Roger Federer paso a la historia del tenis mundial al batir el récord de Pete Sampras al vencer al estadounidense Andy Roddick en la final de Wimbledon y conseguir su decimoquinto tÃtulo en un Grand Slam.
Después de cuatro horas y 35 minutos, Federer venció con parciales de 5-7, 7-6 (8-6), 7-6 (7-5), 3-6 y 16-14 al estadounidense Andy Roddick, que mostró un altÃsimo nivel en su juego que por momentos hizo dudar al suizo.
Siempre fue un sueño para mà ser el número 1 y cuando lo conseguà fue maravilloso, me sentà en la cima del mundo”. En el mediodÃa del sábado Roger Federer matizó la vigilia recordando su triunfo sobre el español Juan Carlos Ferrero por las semifinales del Abierto australiano de 2004. Y, por por si acaso, selló el concepto con otro puñado de palabras que viajaron en la misma dirección: “Las victorias que marcan un hito nunca se olvidan. Una de ellas fue mi primer tÃtulo aquÃ, en 2003. En ese momento comprendà que estaba ante la posibilidad de alcanzar logros importantes”. Al rato el gran maestro suizo se retiró y les dejó el All England a las Williams. Su dÃa es hoy.
Andy Roddick estará enfrente suyo desde las 14 (las 10, hora argentina) con la única idea de “estirar su nuevo momento de gloria”, como dijo el estadounidense. ¿Podrá hacerlo? Parece muy poco probable.
Roddick ya se adueñó de un papel lo suficientemente rutilante este año en Wimbledon. Le ganó un partidazo a Lleyton Hewitt y antes de desembocar en la final de hoy escribió, dirigió y protagonizó la pelÃcula que todos los británicos creyeron suya, desde los más fanáticos que se empacharon de tenis sobre el césped de la Catedral estas dos semanas hasta la mismÃsima reina Isabel II que a sus 84 años estaba ansiosa como todos por ver hoy en la cancha central a Andy Murray. Roddick es, entonces, el último obstáculo para Federer. ¿Pero podrá el borbardero de Nebraska empañarle este domingo, que le tiene reservada una enorme caja de gloria? Se conocen demasiado. Se enfrentaron veinte veces. En todas las superficies. Eso sÃ, de los 20 partidos, 18 fueron ganados por Federer. Uno de ellos, precisamente, fue el que resolvió el Abierto de los Estados Unidos en 2006, la última final de un Grand Slam a la que habÃa accedido Roddick hasta hoy. El ex número 1 empezó a “volver” el año pasado, cuando fue entrenado por Jimmy Connors, hace ya siete meses que trabaja junto a Larry Stefanki, y ahora llegó a esta final en un nivel superlativo. Pero Federer tiene cosas muy importantes en juego como para dejar que el estadounidense le cierre la puerta. Una puerta que sirve para pasar al living de la gloria…
Para atrapar su 15° Grand Slam, superar a Pete Sampras y ser el más ganador de torneos grandes de la historia. Para conquistar su sexto Wimbledon (y quedar a uno de los siete que ganó Sampras) luego de siete finales consecutivas (otra marca inigualable). Para obtener su tÃtulo número 60 en general y alcanzar la lÃnea de Andre Agassi, el séptimo en este rubro. Para ganar el tÃtulo número 11 sobre el césped en particular (con sus cinco en el All England y otros tantos en Halle también comparte hasta hoy con Sampras este récord de 10 coronaciones). Y, claro, para recuperar ese número 1 que quedó en poder de Rafael Nadal el 18 de agosto del año pasado, y volver entonces a la cúspide del mundo a la que se refirió ayer.
Aquella final de 2006 fue la última pero no fue la única de un Grand Slam que protagonizaron Federer y Roddick. Porque aquà también llegaron al dÃa decisivo. Fueron dos años seguidos, en 2004 y el 2005. Y, claro, las dos veces ganó el suizo. Como cuando lo sacó del torneo en 2003, en semifinales.
Se baja el telón en Wimbledon. Hay un partenaire y hay un favorito excluyente. De un lado hay una esperanza de romper todos los pronósticos. Enfrente hay una ilusión mayor, que tiene que ver con el presente pero también con la historia. Roddick sabe que será una jornada especial. Federer sabe como nadie que hoy puede ser un gran dÃa. Ya se lo planteó asÃ.
