Redescubriendo la diversión desconectada: cómo los juegos analógicos y las experiencias presenciales están regresando con fuerza en un mundo dominado por las pantallas.
En una era donde los dispositivos electrónicos invaden cada aspecto de la vida cotidiana, muchas personas buscan formas de entretenimiento que no dependan de una pantalla. Este artículo explora el renacimiento de los juegos de mesa, las misiones en vivo y las fiestas temáticas como alternativas divertidas, creativas y sociales.
Lima, 21 de Abril del 2025.- Vivimos en un mundo hiperconectado. Las pantallas están presentes desde que despertamos hasta que dormimos: teléfonos, tablets, ordenadores, televisores, consolas, relojes inteligentes… incluso los electrodomésticos se han vuelto interactivos. Sin embargo, en medio de esta saturación digital, está emergiendo un movimiento opuesto: el entretenimiento sin pantallas. Se trata de un regreso consciente a las formas de diversión más tangibles, sociales y humanas, donde la conexión es cara a cara y no a través de una red Wi-Fi.
Los juegos de mesa, las misiones en vivo, las fiestas offline y las experiencias colaborativas están ganando cada vez más adeptos. Ya no se trata solo de nostalgia, sino de una necesidad real de reconectar con otros, de descansar la vista y la mente, y de recuperar la creatividad a través de medios físicos. A continuación, te presentamos algunas de las formas más populares y enriquecedoras de entretenimiento sin pantallas que están marcando tendencia. Junto al equipo de https://jugabet-poker.cl/ hablaremos de esto con más detalle.
Los juegos de mesa viven un verdadero renacimiento. Lejos quedaron los días en los que se limitaban a Monopoly, Scrabble o Ludo. Hoy en día, existe una industria vibrante que produce miles de títulos nuevos cada año, adaptados a todos los gustos y edades. Desde los complejos eurogames como Catan o Terraforming Mars, hasta cooperativos como Pandemic o The Crew, los juegos de mesa ofrecen retos intelectuales, estrategias profundas y, sobre todo, interacción humana.
Muchos bares y cafés han comenzado a incluir ludotecas, convirtiéndose en espacios donde los grupos de amigos pueden jugar durante horas. Además, las redes de jugadores organizan eventos, ligas y ferias que demuestran que este tipo de entretenimiento está más vivo que nunca. Los juegos de mesa fomentan la comunicación, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y, lo más importante, las risas y los recuerdos compartidos.
Otra forma de diversión sin pantallas que ha ganado una enorme popularidad son las escape rooms o salas de escape. Estas experiencias, diseñadas como misiones en tiempo real, retan a los participantes a resolver enigmas, abrir cerraduras y descubrir secretos en un tiempo limitado. A menudo, están ambientadas con escenografías cinematográficas que transportan al jugador a mundos de ciencia ficción, terror, aventuras históricas o crímenes por resolver.
Además, están surgiendo variaciones como las gymkanas urbanas, los juegos de rol en vivo (LARP) y los mystery parties, donde los participantes asumen roles, interactúan entre sí y desarrollan historias colectivas. Todo esto sin necesidad de pantallas, lo que permite una inmersión completa y un nivel de atención que muchas veces no se logra con un videojuego.
Celebrar una fiesta sin pantallas puede parecer una rareza en la era de TikTok y las stories de Instagram, pero cada vez más personas optan por encuentros donde lo digital se deja fuera. Fiestas temáticas con disfraces, juegos de preguntas, competencias de talentos, karaoke analógico o hasta noches de manualidades y cocina en grupo están regresando como formas de compartir, relajarse y disfrutar sin distracciones electrónicas.
Además, actividades como los clubes de lectura presenciales, los talleres creativos (cerámica, pintura, teatro) o las veladas de juegos clásicos como el bingo, el charades o el “quién soy” ofrecen formas accesibles y entretenidas de pasar tiempo con amigos o familia sin depender de dispositivos. En muchos casos, se descubren nuevas pasiones o se fortalecen vínculos simplemente al desconectarse por unas horas.
El entretenimiento sin pantallas no solo es posible, sino necesario. Frente al estrés digital constante, las actividades offline se convierten en espacios de descanso mental, conexión humana y alegría auténtica. Ya sea con un tablero de juego, resolviendo un misterio o bailando en una fiesta sin selfies, lo importante es vivir el momento con presencia real.
En lugar de eliminar por completo lo digital—que también tiene su valor—, se trata de recuperar el equilibrio. Y qué mejor manera de hacerlo que redescubriendo formas de jugar, compartir y crear que no necesitan más que nuestra imaginación, tiempo y compañía. Las pantallas pueden esperar; la vida fuera de ellas también tiene mucho que ofrecer.