Por: Germán Manrique, Gerente de Microfinanzas de Equifax Perú
Las Reprogramaciones vienen demostrando una leve recuperación que es sin duda buena señal de recuperación en el sistema Financiero, pero que no debemos interpretarla como un éxito si esta no es sostenible en el tiempo. Los créditos reprogramados medidos al 20 de noviembre de 2020 según la SBS ascienden a tener 28% de la cartera reprogramada frente al total en el sistema financiero, por debajo del nivel máximo alcanzado durante el mes de junio de 2020 (36%). Esto último causado principalmente por la reversión y cancelación anticipada y vencida de créditos reprogramados.
El saldo de créditos reprogramados asciende a S/ 107.5 mil millones, el que representa el 28% (reprogramación individual: 20% y reprogramación masiva: 8%) del total de la cartera bruta (S/ 386.5 mil millones) de las empresas del sistema financiero; y en lo referente al número de créditos, se reportan 6.4 millones de créditos, los que representan el 39% (reprogramación individual: 15% y reprogramación masiva: 24%) de un total de 16.5 millones de créditos colocados. El porcentaje de saldo y número de créditos reprogramados viene disminuyendo desde el mes de junio 2020, cuando alcanzó el pico de 36% y 51%, respectivamente.
Si ejecutamos una comparación entre las entidades de Microfinanzas y la Banca múltiple del saldo reprogramado por tipo de crédito, a nivel del sistema financiero el saldo reprogramado de la cartera de consumo representa el 45% del total de su cartera, seguido del 43% de pequeña empresa y 41% de la cartera hipotecaria. El 27% de los créditos de mediana empresa y 24% de microempresas son reprogramados. A nivel de subsistema, las Edpyme son las empresas que muestran una mayor proporción de sus carteras reprogramadas (55%), seguidas de cerca por las financieras y las CRAC con el 52% y 53%, respectivamente. Las CMAC registraron una participación de créditos reprogramados del 46%; mientras que la banca múltiple y la banca estatal cierran la tabla con el 25% y 19% del total de sus colocaciones, respectivamente. Es preciso señalar que a nivel de Instituciones Microfinancieras y producto MYPE son las de mayor participación del saldo reprogramado, esto a razón que son las que mayor han sido afectadas producto de la paralización de sus negocios.
El repago de los créditos por parte de los deudores, fuertemente afectado desde el inicio de la crisis sanitaria, muestra una paulatina recuperación, aunque aún no retoma los niveles pre-pandemia. El Gráfico muestra la evolución del pago de los créditos en el sistema financiero. Antes del inicio de la pandemia, los clientes del sistema financiero pagaban en promedio el 6% del saldo de capital de sus créditos mes a mes; en el mes de abril, dicho indicador cayó hasta el índice más bajo de 1.6%, y ha venido recuperándose hasta alcanzar el 4.6% a octubre de 2020. A esta última fecha, un 57% de clientes amortizó capital de sus créditos respecto al mes anterior, porcentaje inferior al 70% registrado antes del inicio de la pandemia. Cabe añadir que un 26% de clientes no registró cambios en los saldos de capital, debido principalmente a los periodos de gracia que mantienen.
Pese a la gradual recuperación de los niveles de repago de créditos, existen diferencias según segmentos crediticios, siendo el de micro y pequeñas empresas el más rezagado respecto a los niveles pre-pandemia. Las medidas de confinamiento y la consecuente crisis económica han afectado de manera importante a Los clientes de las IMF segmento vulnerable dado su tamaño y características, que las hace más sensibles durante periodos de recesión económica.
Así, la evolución del % de repagos de clientes de Microfinanzas frente al % de reprogramados ha caído, situándose en 55% a octubre 2020, aún inferior al 74% registrado antes del inicio de la pandemia, lo cual deja entrever riesgos latentes en dicho segmento (ver Gráfico). En este punto las Microfinanzas ha retrocedido y se espera que se recrudezca aún más dado las medidas de confinamiento dictadas en febrero 2021 y a la baja campaña navideña con un efecto neto de bajo repago y más reprogramados. Allí se estima una alta probabilidad de impago y deterioro de cartera para lo cual en la medida que la economía se libere y los sectores se reactiven, el mercado responderá con mayor certidumbre de repagos.