Viernes, 29 de Marzo del 2024
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Reino Unido anuncia la suspensión de su tratado de extradición con Hong Kong por las tensiones con Pekín

Publicado el 21/07/20

El primer ministro británico, Boris Johnson, quiere dar un ritmo propio a la política exterior del Reino Unido, pero está comprobando que, cuanto más se aleja de Europa, más se nota la presión de Washington. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha llegado este lunes a Londres. Su visita oficial solo se anunció en cuanto Downing Street tomó la decisión de vetar al gigante tecnológico chino Huawei, pero el Gobierno de Trump quiere más gestos de dureza contra Pekín y un mayor alineamiento de su “socio histórico” británico. Este lunes, Downing Street ha anunciado la suspensión de su tratado de extradición con Hong Kong, una medida que Washington se dispone a tomar también. Pompeo ha programado además un encuentro con el ala dura de los diputados del Partido Conservador.

La agenda del político estadounidense incluye asuntos variados, pero todos ellos llevan escrito, directa o indirectamente, el nombre de China: la crisis del coronavirus (con la sospecha de actuación negligente por parte de Pekín) y sus consecuencias económicas, el futuro tratado comercial entre el Reino Unido y Estados Unidos, la situación de Hong Kong y el caso Huawei.

“China es un gigante en términos geopolíticos. Va a ser un enorme factor en nuestras vidas, así como en la de las de nuestros hijos y nietos”, ha dicho Johnson este lunes en la localidad de Kent. “Debemos por tanto tener una respuesta calculada. Adoptaremos una posición dura en algunos casos, pero seguiremos buscando una relación estable”.

Justificaba así el primer ministro la decisión de su Gobierno de suspender el tratado de extradición con Hong Kong, un paso ya adoptado por Australia y Canadá y anunciado por Estados Unidos. El ministro de Exteriores, Dominic Raab, confirmaba pocas horas después la medida en la Cámara de los Comunes, junto a la prohibición de exportar material británico antidisturbios al Gobierno de Hong Kong. “Se trata de una respuesta razonable y proporcional al fracaso de China a la hora de honrar sus obligaciones internacionales respecto a Hong Kong”, ha dicho Raab.

El Gobierno de Johnson ya respondió a los acontecimientos con el ofrecimiento de la ciudadanía británica a cerca de tres millones de habitantes de la antigua colonia. El nuevo paso de Downing Street, que no deja de ser la consecuencia lógica de la firme protesta de Londres frente a la nueva Ley de Seguridad impuesta por el Gobierno chino en la antigua colonia británica, ha aumentado la irritación de la potencia asiática. La idea de que el Reino Unido, un puerto de entrada a Europa cómodo durante años, acompase cada vez más sus movimientos a los de Washington ha llevado a Pekín a elevar el tono de sus amenazas.

“El Gobierno británico no debería bailar al ritmo que le marcan los estadounidenses”, ha dicho el embajador chino en Londres, Liu Xiaoming. Downing Street está considerando seriamente la adopción de sanciones individuales (en forma de restricción de visados) contra altos funcionarios del Gobierno chino como respuesta a la represión ejercida sobre la minoría uigur, de religión musulmana, en la región de Xinjiang. Imágenes tomadas con un dron y verificadas por varios servicios de inteligencia occidentales, muestran un traslado forzoso de cientos de miembros de esta etnia.

El Gobierno de Johnson estrenó a mediados de julio su nueva ley Magnitsky, una copia de la normativa ya existente en Estados Unidos, que impone prohibiciones de viaje y congelación de activos a los sospechosos de atentar contra los derechos humanos. “Si el Ejecutivo del Reino Unido va tan lejos como la imposición de sanciones, la respuesta de China será firme. Ya han visto lo que ha ocurrido entre China y Estados Unidos. Si ellos aplican sanciones a nuestros funcionarios, nosotros se las aplicamos a los suyos”, ha advertido el embajador.

La decisión de Pompeo de mantener encuentros aparte, al margen del Gobierno británico, con el grupo de diputados conservadores que defiende posiciones de mayor dureza con China revela la voluntad de Washington de seguir apretando a su socio europeo en este asunto, mucho más en los meses previos a las elecciones presidenciales en las que Donald Trump se juega su segundo mandato en la Casa Blanca. Veinte parlamentarios transmitirán al secretario de Estado su voluntad de mantener la presión sobre Boris Johnson para no bajar la guardia frente a Pekín. “Vista la situación, confío en que todo esto sea algo más que una refriega diplomática [por la decisión respecto a Hong Kong] y se convierta en la oportunidad de revisar y reconfigurar nuestra política exterior respecto a un país que está tomando una trayectoria hacia un mundo bipolar y una nueva Guerra Fría”, ha dicho a la emisora talkRADIO Tobias Ellwood, presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento y una de las voces más firmes en este nuevo grupo. China lleva camino de convertirse en el nuevo asunto que fraccione al Partido Conservador, después de décadas de guerra interna en torno a la pertenencia a la UE.

El Gobierno de Johnson ha apostado gran parte del éxito del futuro post-Brexit al cierre de un buen acuerdo comercial con Washington. Pompeo también lleva a la agenda de sus conversaciones asuntos más prosaicos que China, como la prohibición británica de importar ternera tratada con hormonas o pollos con cloro (para la eliminación de bacterias), que supone una traba seria a las aspiraciones comerciales de las empresas ganaderas estadounidenses y un escollo fundamental en las negociaciones actuales.



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