Domingo, 19 de Enero del 2025
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“Tiros por la culata”

Publicado el 16/12/11

LIMA –

Las intervenciones militares promovidas por EEUU en el Cercano Oriente y su periferia han definido mucho de lo que pasa en todo el mundo en el último tercio de siglo. En éstas Washington ha jugado con una política doble que a la postre le ha acabado explotando en su propia cara.

En sus inicios, la red terrorista Al Qaeda y el gobierno de Saddam Hussein fueron armados y financiados por el Pentágono. A ambos les hizo despegar y consolidarse en sus primeros momentos como instrumentos contra lo que Reagan consideraba que eran el enemigo mayor: la revolución iraní post-1979 y el gobierno izquierdista afgano apoyado por tropas soviéticas.

Occidente impulsó la invasión iraquí a Irán, la que produjo un millón de muertos en 1980-88 y el arribo a Afganistán de miles de fundamentalistas del mundo islámico, los cuales allí se hicieron famosos masacrando civiles y obligando a las mujeres a andar totalmente cubiertas.

Sin embargo, sus dos aliados acabaron como cuervos. Primero en 1991 Hussein, quien no logró conquistar territorios iraníes deseaba aprovechar su enorme aparato militar gestado gracias a la ayuda de la OTAN, se atrevió a invadir Kuwait, emirato que, si bien tiene un carácter mucho más antidemocrático que el régimen de los ayatolas, es una de las piezas que EEUU considera como suyas.

Diez años después, Al Qaeda fue lanzando operativos terroristas ya no contra los civiles ‘enemigos’ de EEUU sino dentro de esa megapotencia y de sus aliados.

A fin de castigar a sus frankesteins, Washington lanzó 2 prolongadas guerras en Afganistán e Iraq, en las cuales sus dos antiguos aliados-tornados-enemigos fueron depuestos a costa de cientos de miles de muertos y de billones de dólares en gastos bélicos, los cuales, a su vez, contribuyeron a generar el desplome económico occidental. Lo paradójico es que en esas dos intervenciones que se dieron en dos repúblicas que están a uno u otro costado de Irán, uno de los grandes beneficiarios ha sido el mismísimo gobierno persa a quien EEUU considera como su principal enemigo en la región.

Irán hoy ha logrado tener partidos armados afines cogobernando en Iraq, Afganistán y Líbano, e influencia a Siria y al Hamas en Gaza. De otro lado, EEUU al tumbar a Gadafi (quien antes de febrero estaba reconciliándose con Occidente), ha abierto las puertas para que los partidos religiosos islámicos ahora sean los más fuertes en Libia, Túnez y Egipto, y que éstos terminen acrecentando su influencia en toda esa región. Las guerras del Asia occidental y la recesión de EEUU son las facturas que dicha potencia debe pagar por sus tiros a la culata.



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