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Markarián persiste en el error
24/11/2011 Deportes

Juan Carlos Oblitas, ex técnico de la selección peruana de fútbol, sostenía que la máxima “la selección es de todos los peruanos” es una falacia. En su caso por lo menos no le faltaba razón, un sector de la prensa y un porcentaje numeroso de la afición no se sintió identificado con la selección que le tocó dirigir. Pero el caso de Sergio Markarián es muy distinto. Ningún director técnico ha gozado de tanto respaldo de la prensa y de la afición. Sus logros con Universitario de Deportes y Sporting Cristal, así como el tercer puesto de la selección en la última Copa América lo avalan, pero también coadyuvan su carisma y un efectivo trabajo de relaciones públicas: Cantar el himno nacional en los partidos oficiales – aunque también suele hacerlo a la hora de despertarse, según confesó últimamente -, degustar la comida peruana, apoyar la campaña para la elección mundial del río Amazonas. Quizás por ese motivo la convocatoria a todos los peruanos a través de un spot publicitario nos parezca extemporánea.

Pero nos preguntamos si los dos últimos resultados no han provocado en más de un aficionado el deseo de desconvocarse y pasar a integrar el bando de los escépticos. Hasta el momento la selección ha sumado tres puntos de nueve posibles. Le ganó a Paraguay de local, pero perdió ante Chile y Ecuador de visita. Se tenía la esperanza que de visita se trajera al menos un punto. Estuvimos cerca de lograr el objetivo, pero Markarián se equivocó, entre otras cosas, en hacer los cambios. Es cierto que, como dice el técnico charrúa, las posibilidades de clasificación siguen intactas, pero el panorama se parece bastante al de Eliminatorias pasadas. Digamos que tenemos razones para ser pesimistas si cotejamos los resultados con los obtenidos con Paulo Autori, quien robó un punto en Quito; pero, asimismo, tenemos razones para ser optimistas, si los comparamos con los obtenidos de la mano del “Chemo” del Solar, quien desde el inicio colocó a Perú al borde del precipicio, con Bolivia esperando en el fondo para amortiguar la caída. Sin embargo, más que los partidos y puntos perdidos nos preocupa cómo se perdieron.

Si Sergio Markarián hubiese utilizado el esquema táctico más conveniente y aún así se hubiese perdido, nadie le reprocharía nada, pero ante Ecuador cometió el mismo error que ante Chile. Si ante Chile era temerario jugar con un sistema ofensivo, ante Ecuador era un acto suicida. Pero ni siquiera la altura lo condicionó para prescindir de por lo menos de uno de los cuatro jugadores que más destacan en el extranjero. Porque, aun cuando Vargas, Pizarro, Farfán y Guerrero colaboran en la contención es evidente que ninguno de ellos tiene vocación para la marca. Además, había que considerar que Juan Manuel Vargas no está en su mejor momento y que Claudio Pizarro no en vano tiene 32 años.

Sobre la razón por la cual no presentó en ambos encuentros un planteamiento más cauteloso, algunos medios han esbozado la hipótesis de que Markarián  pretende borrar la imagen de técnico defensivo, rótulo que lo pusieron de manifiesto ciertos periodistas chilenos (última Copa América) y que al técnico charrúa le molestó bastante. Creemos que tal hipótesis carece de sustento, pero de ser cierto, ojalá que el técnico uruguayo recapacite en estos siete meses de receso. Con una selección que ocupó el último lugar en las últimas Eliminatorias, un plantel de jugadores de poca jerarquía en la defensa y medio campo, un campeonato local de un nivel paupérrimo, nadie, absolutamente nadie le va a recriminar que ponga en práctica un sistema ultradefensivo, sobre todo cuando tenga que jugar de visita.

Por: Ricardo Vargas Pinto

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