Jueves, 28 de Marzo del 2024
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Hiroshima y Nagasaki

Publicado el 09/08/10

Hace 65 años por primera vez y única vez en la historia fueron lanzadas armas atómicas sobre humanos.  Unos 140,000 japoneses perecieron con la explosión de Hiroshima del lunes 6 de agosto de 1945 y tres días después otras 80,000 fueron asesinadas en un segundo bombardeo atómico sobre Nagasaki. El 15 de Agosto Tokio se rindió incondicionalmente ante Washington.

Estas dos bombas han sido las más letales que se hayan empleado en cualquier conflicto militar. La gran mayoría de sus 220,000 asesinados fueron niños, mujeres, ancianos y demás inocentes. Esa cifra es mayor que la de la suma de todos los muertos civiles en todas las guerras externas que haya tenido América Latina desde la invasión al Paraguay y Perú hace más de 13 décadas.

Sin embargo, el número de civiles asesinados por los aliados en 1945 se multiplica si se suman otros bombardeos a ciudades como Colonia, Dresde, Hamburgo, Tokio, etc.

La historia la escriben los vencedores. Mucho se ha hablado del holocausto nazi sobre más de 6 millones de judíos, gitanos, homosexuales e izquierdistas, sobre las matanzas y esclavización de millones de eslavos, o sobre como los japoneses masacraron e Nanking, prostituyeron chinas y coreanas o abusaron de sus prisioneros de guerra.

Sin embargo, las potencias ‘democráticas’ también cometieron crímenes de guerra, los mismos que hasta hoy nunca han sido juzgados.

A 65 años de las masacres de 220,000 civiles nipones aún EEUU no ha dado una disculpa oficial al respecto.

Muchos arguyeron que el lanzamiento de bombas atómicas sobre indefensos fue una necesidad para prevenir más sangre. Lo cierto es que 3 meses antes de Hiroshima los aliados habían conseguido una victoria absoluta en Europa y que el emperador nipón venía buscando como capitular.

La explosión atómica sirvió para justificar los tremendos gastos que incurrió preparar tal programa nuclear y  luego como una muestra de poderío que EEUU quiso enseñar al mundo para imponer mejores condiciones en el reparto del botín de guerra y prevenir a Stalin el no permitir revoluciones contra los acuerdos establecidos con Truman y Churchill.

EEUU se jacta de ser la gran potencia que ha defendido y expandido a la democracia liberal. No obstante, para haberse convertido en el líder del mundo occidental (desplazando de tal rol a Reino Unido, Francia y Alemania) tuvo como necesidad mostrar lo letal de las peores armas nunca antes construidas, las mismas que, en 1945, ella detentaba como monopolio exclusivo.

Los EEUU evidenciaron en Hiroshima la duplicidad de su política. Mientras siempre han justificado sus actos en función de promover la democracia y los derechos humanos, siempre su expansión se ha dado violando esos principios.

Su actual sociedad se gestó en base a la persecución y exterminio de muchos pueblos nativos (algo glorificado en Hollywood en sus filmes contra los mal llamados ‘pieles rojas’).  Las invasiones sobre América Latina y luego sobre Indochina, Yugoslavia, el Medio Oriente y Afganistán siempre han combinado ese doble filo: una propaganda en pro de la democracia y una práctica muchas veces opuesta a ese objetivo.

Colombización

El 7 de agosto Juan Manuel Santos juró como el 59* Presidente de Colombia. El ha llamado a tender la mano a sus adversarios para solucionar las dos características que más han venido destacando a su país dentro de las Américas. Una es la de ser allí la república con el más antiguo y profundo conflicto armado interno y otro es la de ser la que tiene más problemas con su vecindario.

Desde hace más de 6 décadas Colombia ha sido el escenario de numerosas guerrillas, las mismas que, tras el ejemplo de la revolución cubana de 1959, adquirieron una fisonomía pro-castrista. Estas, a su vez, han llegado a dotarse de decenas de miles de combatientes y simpatizantes, y a controlar importantes zonas de la república, algo que nunca antes ni después ha conseguido otra guerrilla de raíz marxista en Sudamérica.  Encima, los ejércitos paramilitares y el narcotráfico llegaron a adquirir una proporción nunca antes vista en la región.

El nuevo mandatario de Bogotá ha sido pedido por la justicia ecuatoriana por haber ordenado hace dos años el exterminio de un campamento de las FARC en su territorio, mientras que, apenas él ganó las elecciones, Venezuela rompió relaciones con Colombia. Las dos crisis externas que Colombia ha tenido han sido producidas a raíz de denuncias de que la guerrilla de su nación opera desde los países vecinos y, en ambos estallidos, se ha llamado a movilizar tropas a las fronteras. Las disputas de Bogotá se extienden, además, al tercer vecino del ALBA que tienen (Nicaragua) quien les reclama la soberanía de las islas de San Andrés.

En el lenguaje de la política mundial se suele utilizar la palabra ‘balcanización’ o ‘yugoslavización’  al proceso por el cual un territorio se fragmenta en múltiples Estados. Sin embargo, antes que la península balcánica empezase a desintegrarse a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX o que Yugoslavia se escindiese durante la II guerra mundial (1939-45) o tras el fin de la guerra fría (post-1991), Colombia fue un ‘modelo’ de fractura estatal.

La palabra ‘Colombia’ fue creada o utilizada por Miranda y Bolívar para unir al continente de Colón. Sin embargo, bajo este término solo se llegó a nombrar la república que comprendió al virreinato de Nueva Granada (uno de los 4 que conformó Hispanoamérica), el mismo que, poco antes, había perdido el control de Trinidad y Tobago. La Colombia que Bolívar creó el 7 de agosto de 1819, a su vez, acabó repartida entre 4 nuevas repúblicas (Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá) y territorios que fueron para Costa Rica, Nicaragua, Brasil, Guyana y Perú.

El término ‘colombización’ ya no se usa tanto para referirse al proceso de división de una república (pues la de Panamá en 1903 fue la última fractura de Colombia) sino para el ingreso de una nación a una situación donde muchos grupos armados controlan diversas partes del territorio.

Si Santos no logra revertir los conflictos interno y externo que tiene Colombia, el proceso de colombización puede salpicar al resto de la región ya sea generando un rebrote de grupos armados internos (como en el Perú o Centroamérica) o radicalizar a los movimientos regionalistas hacia una forma de separatismo (en el caso de Venezuela, Ecuador y Bolivia).

Quito: 201 años

El 10 de Agosto Ecuador celebra su día nacional. Sin embargo, esa fecha conmemora un suceso que aconteció en 1809, 21 años antes de que se crease en 1830 la actual república del Ecuador. En esta nota abordaremos las peculiaridades de su proceso de separación, tanto de España como de sus dos vecinos (Colombia y Perú).

A pesar de que se dice que el levantamiento de Quito del 10 de agosto de 1809 fue el primer grito de la independencia hispanoamericana, tal pretensión no es exacta. Primero, porque lo que allí se dio fue una junta autónoma que no llamaba a crear una república independiente sino el buscar reinstalar al rey Fernando VII frente a los franceses que habían conquistado España. Segundo, porque otras juntas similares se conformaron semanas antes (el 25 de Mayo en Chuquisaca, hoy Sucre, y el 16 de julio en La Paz, ambas ciudades de la actual Bolivia). Estas dos juntas, al igual que la de Quito, serían prontamente sofocadas.

Trece años después de 1809 Quito sería liberado del control español. En la batalla realizada el 24 de mayo de 1822 en las laderas del volcán Pichincha, muy cerca de dicha ciudad, las tropas que habían provenido del resto del resto de la Gran Colombia, Chile, Perú y el Cono Sur derrotarían a los realistas.

La liberación de Quito ocurrió después que Guayaquil el 9 de Octubre de 1820 y Lima el 28 de julio de 1821 se independizasen. Esto, pese a que esta ciudad estaba al norte y más cerca a Bogotá desde donde llegaron inicialmente las tropas emancipadoras de Bolívar.

La que fuese la capital de la Real Audiencia española de Quito pasó a ser la del nuevo Departamento del Sur de la Gran Colombia. Guayaquil, que había sido parte del Perú, fue anexada a dicho departamento grancolombiano al siguiente julio de que en Lima se conformó la república peruana.

Recién en 1830 se crearían tanto las repúblicas de Ecuador como la de Venezuela, las cuales se escondieron de la Gran Colombia.  Aún hoy todos ellos son los únicos 3 estados del mundo en compartir la misma bandera.

Tres militares venezolanos fueron claves en ese proceso. Bolívar y Sucre en emancipar a Quito del dominio español y Juan José Flores en ser el primer presidente de Ecuador (cargo que tuvo en 1830-34 y luego en 1939-45).

Ecuador, de manera similar al Uruguay, quedó como una república intermedia entre dos grandes Estados sudamericanos y el mar. Mientras Uruguay pasó de manos entre Argentina y Brasil, aunque mantuvo el eje de su territorio, Ecuador nunca llegó a ser conquistado por el Perú y sus fronteras variaron mucho. Colombia se anexionó Pasto, Popayan y Buenaventura y ante Perú, hasta hace poco, Ecuador reclamaba en sus mapas oficiales gran parte de su Amazonía.

El nombre del Ecuador

Ecuador es hoy el único de los 192 países reconocidos del mundo que tiene como nombre exclusivo el mismo que el de una línea geográfica que pasa por su territorio.

La línea ecuatorial pasa por 13 países, pero hay otras latitudes (como las de los trópicos de Cáncer o Capricornio) o meridianos (como el de Greenwich), aunque ninguna otra nación lleva tales denominaciones.

La república del Ecuador adoptó tal nombre en 1830 sucediendo al territorio que fue denominado durante la colonia como ‘Audiencia de Quito’ y en los 1820’s como el ‘Departamento Sur’ de la Gran Colombia.

El membrete ecuatorial, sin embargo, no es monopolio de la república capitaneada por Quito. En 1824, seis años antes que el congreso constituyente de agosto-septiembre de 1830 en Riobamba designase así a dicho nuevo Estado,  exactamente en la otra orilla de Sudamérica, se conformó en torno a Pernambuco la Confederación del Ecuador, la misma que fue pronto sofocada con ayuda de tropas británicas impidiendo la división del Brasil.

Tanto la república ecuatoriana que nació en el nordeste brasilero en 1824 como la que se dio en el sudoeste grancolombiano en 1830 fueron escisiones de los que entonces eran los dos Estados sudamericanos más grandes. Mientras la primera se rebeló contra una monarquía local aunque timoneada por un rey europeo, la segunda fue una división de una república en crisis y su primer presidente fue un venezolano (Juan José Flores). Las dos repúblicas de basaban en territorios con su propia historia diferenciada. Pernambuco llegó a ser una colonia holandesa y Quito administró las zonas incas de lo que llegó a ser la Gran Colombia.

El destino de las dos repúblicas ecuatorianas marcó la gran diferencia entre los procesos que se dieron en las antiguas colonias españolas y portuguesas de las Américas. La separación de Quito fue una de las tantas que balcanizó a Hispanoamérica, mientras que aún hoy todos los territorios luso-hablantes del Nuevo Mundo son parte del Brasil, país donde reside más del 85% de quienes hablan como idioma materno al portugués en todo el globo.

En 1959 las dependencias de Franco en el África negra (conocidas como la Guinea española) se constituyeron como la Región Ecuatorial Española, la cual en 1963 adquiere el status de comunidad autónoma de Guinea Ecuatorial y 5 años después el de república. La actual República de Guinea Ecuatorial, el único país de lengua oficial castellana fuera de Iberia o de las Américas, no obstante, no es atravesado por la latitud ecuatorial (la misma que pasa por debajo de este país, aunque por encima de una pequeña isla que ésta tiene al sur: Annobón).

Buenos Aires (quien hoy es comanda a uno de los dos países más cercanos al Polo Sur) fue, durante la colonia, la que administraba los territorios ecuatoriales africanos españoles.

La primera república ecuatoriana (la de Pernambuco) tampoco llegaba a la línea ecuatorial (pues quedaba al sur de ésta).

La actual república que queda en el océano Pacífico, a diferencia de los otros dos Estados con membrete ecuatorial que se dieron o se dan en el Atlántico, si queda en medio de donde pasa la línea que divide al planeta.



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