Sábado, 20 de Abril del 2024
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Peruanos descubren Fósiles de única Ballena de cuatro patas de Sudamérica

Publicado el 10/04/19

Formaron parte de equipo internacional de paleontólogos que lograron asombroso hallazgo en Ica

Fuente: Jessica Olaechea Tejada – Andina / Foto: Nathalie Sayago – Andina.

Cada descubrimiento empieza a contar una historia distinta. Y con el Hallazgo de una Ballena de cuatro patas de 42.6 millones de años en Ocucaje (Ica), capaz de caminar y nadar con destreza, se comenzó a escribir una historia sorprendente que le revelaremos. Además, ha puesto en vitrina el valor científico escondido en los desiertos del sur de Perú.

A unos 500 metros de la playa Media Luna, en el sur de la región Ica, hay una zona desértica con rocas de 45 y 30 millones de años. Allí se descubrió el fósil del denominado “Peregocetus pacificus”, que significa “la ballena peregrina del Pacífico”.

El descubridor de la ballena de cuatro patas, Mario Urbina (izquierda), y el paleontólogo Rodolfo Salas-Gismondi presentan en sociedad al primitivo cetáceo que ha captado el interés de la comunidad científica internacional.

En honor a la verdad, para su descubridor, Mario Urbina Schmitt, el espécimen debió llamarse “Cholocetus”, por haber sido hallada en Perú.

Era el 2007 cuando el agudo olfato de Mario Urbina —investigador y colector del Museo de Historia Natural— divisó un pez gordo en el desierto de Ocucaje, y años después sabríamos que se trataba del primer cetáceo cuadrúpedo de Sudamérica, y algo aún más asombroso: estaba emparentado con los cerdos e hipopótamos.

Tras recuperar una falange, Urbina retornó a Lima para mostrársela a su “socio”, el paleontólogo Rodolfo Salas-Gismondi, investigador y catedrático de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), con quien volvió a Ocucaje.

Al llegar a la zona correspondiente a la Formación Paracas, cuenta Salas-Gismondi, apenas se veía una falange y un diente asociado a una mandíbula, pero “inmediatamente supimos que se trataba de un animal terrestre y de cuatro patas, muy primitivo”.

El trofeo

Por temas de financiamiento y logísticos, la colecta o recuperación del fósil recién se concretó en el 2011 y estuvo a cargo de un equipo internacional.

El investigador y colector colector del Museo de Historia Natural, Mario Urbina, contó que en 2007 vio por primera vez una falange de la ballena de cuatro patas.

Ni el inclemente sol ni el fuerte viento del desierto fueron impedimento para concretar el objetivo. Tras dos días de arduo trabajo estaban frente al esqueleto más completo de un protocétido (cetáceo extinto), al margen de los que se encuentran en Asia y África.

“En Sudamérica no existe ningún fósil de un cetáceo cuadrúpedo”, aseveró Salas-Gismondi en exclusiva para la Agencia Andina.

En la recuperación de los huesos participaron los paleontólogos Christian de Muizon, del Museo de Historia Natural de París (Francia); Olivier Lambert, del Instituto Real de Ciencias Naturales de Bélgica; Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa (Italia).

Además, los peruanos Rodolfo Salas-Gismondi, Niels Valencia, Alí Altamirano, Eusebio Díaz, así como el descubridor de la ballena con cuatro patas: Mario Urbina.

Partes del esqueleto de la ballena de cuatro patas son custodiadas en el Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Se recuperó el sacro, fémur, tibia, vértebras (toráxicas, lumbares, sacrales y de la cola o caudales), falanges y calcáneo.

Pero el trofeo fue el astrágalo (uno de los dos huesos del talón, el otro es el calcáneo), que “siempre es buscado porque permite vincular al espécimen con sus descendientes”, remarcó Urbina.

“Uno de los huesos más interesantes que se encuentran fue el astrágalo, hueso que corrobora que los cetáceos [delfines y ballenas] están emparentados con los artiodáctilos, es decir, con los hipopótamos y los cerdos, y eso es algo increíble”, aseveró Salas-Gismondi.

Tal afirmación ya había sido sugerida por los datos moleculares, pero los fósiles, que estaban prácticamente en la superficie del desierto de Ocucaje, la corroboraron.

Exámenes

“El estudio filogenético evolutivo permite saber las relaciones de parentesco entre los organismos y el ADN dijo que los cetáceos estaban relacionados con los hipopótamos”, agregó.

Esto confirma que la ballena cuadrúpeda de unos cuatro metros de largo y que vivió hace 42.6 millones de años (Eoceno medio) en la costa de Ica tenía “más la anatomía de un animal terrestre que acuático”.

Otro dato interesante es que los cetáceos llegaron a Sudamérica atravesando los océanos, antes de que fueran totalmente acuáticos.

“Es un animal que tenía capacidades para andar en tierra, tal vez para reproducirse en tierra, tal vez cazaba en el mar; con esas dos capacidades mixtas, de animal terrestre y acuático, fue capaz de viajar grandes distancias, atravesar océanos y llegar hasta Sudamérica”.

Se presume que, de alguna manera, su linaje fue capaz de atravesar el océano Atlántico, cruzar la zona del Caribe y llegar al Pacífico Sur hasta las costas de Perú.

“En algunos momentos de la historia del planeta quizás hubo condiciones favorables para la migración; por ejemplo, tormentas, el nivel del mar bajó, las costas estaban más cerca”, señaló.

Además, se sabe que la ballena con cuatro patas de Ocucaje está muy emparentada a las que existieron en Asia y África.
Los exámenes anatómicos se hicieron en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; los análisis de microfósiles en rocas en Italia.

Cosa de locos

Para Salas-Gismondi, el descubrimiento fue “supersorprendente”. “Era una locura para un paleontólogo pensar que los cetáceos están emparentados con los hipopótamos [y cerdos] y cuando se encontró ese hueso [el astrágalo con dos poleas] se confirmó”.

“Nunca hubiéramos imaginado que íbamos a encontrar el esqueleto de una ballena de cuatro patas en el Perú, porque no se sabía que estos animales habían llegado al continente sudamericano. La evolución de las ballenas empieza en el sur de Asia hace 55 millones de años”.

Hace 55 millones de años, las formas más primitivas de cetáceos eran totalmente terrestres y hasta se podían confundir con un roedor.

El paleontólogo de la UPCH explicó: “La forma más ancestral de una ballena tenía cuatro patas, caminaba en tierra y entraba de vez en cuando al agua. Se llamaba Pakicetus y evolucionó en Pakistán, en el mar de Tetis, que existió hace 55 millones de años”.

“Es muy extraño encontrar un fósil de este tipo y encontrarlo entero es más extraño aún, porque en los países de origen se encuentran por pedacitos. [Es importante porque] cuenta la historia que no se sabe de la costa del Perú de hace más de 40 millones de años”, reafirmó Urbina a la Agencia Andina.

¿Y cómo era la ballena cuadrúpeda de Ocucaje?

La ballena tenía patas posteriores completas, es decir, con fémur, tibia, astrágalo, calcáneo, falanges muy largas. Y las puntas de las falanges más distales están preservadas y eso indica que se podía parar en tierra.

Este es el astrágalo, el hueso que permitió confirmar el parentesco de los cetáceos con los cerdos e hipopótamos.

Era un animal que vivía tanto en el agua como en tierra. Usaba las patas para soportar su peso en tierra y la cola, que era muy larga y un poco modificada, parecida a la de una nutria (con forma de remo), era usada para nadar.

“Estos animales tenían la capacidad de nadar de una manera muy efectiva, prueba de ello es que pudieron cruzar océanos y la capacidad de caminar en tierra porque sus patas están lo suficientemente bien formadas, al igual que la pelvis y el sacro”.

Su cabeza era muy parecida a la de un cocodrilo. Se encontró una mandíbula completa y la otra parcial. Tenía la dentición afilada de un carnívoro y muestra poco desgaste, evidencia de que era un adulto joven; se desconocen las circunstancias en las cuales murió.

La forma de los huesos puede dar mucha información. Por ello, se puede afirmar que el “Peregocetus pacificus” era muy parecido a un cerdo.

“Lo fantástico de este animal es que es una muestra directa de cómo se produce la evolución. Ocucaje es un lugar fantástico para saber cómo evolucionaron los mamíferos marinos”, subrayó Salas-Gismondi.

Quizás vaya siendo hora de cambiar aquella expresión que dice “primero vuela un chancho…” para referirse a un imposible, pues la ciencia ya determinó que las ballenas estaban emparentadas con los cerdos.

 



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