CANNES.- La carrera de Quentin Tarantino está Ãntimamente asociada al principal festival del mundo. Aquà presentó su ópera prima Perros de la calles en 1992 y se consagró hace exactamente 25 años cuando ganó la Palma de Oro con Tiempos violentos. Tras una ausencia de una década (habÃa venido por última vez con Bastardos sin gloria), el director más venerado por la cinefilia mundial regresó, a lo grande, con Once Upon a Time… in Hollywood (en la Argentina el lanzamiento está previsto para el 22 de agosto con el tÃtulo HabÃa una vez en… Hollywood). En principio, porque corrió con la postproducción para llegar con el estreno mundial una muy buena pelÃcula (para algunos incluso una obra maestra) y -en un dato no menor- porque llegó acompañado de varias de las estrellas más glamorosas del cine actual ( Brad Pitt , Leonardo DiCaprio y Margot Robbie ) que tan bien le hacen al marketing de Cannes y a los medios masivos.
Aunque está ligada de forma tangencial al siniestro clan Manson, las casi tres horas de pelÃcula apuntan a otra cosa. La historia de Sharon Tate (Robbie) es la excusa, la subtrama más cercana al thriller de un film en el que, en verdad, Tarantino quiere reconstruir, recuperar y exaltar un tiempo y un lugar: 1969 en Los Angeles.
Con un presupuesto muy importante para un autor que es más prestigioso que taquillero (unos 100 millones de dólares), con el carisma de sus intérpretes (además del trÃo protagónico hay un montón de pequeñas apariciones o mÃnimos cameos al punto de que parecerÃa que medio Hollywood participó del rodaje), con su habitual jukebox de fondo (no paran de sonar canciones), múltiples referencias cinéfilas y de cómics, y un universo conformado por carteles de neón, afiches de pelÃculas, salas y autocines, Tarantino presentó (en fÃlmico, claro) una acumulación de caprichos hermosos, un film celebratorio, lúdico, nostálgico y divertido.
No faltarán los detractores (que la violencia contra la mujer, que las constantes burlas a los hippies, que casi no habla de Vietnam, que dedica demasiados minutos a cuestiones poco trascendentes para un público no iniciado, que es como un niño rico con juguetes nuevos sin que nadie lo controle), pero tanto él como los actores y los cultores de la “religión” tarantiniana sabrán disfrutar de este viaje en el tiempo, un paseo por casi todos los géneros clásicos (western, thriller, comedia, musical, gore) y semejante despliegue actoral (no cualquiera junta a Pitt y DiCaprio, le suma a Al Pacino, tiene a Margot Robbie en plan seductor y luego los rodea de veinte figuras más). Pero, antes que nada, HabÃa una vez en… Hollywood es un exponente fascinante del cine dentro del cine. Y, más aún, es una carta de amor de Tarantino a la historia del séptimo arte.
Los protagonistas son Rick Dalton (DiCaprio), un actor de cierto renombre como malvado en series de TV y pelÃculas menores (obviamente Tarantino filma fragmentos de historias de cowboys y de venganza contra los nazis) que serÃa algo asà como una mezcla entre Burt Reynolds y Clint Eastwood (como éste, viaja a Italia y España a rodar spaghetti westerns); y Cliff Booth (Pitt), un héroe de guerra que es su doble de riesgo, su chofer, su confidente y su asistente en cuestiones como arreglar la antena de televisión. Según admitió Tarantino, este personaje está inspirado en Hal Needham, stunt que acompañó durante mucho tiempo a Reynolds.
Las desventuras de ambos por los viejos estudios (hilarante la escena en la que Cliff enfrenta a Bruce Lee) es, al mismo tiempo, un tour en el que Tarantino nos lleva a recorrer ese cine con el que creció y al que tanto admira. Citar todas las referencias musicales y cinéfilas que hay en estas tres horas demandarÃan varias páginas. Algunas son evidentes (en ciertos pasajes incluso se escriben los nombres de actores que aparecen en pantalla como el Steve McQueen que interpreta Damian Lewis); otras, no tantas y dedicadas a los expertos. Es uno de los tantos juegos y placeres que regala desde siempre -y muy especialmente en la notable HabÃa una vez en… Hollywood- ese director bulÃmico, ingenioso, desbordante y talentoso como Quentin Tarantino.