosforescencias, resplandecen como llamas encendidas, coloridas flamas que danzan su fragor alimentadas por la lava volcánica y primordial en que se forjan.
La exposición irá del 13 de setiembre a aprtir de las 8:30pm al 11 de octubre en la sala de exposiciones de TIERRA BALDIA (av. del Ejército 847 Miraflores)
https://www.youtube.com/watch?v=JfsJBurpr-M&t=5s
MARCELO GONZALEZ ROCHA (Lima,1984) vive y trabaja en Lima, Perú.
Pintor autodidacta, con influencias expresionistas, que utiliza el arte como un
complemento a su enfoque de la vida. Se especializa en la figura humana:
creando personajes antropomórficos que muestran, tanto en sus rostros como
posturas, un proceso impulsivo, emocional y subjetivo. A través del color y las
texturas, atiborra en su totalidad el lienzo generando una fobia al vacío.
Sus pinturas dan como resultado una muestra a la fascinación que tiene por la
vida, sus encuentros y desencuentros, su identidad dentro de las
contradicciones de afectos, del poder y la tensión.
Creando un paralelo entre su vida profesional como profesor de box y artista
genera un campo en el cual le es posible transmitir sus emociones: un anhelo
por la libertad pura, intensidad en el color y trazo, fuerza, ritmo y drama.
EXPOSICIONES INDIVIDUALES:
JULIO 2014 Millenium, Hotel “Las Garzas”. Chiclayo, Perú
JUNIO 2014 Miradas, Telefónica, Claro. Chiclayo, Perú
NOVIEMBRE 2013 Galería Pacífico 10, Palermo. Buenos Aires, Argentina
FEBRERO – MARZO 2012 Metamorfosis, Opera Buffa. Parte del 5to Concurso
“Giovanne, Arte Contemporáneo” promovido pora la revista
Ilpesaro como artista del mes
MARZO – ABRIL 2012 Reunión de abajo, Casetta Vaccaj. Pesaro, Italia
JULIO 2012 Miradas Ocultas, Galleria Comunale. Pesaro, Italia
DICIEMBRE 2010 Lo que ven mis oídos, Centro Cultural Petroperú. San
Isidro, Perú
SEPTIEMBRE 2011 Tiro de Gracia, Bardan. Fano, Italia
EXPOSICIONES COLECTIVAS
NOVIEMBRE 2017 Exposición Kusimayo, Galería Pedro de Osma. Barranco,
Perú
FEBRERO 2007 Municipalidad de Jesús Marís, Perú.
AGOSTO 2007 Galería Satchmo, Perú
NOVIEMBRE 2002 Galería del ICPNA, Perú
RESIDENCIAS
SEPTIEMBRE 2015 Residencia artística y muestra de obras.
Bucaramanga, Colombia
FEBRERO-OCTUBRE 2012 Proyecto “Salviamo il centro storico”, Casetta
Vaccaj. Pesaro, Italia
Marcelo González Rocha, artista plástico peruano, nos muestra con su obra el
pálpito expresionista que caracteriza la ferocidad en la pasión del vértigo,
transita la memoria inmediata y fluye como candente voz de color en los rostros.
Sus retratos representan el grito del candil en las embestidas de una piel que
ofrece adrenalina como contemplación voraz del alma. Demuestra en cada
trazo lo filósofo del lenguaje en el lienzo, la locura de los lugares imposibles y la
exploración de los espejos deshabitados. Su ojo suspicaz es relámpago sobre los
escombros en un viaje desnudo del tiempo.
Este visceral artista retumba las voces de contraluz y explora con sus dedos las
grietas de la algarabía, asume su autenticidad desembocando las
contemplaciones del sueño, logra transmitir sus emociones como un
desgarramiento innato que nos cuestiona una y otra vez el sabor de la angustia
y nuestros propios vacíos” _
Sofía Rodríguez García
Poetisa Colombiana
A MANO LIMPIA
“Con una mano escribo… y con la otra me sostengo”
Malcom Lowry
Demoledora, aplastante, es la frase de Lowry con la que damos apertura al
relato de los fantásticos acontecimientos vividos en el ambiente cultural de
Bucaramanga, gracias a la presencia en ella de nuestro hermano peruano
Marcelo González Rocha. Cada palabra nos arrastra de inmediato en un turbio
flujo de pensamientos vertiginosos. Para Lowry la Imagen del artista es la de un
guerrero infatigable, que a diario disputa contra la caída, contra la muerte, sin
distinguir ni trazar una frontera que separe la abstracta concepción de la vida y
la manifiesta expresión del arte, el ser se juega entero, minuto a minuto, sobre el
campo de batalla que es existir. Todo se disputa en el movimiento impostergable
de los cuerpos, en el infinito ahora del gerundio, en el siendo.
Justo ahora, en éste mismo instante, sin importar en qué lugar se encuentre,
solo o en medio de otros, Marcelo González Rocha está haciendo trazos sobre
alguna superficie, cortando limones para agregar al Ceviche, lanzando una
combinación de certeros golpes boxísticos, dando una palmada de ánimo en el
hombro a algún amigo, tomando por la cintura a su pareja de baile… abrazando
estrechamente a su hija adorada. Siempre entregado con hondura y sin
aplazamientos a sus amados quehaceres, Marcelo tiene como primer rasgo
perceptible ese desprendimiento vibrante de energía, esas insaciables ganas de
obrar.
Para maravillarnos con sus pinturas y darnos de paso una noble sacudida
intelectual, estuvo visitándonos el mes de septiembre de 2014 en Colombia.
Venido desde el Perú llegó a la ciudad de Bucaramanga y nos dejó durante su
estancia nuevos e imborrables surcos en la corteza cerebral. También, absortos,
contemplamos el acto magistral llevado a cabo por sus manos, pues Marcelo
hizo de su “Residencia Artística” precisamente un habitar. No sólo expuso sino
que se consagró intensamente a las jornadas que con tanto apasionamiento
emprende. De cuerpo presente y sin tregua trabajó sus lienzos, preparó
exquisitas recetas gastronómicas, nos enseñó cómo mantener la guardia
durante el combate, rió pícaramente al compartir con aquellos con quienes hizo
amistad, danzó al ritmo de la Salsa entonando con gusto las canciones de Joe
Arroyo, oímos a diario las dulces palabras dichas a sus amados parientes y a su
bella hija. Su presencia en el Museo de Arte Moderno de Bucaramanga (MAMB),
como primer artista peruano Residente Internacional, ha causado, en los
asistentes –iniciados y debutantes- un resonante efecto que persistirá y tan sólo
pueden lograr aquellos que saben pulsar con sus manos las cuerdas del alma.
Como Gestora del MAMB, Luz Ramírez, dispuso el espacio para Marcelo, pero
detrás de su venida a Colombia está la discreta y decidida labor de Sofía
Rodríguez García, extraordinaria poetisa santandereana y en cuya casa se
hospedo el grandioso artista limeño. Del contacto previo y la complicidad
establecida entre Marcelo y Sofía proviene lo que luego fue la materialización del
prodigioso encuentro entre nuestros sentidos y sus hechizantes cuadros.
La obra de Marcelo González Rocha, apenas vista de soslayo, obliga de
inmediato a girar la cabeza y dirigir la mirada plena hacia la incandescente
hoguera en la que arden, a fuego vivo, las formas. Todos sus lienzos irradian
fosforescencias, resplandecen como llamas encendidas, coloridas flamas que
danzan su fragor alimentadas por la lava volcánica y primordial en que se forjan
