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Aniversarios libertarios

Publicado el 22/02/11

En el mismo día en que murió Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, el más grande peruano y latinoamericano fallecido en Londres, también se conmemoró la principal rebelión criolla en apoyo a Túpac Amaru y Túpac Katari: Oruro 1871.

En los países andinos se suele rendir mucho tributo a los héroes de los levantamientos indígenas de los 1870 como Túpac Amaru o Túpac Katari, o a los forjadores criollos de las independencias republicanas de cuatro décadas después como Bolívar o San Martín. Sin embargo, tienden a aparecer rezagados una serie de personajes o hechos que sirvieron de nexos entre ambos procesos, dos de los cuales tenemos que recordar cada 10 de febrero.

Uno es el del levantamiento del pueblo de Oruro que se dio en esa fecha hace 230 años y otra es el de la muerte de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, el más destacado latinoamericano fallecido en Londres, ocurrida en 1798.

La sublevación de Oruro fue un acontecimiento muy importante que se dio en la misma época en que los Túpacs se levantaron en comarcas cercanas a Cusco y La Paz. Esas insurrecciones se apoyaron en los indígenas.

Lo interesante del alzamiento de Oruro del 10 de febrero de 1781 es que éste, a diferencia del de los dos Túpac, se da en una ciudad (la más importante para la minería del Alto Perú después de la de Potosí) y en torno a una alianza entre los ricos criollos locales y los campesinos quechuas y aymaras.

Sin embargo, esta coalición no duró mucho, pues los indígenas sobrepasaron a los criollos orureños. Sebastián Pagador, uno de los líderes de la revuelta, pagó con su vida dicho rebase campesino.

Los levantamientos, que se dan desde 1809 en adelante fueron timoneados por los criollos quienes se aseguraron, incluso a punta de violencia, de evitar que los indígenas o los esclavos se “extralimiten” (tal como pasó con los Túpacs o en la independencia de Haití de 1804).

Vizcardo, quien vivió en el Cusco poco antes de la insurrección tupaquista, fue deportado a Europa, desde donde trabajó buscando apoyo de monarquías, como la inglesa, para dicha causa. Luego fue uno de los primeros en pedir la independencia (y no sólo la reforma de la corona española). Su Carta a los Españoles Americanos, que Francisco de Miranda publicó a los meses de su muerte, fue el Manifiesto que él y Bolívar anexaron a sus distintas proclamas de soberanía.

Hoy en Londres hay dos placas en honor a él, pero ningún monumento, algo por lo cual estamos trabajando.

Nota anexa.- Ambas conmemoraciones coincidieron este año con la presentación de credenciales del nuevo embajador peruano Hernán Couturier a la reina Isabel II. Horas después él nos contaba cómo a la monarca que más tiempo lleva en el trono en el mundo le brillaron los ojos al sorprenderle revelándole que la residencia peruana en Londres fue la casa de su tía Victoria, quien fue la última reina española antes de la república de 1931 y también abuela del rey Juan Carlos. Sin embargo, no sabemos si ella también le quiso dar una sorpresa al recibirle en su palacio vestida de rojo y con su cabellera blanca (como recordando a la bandera peruana) y en el día de Vizcardo.



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