Dormir es una actividad muy importante que realizamos todos los seres humanos a diario. El sueño tiene distintas fases, cada una de ellas es de vital importancia a la hora de sentirnos descansados al despertar. Durante la etapa de sueño profundo, por ejemplo, el sueño es reparador, permitiendo al cuerpo recuperarse, mientras que la etapa de sueño REM es esencial para la función cognitiva, como la memoria, el aprendizaje y la creatividad.
Las horas de sueño varían principalmente de acuerdo con la etapa de la vida en que se encuentre una persona. Por ejemplo, mientras un adulto o adulto mayor requiere entre 7 y 9 horas de sueño, un bebé o un niño pequeño requerirá entre 9 y 12 horas diarias de sueño para su correcto crecimiento y desarrollo.
Talia Pinto, miembro del Consejo Consultor de Nutrición de Herbalife, señala que: “no importan solo las horas de sueño que tenga la persona sino la calidad de sueño, sin interrupciones, bulla o cualquier otra molestia, pues de ello dependerá el desempeño de nuestro cuerpo al día siguiente”.
Sacrificar nuestro sueño puede costarnos mucho: según estudios, reducir en 1 hora nuestras horas concretas de sueño puede afectar nuestra concentración y capacidad de respuesta. La falta de sueño también se asocia a cambios en el estado de ánimo, pudiendo generarse irritabilidad y ansiedad; dificultando así las relaciones interpersonales. La falta de sueño también puede contribuir a un consumo aumentado de calorías lo que puede derivar en el desarrollo de sobrepeso u obesidad, lo que viene aparejado de un riesgo aumentado a padecer hipertensión arterial o problemas cardíacos.
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