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Manoel de Oliveira: “No tengo miedo de la muerte”

Publicado el 17/05/10

Cannes (Francia). (EFE).- Tiene 101 años y es el decano del cine mundial. Con esa edad, Manoel de Oliveira tiene fuerzas de hacer una película al año y la de 2010 la presenta nada menos que en Cannes con el añadido de que es un retrato irónico de la muerte, la “única certeza que existe”.

Un Oliveira jovial en sus palabras y en su cine abrió en Cannes Un certain regard, una sección habitualmente dedicada a descubrir nuevos talentos cinematográficos pero que en esta edición ha vuelto la mirada hacia talentos clásicos. El portugués es uno de ellos. Y con El extraño caso de Angélica demuestra que le queda cine para rato, al menos mientras le duren las fuerzas y los actores sigan venerándole como hizo hoy el elenco de esta cinta durante su presentación a la prensa. “Los actores son la parte fundamental del cine”, afirmó Oliveira, sin dejar meter baza a los protagonistas de El extraño caso de Angélica.

Aunque todos ellos se lo tomaron bien y coincidieron en señalar que lo vale es la opinión del “maestro”. El portugués Ricardo Trêpa, la española Pilar López de Ayala y la brasileña Ana Maria Magalhaes rodeaban con veneración a Oliveira, que se hizo el amo de la sala de prensa, más vacía sin embargo que la abarrotada sala de proyecciones donde se exhibió hoy su filme y en la que había más de un periodista sentado en el suelo.

No es un filme redondo el que ha traído a Cannes pero tiene destellos de genialidad, planos poéticos y un tema que denota el sentido del humor y de la realidad del cineasta portugués. El extraño caso de Angélica, a ratos cómico y a ratos dramático, cuenta cómo afecta la súbita muerte de Angélica (López de Ayala) a un fotógrafo, Isaac (Trêpa), que no la conocía de nada. Pocos escenarios, cámara fija y narración lineal interrumpida por escenas oníricas, el resultado es una película curiosa a la que le falta fuerza y un protagonista más convincente, porque Trêpa se queda muy lejos de las intenciones del realizador.

Claro que teniendo en cuenta sus momentos brillantes y que detrás de la cámara hay un maestro de 101 años, poco más se puede pedir. Sin olvidar la cruda y realista temática: la muerte. Un hecho al que Oliveira no tiene ningún miedo porque es “una condición absoluta”. “Todos sabemos que vamos a morir. Es la única certeza que tenemos. No tengo miedo de la muerte, tengo miedo del sufrimiento y, afortunadamente hasta ahora no me ha tocado ese momento verdaderamente terrible”, explicó un pausado Oliveira.

Una experiencia con la muerte que López de Ayala ha vivido de forma diferente durante el rodaje. La actriz, que tiene apenas un puñado de apariciones sin palabras en el filme, aunque la historia gire en torno a ella, explicó que se trataba de una metáfora. “Había que entenderlo desde otro lugar que no era la cabeza y actuarlo del mismo modo”, explicó la actriz madrileña, tímida ante la prensa y sentada junto a un director para el que sólo tuvo elogios. “Es educado, respetuoso, lleno de sonrisas. Ha sido muy fácil y una experiencias muy muy hermosa. Es difícil de explicar”, señaló López de Ayala, con vestido corto azul verdoso y el mismo tono rubio de cabello que luce en el filme.

Igualmente Ana Maria Magalhâes mostró su felicidad por haber trabajado con un director de la talla de Oliveira. “Es un realizador que me ha propuesto desafíos técnicos. Por eso me gusta trabajar con los grandes”, explicó esta actriz que en los últimos años se ha dedicado a trabajar como realizadora. Y ello a pesar de que su papel es meramente episódico.

Algo que demuestra la pasión contagiosa de Oliveira por hacer películas, a pesar de que el realizador reconoce que el cine es “menos honesto” que el teatro. “Como dice el director mexicano (Arturo) Ripstein, el cine es el retrato de la vida. Y también decía que el Gobierno debe ayudar a los realizadores, no como un favor, sino como una obligación. Debería ser complementario de la educación”, afirmó. Una pasión por el cine que le lleva a seguir trabajando y buscando ideas, que no le faltan.

La persecución de los judíos, la pérdida de valores que se vive actualmente o la crisis económica -“es muy importante, especialmente en Grecia, España y Portugal. Una cosa terrible”, afirmó- son sólo algunos de los temas que le interesan. Y que le gustaría reflejar en filmes que lleguen a todo el mundo. Para ello son fundamentales citas como las de Cannes o Venecia, resaltó Oliveira, que a sus años sigue con la misma ilusión y con ganas de “estar en todos los festivales”.

BIOGRAFÍA

Manoel de Oliveira (1908- ) nació en una familia de holgada posición socio-económica en la ciudad portuguesa de Oporto. Estudió con los jesuitas, y desde muy joven manifestó su pasión por el séptimo arte. En los tiempos del cine mudo, Manoel de Oliveira hizo su primera aparición en pantalla como actor en una película de Rino Lupo, cineasta italiano que forma parte de la historia del cine portugués de los años veinte. Continuó interpretando tras haber hecho sus primeras aproximaciones como director y llegó a obtener un papel relevante en la segunda película sonora rodada en Portugal, A canção de Lisboa, de Cottinelli Telmo. Siendo ya director consumado, es rara la vez que no aparece fugazmente en alguno de sus filmes. En 1931, dirigió su primer corto, Douro, faina fluvial, película documental que dejaba patente la influencia que ejercían sobre él directores como Robert Flaherty y los documentales soviéticos. En esta película describía una jornada de trabajo de los pescadores de las riberas del río Duero. En este trabajo ya se revelaba su particular sensibilidad y su espíritu afín a las vanguardias europeas. Otros documentales son Já se fabricam automóveis en Portugal y Miramar, praia de rosas, ambos de 1938. Su producción fílmica dedicada a la ficción se caracteriza por una marcada teatralidad y una casi constante reflexión acerca de la naturaleza del arte, el espectáculo y la esencia del ser humano. En 1942 dirigió Aniki Bobó, interpretada por una pandilla de chicos de las calles de Oporto, film directo, simple, vivo, que supuso un logro excepcional, sobre todo si se tiene en cuenta que fue anterior al neorrealismo italiano. En 1956 dirigió El pintor y la ciudad, película a partir de la cual su estética y su lenguaje fílmico tomaron un rumbo distinto, minimizando la importancia del montaje y priorizando los planos largos y la puesta en escena más teatral, arropada por diálogos densos y textos muy trabajados, lo que le ha supuesto duras críticas y enemigos de su obra, así como seguidores incondicionales.

FILMOGRAFÍA

  • 2010 – El extraño caso de Angélica
  • 2009 – Singularidades De Uma Rapariga Loira
  • 2007 – Cristovão Colombo – O enigma
  • 2006 – Belle Toujours
  • 2005 – Espelho Mágico
  • 2004 – O Quinto Imperio
  • 2003 – Una película hablada (Um Filme Falado)
  • 2002 – O Princípio da Incerteza
  • 2001 – Porto da Minha Infância
  • 2001 – Je Rentre à La Maison
  • 2000 – Palavra e Utopia
  • 1999 – A Carta
  • 1998 – Inquietude
  • 1997 – Viagem ao Princípio do Mundo
  • 1996 – Party
  • 1995 – O Convento
  • 1994 – A Caixa
  • 1993 – Vale Abraão
  • 1992 – O Dia do Desespero
  • 1991 – A Divina Comédia
  • 1990 – Non, ou a Vâ Glória de Mandar
  • 1988 – Os Canibais
  • 1987 – Mon Cas
  • 1985 – Le Soulier de Satin
  • 1983 – Lisboa Cultural
  • 1983 – Nice – à propos de Jean Vigo
  • 1982 – Visita ou Memórias e Confissões
  • 1981 – Francisca
  • 1979 – Amor de Perdição
  • 1975 – Benilde ou a Virgem Mãe
  • 1972 – O Passado e o Presente
  • 1966 – O Pão
  • 1965 – As Pinturas do Meu Irmão Júlio
  • 1964 – A Caça
  • 1963 – Acto de Primavera
  • 1956 – O Pintor e a Cidade
  • 1942 – Aniki Bóbó
  • 1941 – Famalicão
  • 1938 – Já se Fabricam Automóveis em Portugal
  • 1938 – Miramar, Praia das Rosas
  • 1932 – Estátuas de Lisboa
  • 1931 – Douro, Faina Fluvial


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