Viernes, 19 de Abril del 2024
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El shock británico y la gira de Piñera

Publicado el 20/10/10

El ministro británico de finanzas, George Osborne, acaba de anunciar el mayor ajuste económico de la historia reciente del país.
Este sostiene que su meta es reducir el déficit de 130 mil millones de dólares, para lo cual es necesario realizar una serie de drásticas medidas.

Estas incluyen un plan para que en este lustro se logre ir despidiendo 500,000 servidores públicos (el 10% de ellos), se corte un tercio del presupuesto de los municipios y se reduzca substancialmente los beneficios a discapacitados, desocupados y personas con bajos ingresos (quienes reciben subsidios para sus alquileres o para comprar sus bienes de primera necesidad). A finales de la década la edad para la jubilación debería subir 4 años más.

Este gobierno tardó 5 meses en lanzar su programa. La demora se dio porque se fue buscando estudiar el que hacer y buscar crear un consenso entre los dos partidos que por primera vez en su historia cohabitan en el poder: los conservadores y los demo-liberales.

Estos dos partidos habían estado en la oposición al gobierno laborista de 1997-2010, pero los primeros desde la derecha y los segundos tomando algunas posiciones a la izquierda de los ‘rojos’.

Los conservadores han logrado hacer que los liberales acepten sus recetas a cambio de algunas concesiones en ideas y puestos públicos, pero estas reducciones económicas corren el riesgo de reducir significativamente la influencia del demo-liberalismo.
El laborismo ha de revigorizarse desde la oposición y no sería inusual que estos lleguen a superar a los tories en las encuestas, algo que no ha pasado en los primeros 6 meses del debut de ningún partido en el poder en el último tercio de siglo.

El shock no es solo un paquete de medidas económicas sino un viraje en el modelo económico. El Reino Unido debe así pasar de ser uno de los bastiones del estado de bienestar social y de fuerte intervención estatal en salud y educación a ir en una dirección como la que tiene EEUU (aunque sin tanta fuerza al sector privado como allí existe).

Este fin de semana se inician una serie de protestas sociales. Por el momento el Reino Unido ha mantenido un bajo nivel de huelgas y marchas. Este país, que ha tenido una democracia ininterrumpida durante un tercio de milenio, no tiene la misma experiencia de revueltas tipo Grecia o Francia.

Sin embargo, si el nivel de descontento llega a niveles similares hay el riesgo de que la coalición gobernante se agriete y que no sobreviva los 5 años que se propusieron mantenerse en el poder. De otro lado los recortes tienden a disminuir muchos empleos y el consumo y, por ende, podían dar paso a una mayor recesión e, incluso, a nuevas medidas de ajuste.

Cameron y Clegg, mientras tanto, buscarán evitar que la coalición se divida o pierda mucha popularidad, mientras esperan que el actual shock permita una futura recuperación y que el laborismo les ayude a canalizar a la protesta evitando que esta se radicalice demasiado.

Pi x Pi

La letra griega Pi es un símbolo que identifica a la disciplina de la psicología, en las matemáticas a una constante irracional, en la economía a la inflación o a la ganancia y en la ley a quien entabla una demanda.

La sílaba latina ‘Pi’ es la primera que tienen los apellidos de los dos presidentes que ha tenido la derecha chilena en las últimas 4 décadas. Pinochet y Piñera representan la fase inicial y la actual del modelo monetarista que Chile impuso en los 1970s y que ha sido seguido por decenas de países.

La fórmula actual de la derecha chilena es Pi x Pi. Ello implica mantener y desarrollar la economía abierta iniciada tras la desmantelación del proteccionismo nacional y social de Allende, pero adaptándola a la nueva psicología mundial. En un contexto internacional post-guerra fría donde se valora a las democracias multipartidarias, Piñera busca extirpar del inconsciente colectivo la imagen de que Chile es Pinochet y, más bien, busca mostrar lo que él llama ‘la vía chilena de hacer las cosas’ que implica rescatar mineros con ‘solidaridad’ y ‘tecnología’.

Si los 4 gobiernos democristiano-socialdemócratas de 1990-2010 hicieron que Chile mantuviese el pinochetismo económico pero con reformas sociales y pro-derechos humanos, Piñera también busca un compromiso con las fuerzas a las que él ha desplazado del poder.

En el conflicto con los mapuches Piñera no les ha disparado como a los amazónicos de Bagua, no ha aceptado amnistiar a muchos torturadores, decidió invertir recursos estatales en rescatar a mineros del sector privado y no desarrolla una política externa tipo Uribe o Aznar de total confrontación al ALBA.

Piñera sostiene que Chile tuvo sus 12 años de vacas gordas que van desde Pinochet hasta los primeros años de la Concertación que le sucedió en el poder y que los últimos 12 años del régimen social-demo-cristiano fueron de vacas flacas. El promete que con él se pasa a otra época de vacas gordas, que la economía chilena ya está creciendo a un 7% anual y que su nación será en esta década la primera latinoamericana en entrar al Primer Mundo.

La Pi del primer presidente billonario de Chile no será, según él, sinónimo de inflación sino de ganancia. La Pi de la demanda que él entabla es ante la Bachelet a la que pinta como culpable de la desaceleración de Chile.

Para la izquierda, en cambio, la herencia de Pi y Pi les suena tan mal como esas dos sílabas juntas. El senador socialista Letelier, quien va en la delegación de Piñera, sostiene que las cifras que éste utiliza son manipuladas y que él pretende erradicar algunas conquistas sociales incluyendo el voto obligatorio.

El primer Pi impuso este con fuerza y reprimiendo a los sindicatos y a la izquierda. Su dictadura de 1973-1990 alteró radicalmente a una economía proteccionista y con una fuerte intervención estatal que apuntaba a amortiguar las desigualdades sociales, para promover una abierta, privatizante y de libre comercio.

En el ínterin entre el primer y segundo “Pi” Chile vivió 2 décadas y 4 presidentes de la más duradera coalición gubernamental socialdemócrata/democristiana de la historia mundial. Aldwyn, Frei, Lagos y Bachelet mantuvieron el modelo económico de Pinochet pero buscando darle un giro más social o pro derechos humanos.

Piñera se convirtió en el primer conservador chileno en ganar una elección presidencial en medio siglo porque giró más hacia el centro distanciándose abiertamente de la herencia de la dictadura. Hoy él apunta a convertirse en el presidente derechista más popular que haya tenido su nación y buscar abrir un nuevo periodo donde su corriente política domine el escenario político (incluso logrando que los socialcristianos prefieran unírsele a él que a los socialdemócratas).

La continuidad del modelo del primer Pi con la nueva imagen del segundo Pi es el “Pi x Pi” con el cual la centro derecha quiere hacer un contrapeso a los gobiernos izquierdista latinoamericanos y crear un modelo que les suplante.

Came Piñera

LIMA | LONDRES. Came en inglés significa “llegó”. Estas son también las dos primeras sílabas de Cameron, el líder de los conservadores británicos, quien saluda el triunfo de la derecha chilena ansiando que éste presagie la suya propia.

Chile y Gran Bretaña son países cuya geografía es muy distante, pero cuyos destinos siempre han estado entrelazados. El libertador chileno O’Higgins proviene de una familia del Reino Unido y se crió en Londres. En la guerra del Pacífico los británicos colaboraron con los mapochinos contra Perú y Bolivia.

Cuando se dio el golpe de 1973, los laboristas se identificaron con los depuestos allendistas (con los que forman parte de la misma internacional socialdemócrata) mientras que los conservadores establecieron buenos lazos con la dictadura. Pinochet ayudó a que Thatcher derrotase a los argentinos en las Malvinas (y así pudiese lograr que los tories duren 18 años en el poder) y su modelo económico fue similar al privatizador que los conservadores británicos lanzaron como ejemplo para la globalización.

Desde que en 1997 los laboristas británicos llegaron al gobierno todo su periodo la han pasado viendo como sus camaradas socialdemócratas chilenos detentan ministerios o la Presidencia.

El 11 de marzo cuando Piñera remplace a la socialista Bachelet en la presidencia mapochina, Cameron estará en plena campaña calculando que en pocas semanas él también logrará hacer que los conservadores locales retornen al poder tras una muy prolongada ausencia.

La estrategia de Cameron, al igual que la de Piñera, no se basa en proponer un giro hacia la derecha dura, sino en querer remplazar a la socialdemocracia mediante una versión “moderada” y “humanista” del mercado libre



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