Según los mormones (la iglesia impulsada desde sus inicios hace 18 siglos por los Romney) el paraíso quedaba en el condado de Jackson en Missouri (EE.UU.) por lo que Adán y Eva fueron “americanos”.
Otra de las primeras teorías del mormonismo original era que Adán fue otro Dios tan distinto al de Jehová y Jesús, aunque de ello han dejado de hablar así como abandonaron el jurar que para llegar al cielo había que tener varias esposas y el segregar a los negros de sus templos por acusarlos de estar maldecidos.
No obstante, los mormones siguen reverenciando un cuadro en el cual se ve a su profeta fundador John Smith viendo una aparición simultánea de dos dioses (Jehová y Jesús), algo que les coloca fuera de la tradición cristiana de considerar que Cristo es un dios trino.
Los mormones conciben que pueden haber múltiples dioses y que quien obedezca sus mandatos puede incluso llegar a ser uno de ellos. Mitt Romney, por ello, no solo anhela ser residente de EE.UU. sino a devenir ulteriormente en un Dios que rija su propio sistema estelar, tal y cual Jesucristo -según ellos- rige al nuestro desde la estrella o planeta de Kolob.
Sin embargo, según la Biblia, el paraíso estaba flanqueado por el Tigris y el Éufrates más dos ríos más que nunca se han encontrado. Esto hace que Adán hubiese vivido en alguna parte adentro o en la periferia del actual Iraq, país que Romney ha apoyado que sea tan bombardeado, a pesar que ello haya producido más de un millón de muertos y un trillón de dólares en pérdidas, lo cual ha afectado a la economía norteamericana y mundial.
Analizando fotos satelitales, hay un estudio que cree haber descubierto los dos ríos laterales que se entrelazaban con el Tigris y el Éufrates en el paraíso, los mismos que hoy están secos y en los actuales Irán y Arabia Saudita, haciendo que el paraíso bíblico hubiese quedado al inicio de lo que hoy es el Golfo Pérsico pero que, antes de que se derritiesen los glaciares de la edad de hielo y se aumentase el nivel del mar, era un valle fértil.
Los antropólogos físicos afirman que el verdadero Adán vivió en el cuerno de África hace 50 a 80 mil años y que todos nosotros descendemos de su estirpe que cruzó lo que hoy es el mar rojo para iniciar el poblamiento del resto del planeta. Romney, en cambio, no cree en el primer testamento ni en la ciencia, y sigue jurando que el primer hombre nació en su propio país, en tanto que él concibe que América está predestinada divinamente a ser la tierra prometida y el líder de la humanidad, mientras que él debe esmerarse en seguir la carrera hacia convertirse en un nuevo Dios.