Jueves, 18 de Abril del 2024 
‘La nueva Rusia’, ese es el lema que exponen públicamente sus dirigentes en sus apariciones para dar a conocer al mundo los argumentos que deben convencer a la FIFA el próximo día 2 de diciembre, fecha en la que se decide la sede de esos campeonatos del mundo, a los que aspiran además España/Portugal, Inglaterra y Bélgica/Holanda.
Vitaly Mutko, Ministro del Deporte y Turismo de la Federación Rusa, explicó hoy en Moscú que su Gobierno ya ha garantizado tres factores importantes a la FIFA: El primero, la construcción de nuevos estadios; en segundo lugar la experiencia y el éxito organizativo de un país que ya organizó la final de la Liga de Campeones entre Manchester United y Chelsea en 2008; y la apuesta de ofrecer seguridad en los transportes entre las principales ciudades del país.
Mutko, en un conferencia de prensa internacional, dijo que de entrada respetaba a todos sus rivales en la carrera por organizar ese Mundial. “Todos los aspirantes que se presentan son dignos de poder hacerlo, pero Rusia además aspira a tener un Mundial. Nunca un país del este de Europa ha tenido la oportunidad de hacerlo. El futbol es un elemento de desarrollo, que deja un legado posteriormente a todo el país”, afirmó el Ministro ruso.
Para elevar las opciones de Rusia como alternativa a organizar un campeonato del mundo en 2018/2022, Vitaly Mutko habló sobre la mejora de las infraestructuras que va a afrontar Rusia, especialmente en su red ferroviaria, con la existencia ya del tren de alta velocidad que une Moscú y San Petersburgo, y la puesta en marcha de proyectos idénticos entre las ciudades de San Petersburgo y Helsinki; Moscú-Kazan y Moscú-Sochi, con la vista puesta en el incremento del turismo provocado por la designación de Sochi como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2014.
La candidatura de Rusia fue defendida además en el estadio Luzhniki por Alexey Sorokin, director de la organización y secretario general de la Unión Rusa de Futbol.
Sorokin destacó la felicitación personal que recibió del presidente de la UEFA, Michel Platini por el éxito de la final de la Liga de Campeones que jugaron Manchester United y Chelsea en el año 2008.
