Viernes, 19 de Abril del 2024 
Cuando una persona es desvinculada de la organización donde labora, experimenta diversas emociones, como frustración, molestia o miedo; dependiendo de las razones del despido y del tipo de relación que mantenía con su empleador. Sin embargo, esta difícil situación, que es frecuente en el mercado peruano, puede convertirse en un gran aprendizaje para el futuro laboral de todo ejecutivo.
Lo primero que debe hacer un profesional es demostrar una amplia capacidad de auto análisis y deseo de mejorar su desempeño laboral, sin culpar a los demás por su situación. En ese sentido, es muy útil realizar una breve encuesta de 360° entre sus jefes, colegas y colaboradores, preguntándoles qué hizo bien, qué debió hacer, qué cosas no hizo y qué debió dejar de hacer.
Los resultados de esta indagación lo ayudarán a identificar objetivamente cuáles fueron sus debilidades; las competencias que debe desarrollar; cómo han sido las relaciones interpersonales dentro de la compañía; cuál fue su nivel de enggement con la organización y si posee el conocimiento necesario y actualizado para ejecutar sus funciones. Esta información será la base para que pueda elevar su nivel de empleabilidad en el corto plazo.
Finalmente, aconsejo averiguar constantemente qué es lo que requiere el mercado, reinventarse, agregar valor a la empresa y hacer del trabajo un centro de interés. Las desvinculaciones son buenas oportunidades para evaluarnos y comprobar si estamos siguiendo un plan laboral personal a largo plazo, en el que estén definidos claramente los objetivos a los cuales queremos llegar al final de nuestras carreras.
Por Manuel Cubas, presidente de Career Partners International Perú
