La inesperada renuncia a la Sede de Pedro anunciada por el Santo Padre, Benedicto XVI, que será efectiva el 28 de febrero a las 8 de la noche de Roma, es decir, ese mismo día a las 2 de la tarde de Lima, nos ha conmovido muy profundamente a todos.
Como Padre y Pastor de esta Iglesia particular de Lima les expreso mi deseo de que acompañemos intensamente al Santo Padre Benedicto XVI con nuestras oraciones y penitencias en este tiempo de Cuaresma, agradeciéndole su heroico servicio a la Iglesia.
Después del 28 de febrero, producida la sede vacante les pido que, además, recen intensamente al Espíritu Santo para que ilumine a quienes tenemos el grave deber de elegir al próximo Romano Pontífice en el Cónclave que tendrá lugar en Roma.
Nos enseña el Papa que, en este Año de la Fe, “resuena fuerte en nosotros la invitación a la conversión, a volver a Dios con todo el corazón, acogiendo su gracia que nos hace hombres nuevos, con aquella sorprendente novedad que es participación en la misma vida de Jesús”.
Roguemos con humildad al Señor de la Divina Misericordia, para que siga guiando a su Iglesia y nos mantenga siempre unidos a sus enseñanzas y a sus pastores. Imploramos a la Virgen María, Madre de la Iglesia, que nos proteja y nos acompañe en estas circunstancias tan especiales de esta Cuaresma.
Con paternal cariño les envío mi bendición y les pido también que recen por mí.
Unidos a Cristo, el Señor de los Milagros, los saludo muy cordialmente.
