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Once países firman pacto comercial transpacífico
08/03/2018 Internacional

Tokio, Japón

AFP

Tradicionalmente, en una posición “defensiva” en las negociaciones comerciales, “es la primera vez que Japón tiene un papel activo”, declaró en febrero Kazuyoshi Umemoto, principal negociador japonés del nuevo Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP).

Beneficios

El retiro de la primera potencia económica mundial limitó, por cierto, el alcance del tratado, pero “incluso sin EE. UU., los beneficios no desaparecieron”, indicó Kensuke Yanagida, investigador del instituto japonés de Asuntos Internacionales.

Japón espera un crecimiento del 1.5% de su PBI gracias a este tratado, que aumentará las oportunidades de las empresas japonesas en los países firmantes, tanto más cuando China y Corea del Sur, las otras dos grandes potencias regionales, no forman parte del acuerdo.

Mejorar la competitividad de las empresas japonesas, sobre todo en los sectores donde dominaban históricamente (informática, electrónica, etcétera), es uno de los principales desafíos para la tercera economía mundial.

Después del acuerdo firmado con la Unión Europea, es el segundo tratado de libre comercio concretado en los últimos meses por el gobierno de Shinzo Abe.

Sin embargo, un año antes, el primer ministro japonés había afirmado que sin Estados Unidos “el TPP no tenía sentido”.

China

Los acuerdos permiten a Japón mover sus fichas en la región Asia-Pacífico frente a China, que multiplica sus iniciativas para extender su influencia.

“Este acuerdo cambia el paisaje regional porque ahora hay dos actores regionales -no solo uno- que intensifican su acción en la diplomacia económica”, considera Mireya Solis, del centro de investigación Brookings Institution con sede en Washington.

Abandonar el TPP tras la retirada de Estados Unidos le habría abierto el camino a China para convertir su proyecto de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) en la única referencia.

Competencia con China

Japón quiere también oponerse a China en el proyecto de las Nuevas Rutas de la Seda (BRI), un conjunto de ambiciosos proyectos de infraestructuras terrestres y marítimas de un monto de miles de millones de dólares en Asia, Europa y África. El Gobierno nipón prometió en el 2015 que invertiría 110,000 millones de dólares en cinco años en Asia para desarrollar infraestructura.

Y se asoció, además, con India para aumentar los intercambios entre Asia y África. “A largo plazo, es importante para Japón enfrentar la estrategia de China y su iniciativa de las nuevas Rutas de la Seda”, insistió Kensuke Yanagida.

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