LONDRES. Las elecciones presidenciales de Irán son tan disputadas que los dos rivales centrales reclaman el triunfo: Ahmadinejad (presidente desde 2005) y Mousavi (quien en 1981-1989 fue el ultimo primer ministro que tuvo ese paÃs).
La prensa occidental quisiera que Ahmadinejad sea el primer mandatario iranà en no ser reelecto, debido a su conservadurismo social, nacionalismo económico, programa pro energÃa atómica, hostilidad hacia Israel, apoyo al Hamas palestino y al Hizbolá libanés, y lazos con Chávez, Correa y Ortega.
Sin embargo, el principal poder del paÃs no es electo por la población. Este es el del lÃder supremo (Ayatolá Ali Jamenei), quien comanda a las FF.AA. y a la inteligencia, decide cuándo hacer guerra o paz y nomina a los jueces y los directores de la radio y tv.
Todos los candidatos han sido aprobados por los guardianes del ayatolá y juran su fidelidad a la Constitución teocrática.
Mousavi fue el jefe del gabinete cuando Irán libró la guerra de 1980-88 contra Iraq (quien entonces estaba apoyado por Occidente). El no quiere reducir el programa nuclear. También trata de presentarse como un conservador. Lo que le diferencia es que él podrÃa permitir cierta liberalización de la prensa y de algunas restricciones a las mujeres y etnias, tener una diplomacia de menor confrontación y distanciarse de la prédica oficial que niega que los nazis hubiesen hecho el holocausto a los judÃos.