La mañana estaba calmada, pensaba en la noche y en el dÃa siguiente. La lluvia se inclinaba a la derecha y mojaba parte de mi rostro, mientras el resto caminaba apresurado, yo daba pasos seguros. Ellos creÃan que era débil porque no decÃa nada, hasta que me vieron caminar en plena lluvia.
Ella esperaba hermosa como siempre, yo llegaba con la facha como nunca. Cargue su bolso y caminamos hasta el buss. Recorrimos 30 minutos de palabras, hasta el paradero indicado. Pasó toda la tarde evadiendo mis ojos y en el momento más desapercibido los observaba. Volteaba y todo volvÃa a ser igual. Entendà como sentir las punzadas del pulso y pude sentir lo que decÃa su corazón. No soy médico, pero entiendo el cardiograma, asà que tu abrazo no miente.
La noche llegó y el dÃa siguiente estaba cerca, los libros fueron testigos y cómplices de las risas. Hasta que tus ojos vieron los mÃos, la noche se hizo larga y el camino se extendÃa.
Cargue su bolso y tome su mano, la oscuridad nos unió nuevamente y sus palabras golpeaban mis labios, no dejamos escapar el momento y menos el frÃo. Caminamos de la mano y ella andaba dormida sin saber qué hacer. Yo sentÃa lo mismo y solo nos cogimos de la mano y esperamos el momento indicado, en el paradero indicado.
Me encantan tus uñas y tu también.
Nombre :Â Isaac Asencios Garay