Jueves, 28 de Marzo del 2024
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Flandes y Escocia

Publicado el 15/06/10

Flandes y Escocia, que son las regiones norte del Reino Unido y del Reino de Bélgica donde residen alrededor de 6 millones de personas, tienen en común el hecho de que allí vayan creciendo movimientos separatistas.

El gobierno local de Escocia está en manos del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y el domingo la Nueva Alianza Flamenca (NVA) se convirtió, por primera vez, en la primera fuerza parlamentaria a nivel de toda Bélgica.

Ambos partidos quieren romper con sus respectivas monarquías para crear repúblicas o Estados independientes. Su visión, al igual que la de los que también quieren separar pacíficamente a los vascos y catalanes del norte de la corona española, es la de mantener a la Unión Europea pero con una mayor diversidad de Estados más nacionalmente homogéneos.

Sin embargo, entre el independentismo escocés y el flamenco hay una gran diferencia.

Los primeros tienden más hacia la izquierda. El SNP quiere que Escocia siga un modelo socialdemócrata como los de los países escandinavos que están al otro lado del Mar del Norte.

Los segundos, en cambio, van en dirección opuesta. El NVA es una derecha anti-inmigrante tipo la de la Liga Norte de Italia.

Mientras el SNP es abierto a recibir a gente para que pueble su poco habitado país, el NVA quiere reducir la inmigración a su pequeño y muy poblado territorio y obligar a todos (incluyendo a los belgas franco-hablantes) a que se expresen en flamenco.

En las elecciones generales belgas del 13 de junio el NVA fue la única fuerza que superó el millón de votos. Para el Senado nacional sacó casi un quinto de los votos y 9 de sus 40 miembros.

Los separatistas más radicales en Escocia son los socialistas pro-trotskistas (SSP), pero en Flandes son los ultra-derechistas del Vlaams Belang (VB). El crecimiento de los nacionalistas ‘moderados’ ha disminuido a ambos extremos. El SNP logró acabar con toda la bancada socialista mientras que en estos últimos comicios belgas el NVA hizo que los xenófobos del VB bajen del 12% al 8% de los votos a nivel nacional.

Si hoy en día el SNP se opone al gobierno conservador del Reino Unido que demanda una reducción radical de la inmigración y del gasto público, el NVA pide, en cambio, que el Reino Belga adopte medidas más duras que sus pares británicos con respecto a su endeudada economía y contra los extranjeros no europeos.

Verdes verdes

En la víspera de la primera ronda presidencial colombiana las encuestas hablaban de un empate técnico entre Mockus y Santos. Tras que el primero quedó a menos de la mitad de los votos del segundo, hoy la mayoría da por asegurada la victoria oficialista.

Para revertir la gran diferencia que le separa de Santos Mockus bien pudo aliarse a la izquierda y contar con sus miles de activistas y su bases electoral de casi un décimo de los votos. Sin embargo, buscando no perder al electorado ‘anti-subversivo’, él prefirió demarcarse del Polo y con ello ha hecho que el partido que lidera la alcaldía de Bogotá fomente hoy la abstención.

Mockus pudo aliarse con los 3 candidatos perdedores de la derecha, pero no quiso ‘ensuciarse’ con ellos, con lo que ha hecho que el grueso de éstos vaya a votar por Santos.

Mockus ha desistido de toda alianza porque cree que manteniendo su independencia podrá llegar a la mitad del electorado que no fue a votar. Empero, su candidatura ha sido incapaz de mostrar una alternativa clara.

Se decantan de Uribe pero apoyan su programa económico y militar, con lo cual no hacen más que ayudar a que Santos diga que la mejor manera de asegurar la continuidad de ese modelo es apoyar a quien ha liderado esas políticas (él).

Su idea de buscar atraer a los apáticos no está dando resultados pues su falta de una clara delimitación no entusiasma a muchos y el hecho de que la gente crea que el resultado ya está definido en función de Santos (y encima que la segunda vuelta se de en medio del Mundial) hacen prever que en la ronda final no disminuya el ausentismo y que tampoco crezca mucho la votación por Mockus.

Los verdes colombianos, quienes esperaban llegar al poder en el 2,010, aún faltan madurar. Por ahora son una fruta verde.

Sri Lanka e Irlanda

Estas dos islas de similar tamaño, a pesar de encontrarse en las márgenes de dos continentes y océanos diferentes, representan hoy al mundo dos modelos diferentes de cómo lograr una u otra forma de ‘pacificación’ ante añejas guerras civiles inter-étnicas.

Cuando ambas islas dejaron de ser colonias británicas su situación fue diversa. Sri Lanka se mantuvo unido pero luego en el norte y este apareció la guerrilla de los tigres tamiles que querían independizar a los tamiles (cuya lengua y tradición hinduista es diferente al de la mayoría cingalesa y budista).

En cambio, el Reino Unido mantuvo para sí el noreste de Irlanda porque ésta era la única parte de dicha isla donde la mayoría de sus habitantes eran los protestantes unionistas y monarquistas y no los católicos nacionalistas y republicanos. La insurgencia del Ejército Republicano Irlandés (IRA) buscó que Irlanda del Norte se reunificase con la republica irlandesa.

El modelo de ‘pacificación’ irlandés consiste en haber logrado ir tentando al subversivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) para que se vaya yendo acoplando al sistema mediante un brazo legal a fin de que paulatinamente termine por integrarse al régimen y acepte desarmarse a cambio de cuotas en el gobierno local.

El modelo ceilandés, en cambio, consiste en lo opuesto. En vez de tratar el fenómeno subversivo con tácticas políticas se le busca arrasar con estrategias esencialmente militares. Según ‘The Economist’ ello implica plena libertad operativa a las FFAA, no negociaciones ni cese de fuego con la guerrilla, no diferenciar a los combatientes de los civiles no combatientes y censurar o ignorar a la prensa mundial.

Gracias a estas medidas el presidente ceilandés Mahinda Rajapaksa arrasó a los otrora poderosos tigres (la misma que ‘inventó’ el uso mundial de bombas humanas). Pese a los 80 a 100 mil muertos y 300 mil desplazados y a las acusaciones de brutalidad, este gobierno ha logrado captar una significativa fuerza electoral interna pues ha demostrado dar seguridad y orden.

Emisarios de Tailandia, Bangla Desh, Israel y Colombia han visitado a Ceylán o vienen estudiando esa experiencia. Ese modelo contrainsurgente puede estar sirviendo de inspiración a varios asesores de quien sea el nuevo presidente colombiano. Si se siguiese al ejemplo cingalés Santos debería implicaría combinar un régimen emergido en las urnas con uno que se base en un fuerte predominio en las armas.

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