Acaba de aparecer la tercera edición de Tolpas (Lima, editorial Bruño, 2009), de Noé RodrÃguez, con cuentos ilustrados y al final de cada texto unas actividades para la comprensión lectora.
El escritor egresó de la MaestrÃa en Literatura Peruana de la Universidad Federico Villarreal y ha concluido sus estudios de doctorado en Literatura en la Universidad de Salamanca, España. El año pasado, RodrÃguez también publicó la novela corta Casco Blanco.
¿Cuál es la experiencia narrativa entre Tolpas y Casco Blanco?
–Es el poder ver en dos libros facetas distintas de mi personalidad: La tradición y la crÃtica polÃtica. Tolpas, el cuento liminar que le da nombre al primero de mis libros, narra el amor entre un toro de pelea y su amo más allá de la vida, nació cuando en Chivay me di cuenta que la magia literaria regaba sus calles. En cambio, Casco Blanco es la novela de las dualidades múltiples entre personas, realidades y costumbres.
¿Cuáles son tus referentes narrativos?
–Desde las aulas lasallanas Arguedas, Valdelomar, Ciro AlegrÃa y Vargas Vicuña fueron quienes me abrieron los ojos hacia la literatura del Perú profundo, esa parte de nuestra patria tan dejada de lado por la literatura peruana de la década del ochenta, orientada hacia la migración masiva a la capital.
Tu literatura no es urbanista…
–”Warma Kuyay”, “El caballero Carmelo”, “Calixto Garmendia” y “ÑahuÃn” fueron los libros que nutrieron la piedra angular de mi literatura, que no es urbanista como la de Ribeyro, ni navega entre la fina ironÃa y la crÃtica mordaz dentro de la privilegiada sociedad limeña de Bryce, tampoco es sacada del closet como la de Bayly, sino es costumbrista, cuyo escenario son las provincias.
¿Con qué autor te quedas?
–Mientras Arguedas es el paradigma de Tolpas, cuentos costumbristas que rescatan la tradición de Caylloma, provincia de la Región Arequipa; Yo el supremo, de Roa Bastos, es mi obra preferida en torno a Casco Blanco. Destaca por la utilización de elementos históricos ficticios, cuya caracterÃstica primordial es que se desenvuelven en una sola voz protagonista, que habla como muchas otras que encarnan las visiones y puntos de vista de un mismo autor.
¿Por qué el cultivo del cuento o la novela?
–Porque al igual que muchos autores no quiero dejar en el olvido la visión que tengo respecto a algún tema, sea tradicional o sea polÃtico o ambos temas a la vez, como proyección regional en lo universal. Desde mi infancia hasta el presente me nutrà de bastantes obras, locales y de afuera, las cuales han permitido cuajarme de técnicas narrativas, lo que me hace crear mundos ficticios en torno a hechos históricos.
(FIN) DOP