Sábado, 20 de Abril del 2024
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Obama se la juega por la libertad de culto

Publicado el 15/08/10

El presidente de EE UU respalda la construcción de una mezquita en la ‘zona cero’ de Nueva York a pesar de la fuerte oposición política y ciudadana al proyecto

Aprovechando la conmemoración oficial que la Casa Blanca efectúa cada año para celebrar el inicio del mes del Ramadán, de ayuno y rezo para los musulmanes, el presidente norteamericano, Barack Obama, defendió el viernes la libertad de una institución islámica para construir una mezquita cerca de la ‘zona cero’ de los atentados terroristas de Nueva York de septiembre de 2001. A pesar de que el presidente recordó que la Constitución de Estados Unidos protege la libertad religiosa, numerosos políticos conservadores le criticaron por considerar que la localización exacta de la mezquita es un insulto a la memoria de los 2.851 fallecidos en aquellos ataques.

“Como ciudadano, como presidente, creo que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión que el resto de ciudadanos de este país”, dijo el presidente. “Y eso incluye el derecho a construir un lugar de rezo y un centro comunitario en una propiedad privada en el centro de Manhattan, cumpliendo con las leyes y las ordenanzas locales. Esto es América, y nuestro compromiso con la libertad religiosa debe ser inquebrantable. El principio de que las personas de cualquier credo son bienvenidas en este país y de que este Gobierno no las tratará de formas distintas es intrínseco a nuestra naturaleza”.

Obama se une así a un nutrido grupo de políticos moderados, como el alcalde de Nueva York, el independiente Michael Bloomberg, que creen que la construcción del centro islámico en Manhattan debe seguir adelante. Su promotora, la fundación Cordoba Initiative, ha logrado todos los permisos necesarios. Su último escollo era la petición, realizada por sus detractores, de que se declarara protegido al edificio que ahora ocupa el solar, de 152 años de antigüedad. La autoridad local rechazó esa petición el 7 de agosto, dando luz verde a su demolición. El 53% de los neoyorquinos se oponen al proyecto, según un sondeo.



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