Luego de extensas y arduas negociaciones, los lÃderes de los paÃses del Grupo de los 20 acordaron hoy supervisar cómo afecta la regulación bancaria al financiamiento del comercio, el alma del comercio global, a la vez que realizaron un llamamiento general para “abstenerse” de de hacer devaluaciones competitivas, origen de la llamada “guerra de divisas” que los ha enfrentado en las últimas semanas.
Los actores del financiamiento al comercio, sector que sustenta entre un 60 y 80 por ciento de los 12-13 billones de dólares en comercio de mercancÃas alrededor del mundo, sostienen que las normas bancarias diseñadas para evitar una nueva crisis financiera podrÃan elevar los costos del financiamiento o reducir su disponibilidad.
En un comunicado publicado después de la cumbre de dos dÃas en Seúl, los lÃderes del G-20 dijeron que respaldarÃan medidas para incrementar la disposición de préstamos al comercio en los paÃses en desarrollo, especialmente en los de menores ingresos.
Durante una cumbre previa en Londres en abril del 2009, cuando el financiamiento al comercio se vio duramente restringido por la contracción del crédito, el G-20 estableció un paquete de financiamiento al comercio de 250.000 millones de dólares. Los flujos de créditos al comercio se han normalizado en los paÃses ricos y de economÃas emergentes, pero aún son restringidos en los paÃses más pobres, donde generalmente son la única fuente de financiamiento al sector privado.
Declaración final
La cumbre desarrollada en Corea, celebrada bajo la sombra de las tensiones cambiarias entre los Estados Unidos y China, finalizó esta madrugada con la emisión de una declaración final que logró disimular las principales diferencias entre los lÃderes y que fue negociada hasta última hora por las grandes diferencias que tenÃan los paÃses sobre el tema de las divisas.
Finalmente, los 20 paÃses llegaron a un tibio consenso general, el de pedir a los paÃses que se “abstengan” de manipular sus monedas como vÃa para mejorar la competitividad de sus exportaciones. En un momento, los paÃses incluyeron una mención en la declaración a la necesidad de que no se frene la revalorización de las monedas, en clara alusión a China, pero el gigante asiático logró que se retirara la mención.
En el documento defintivo, el G-20 establece un plan de medidas que se tienen que poner en marcha en los próximos meses para alcanzar en el mundo un “crecimiento sostenido y equilibrado”. Uno de los desequilibrios a atacar es el de la balanza comercial y por cuenta corriente. Los paÃses emergentes, que crecen con fuerza, están consumiendo e invirtiendo mucho menos de lo que producen y gastan, con lo que tienen un fuerte superávit por cuenta corriente. En contrapartida, los paÃses desarrollados crecen con timidez y consumen mucho más de lo que producen, con lo que tienen que importar de las naciones emergentes.
En medio de esta situación distorsionada, paÃses como Estados Unidos pidieron a los emergentes, y especialmente a China, que potencien su demanda interna para no depender tanto de las exportaciones.
Bajo este contexto, en la declaración final, el G-20 se compromete a crear en 2011 unas “guÃas indicativas” que medirán el nivel de desequilibrio en las balanzas por cuenta corriente de los paÃses. Si esas guÃas determinan que el desequilibrio llega a niveles peligrosos los paÃses tendrÃan que tomar medidas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) apoyará en la vigilancia de estos indicadores.
Inicialmente, Estados Unidos habÃa querido que se estableciera un lÃmite numérico del 4 por ciento para los superávit y déficit por cuenta corriente, una propuesta que fue rápidamente abandonada.
El anfitrión de la cumbre, el presidente surcoreano Lee Myung-bak, explicó que con estos acuerdos se han ” logrado resultados significativos y dado un paso más con respecto a las cuatro cumbre anteriores” del G-20, tras Washington, Londres, Pittsburgh y Toronto.
En el documento consensuado, los mandatarios muestran su apoyo a un FMI “modernizado” que refleje los cambios que han tenido lugar en la economÃa mundial con “una mayor representación” de las economÃas emergentes y naciones en desarrollo, en lÃnea con la reforma aprobada la semana pasada por el Consejo Ejecutivo del organismo.
También alcanzaron un acuerdo sobre los elementos fundamentales del nuevo marco de regulación financiera, incluyendo el capital bancario, los estándares de liquidez y otras medidas para hacer un sistema financiero “más robusto”.