Daca, Bangladés, dic. 2.El papa se reunió este sábado en Daca con misioneras de la congregación de Madre Teresa y con jóvenes, antes de regresar a Roma, después de un viaje de seis dÃas a Birmania y Bangladés, con la crisis humanitaria de los rohinyás como telón de fondo.
Esta gira del sumo pontÃfice tenÃa como objetivo alentar a las pequeñas comunidades de las “periferias del planeta”, a menudo mucho más fervientes que en la vieja Europa, en plena secularización.
En la última jornada de este viaje, el sumo pontÃfice visitó un hospital de las Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por Madre Teresa de Calcuta, donde fue recibido por cientos de religiosas vestidas con el tradicional hábito blanco y azul.
En este centro hospitalario, cerca de 150 personas son atendidas, entre ellas Ananda Hira, enferma del riñón, sometida a una diálisis que de otra forma su familia no podrÃa costear.
“Estoy segura de que si el papa toca mi cabeza y reza por mÃ, voy a curarme“, habÃa dicho poco antes de la llegada de Francisco. “Dios escucha sus plegarias”.
Por la tarde, el Papa argentino se reunió con religiosos y jóvenes de Bangladés.
El avión del jefe de la Iglesia católica despegó de la capital de Bangladés a las 17:09 horas locales (11:09 GMT), indicó un periodista que viaja en él.
En Birmania y Bangladés, el Papa argentino se dirigió principalmente a las minorÃas católicas locales y celebró dos multitudinarias misas al aire libre en Rangún y Daca.
Este viaje papal estuvo marcado sin embargo por la crisis humanitaria de la minorÃa musulmana de los rohinyás, una de las más graves en este inicio del siglo XXI, un tema que el pontÃfice argentino ha denunciado reiteradamente en el Vaticano.
Una marea humana de más de 620.000 rohinyás de Birmania llegó estos últimos tres meses a Bangladés huyendo de la violencia impuesta por el ejército birmano, unas acciones que la ONU considera “limpieza étnica”.
Estas poblaciones se hacinan en precarios campamentos, grandes como ciudades, donde la supervivencia depende de la distribución de ayuda alimentaria.
Aunque no estuvo en la región de los campamentos, en el sur de Bangladés, Francisco sà se reunió con un grupo de estos refugiados en Daca. Un emotivo encuentro, muy esperado.
Después de esta reunión, el pontÃfice les pidió públicamente “perdón” por su sufrimiento “ante la indiferencia del mundo”. “Es la primera vez que un gran lÃder mundial nos escucha“, dijo Mohamad Zubair, profesor rohinyá de 29 años.
“Estoy emocionada. Estoy segura que ayudará a resolver la crisis de los rohinyás. Es un santo”, declaró a la AFP Stella Perera, una estudiante bangladesà de 18 años.
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