LIMA – El 18 de octubre, cuando más de un millón de peruanos protagonizan una de las mayores procesiones cristianas del planeta, es también la fecha en que el Estado peruano recuerda a su diáspora.
Ésta fue promulgada oficialmente durante los primeros 50 días que tuvo el anterior presidente desde que tomó el poder el 28 de julio del 2006. El hacer coincidir ambas celebraciones fue porque, aparte de fiestas patrias y navidades, la festividad que más reúne a los compatriotas en el extranjero es la del Señor de los Milagros.
El Perú se formó “importando” personas de todo el mundo. El sincretismo en torno al Cristo Moreno así lo mostraba: fue pintado por el esclavo angoleño Pedro Dalcón, los africanos desterrados se aferraron a él como su protector, este culto se yuxtaponía a uno anterior que los amerindios de Lima hicieron durante siglos a Pachacámac, el ritual venía de Europa y la imagen venerada era la de un judío asiático.
Sin embargo, hace menos de medio siglo el Perú ya “exporta” más gente que la que “importa”. Los 3 millones de peruanos del exterior (PEX) conforman el 10% de la población y un número mayor al de cualquiera de las 25 regiones peruanas, exceptuando a la metrópoli capitalina.
Durante las elecciones Ollanta Humala sostuvo que las remesas que ellos aportan constituyen, después de la minería, la mayor fuente de divisas. Según el parlamentario andino Hildebrando Tapia, éstas se acercan a los $ 2,500 millones anuales, mientras que los impuestos derivados de ello bordean el medio millar de millones de dólares.
A pesar de que la economía peruana crece mientras que la del Primer Mundo se estanca, cada día dos tercios de un millar de peruanos salen a vivir fuera de su patria en busca de mejores oportunidades para instruirse o trabajar, o para reencontrarse con sus seres queridos.
Ya han pasado más de 80 días desde que se inició este nuevo gobierno, pero aún la mayor reforma interna de la Cancillería no es una relacionada a los PEX sino una que pasa a retiro a 15 embajadores. Dentro de éstos hay 2 que sirvieron en Londres (Hernán Couturier y Armando Lecaros) y de los que este autor es testigo de los grandes esfuerzos que ellos hicieron siempre para vincularse a sus PEX.
El nuevo presidente (o su canciller de gira en Europa) podría aprovechar la oportunidad de este día para promover esta fecha, mientras que las premiaciones, eventos y mensajes que la acompañaban se van olvidando.
También se han ido relegando los consejos electos en las comunidades del exterior, mientras que la diáspora no tiene ningún tipo de representatividad en los poderes Ejecutivo, Legislativo o Judicial.
El Perú bien podría seguir el ejemplo brasileño y francés de tener un Parlamento de expatriados. En esta fecha el nuevo presidente (o su canciller de gira en Europa) podrían aprovechar la oportunidad para anunciar cómo piensan materializar lo que prometieron para ser electos, como el crear una bancada, un viceministerio y un instituto cultural para los PEX.