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Investigación: El 50% de mujeres modifican su vestimenta para evitar el acoso en el transporte público
28/11/2022 Noticias

Lima, noviembre 2022. Como cada año, el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, impulsado por la ONU, inicia una campaña para resaltar los esfuerzos globales para erradicar prácticas negativas contra las mujeres. La violencia es uno de los temas más preocupantes de nuestro país, por ello la ONU recuerda en este marco que una de cada tres mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género y cada 11 minutos una mujer o niña muere asesinada por un familiar.

 

En este contexto, WhereIsMyTranport y Rumbo, la aplicación con toda la información del transporte público de Lima Metropolitana y Callao, condujo el estudio Movilidad para llegar más lejos: ¿cómo se mueven las mujeres en Lima y Ciudad de México? en colaboración con Data Pop Alliance, realizado durante los primeros meses de este año, con el fin de entender las principales preocupaciones de las mujeres en sus rutinas de movilidad, cómo éstas modifican sus hábitos y cómo interfieren en su toma de decisiones.

 

Entre los hallazgos más importantes de las mujeres que se movilizan en el transporte público de Lima destacan:

 

  • 6 de cada 10 mujeres afirmaron haber rechazado una oferta de trabajo por dificultades de transporte ya sea por servicios inseguros, tránsito por calles en horarios nocturnos o tener que utilizar avenidas peligrosas.
  • El 50% declararon preferir viajar de día o transitar sólo por calles con buena iluminación, eligen únicamente rutas que las hacen sentir seguras, aunque no sean las más rápidas o las de menor distancia.
  • El 50% de las encuestadas han requerido modificar su vestimenta para evitar el acoso en el transporte público.
  • 5 de cada 10 mujeres limeñas se sienten inseguras o muy inseguras en el Metropolitano, los microbuses, las combis y los buses.
  • 4 de cada 10 mujeres utilizan las combis como uno de sus principales medios de transporte.
  • La movilidad de las mujeres que viven en las periferias tiene un costo elevado en términos de tiempo, tarifas y desgaste físico (y posiblemente mental).

 

A pesar de que se han implementado medidas para la reducción de la violencia de género dentro del transporte público, para las usuarias estas siguen siendo insuficientes, pues el acoso no sólo se hace presente al interior de las unidades, sino en distintos espacios diseñados para la movilidad. De hecho, el 42% de las participantes en este estudio se encuentran “Insatisfechas” o “Muy insatisfechas” con la eficiencia del transporte público.

 

Al hablar de inseguridad en la movilidad en la ciudad, fue posible concluir que no sólo se trata del temor a ser víctimas de algún delito, sino a sufrir un accidente; o bien, a padecer alguna lesión durante sus traslados.

 

A pesar de que el sistema de movilidad les otorga a las mujeres la oportunidad de viajar cuando ellas lo deseen y lo requieran, en la mayoría de los casos, sin necesidad de viajar acompañadas, este entorno tiene consecuencias que, sin limitarse a estos puntos, pueden enlistarse a que:

 

  • Las mujeres invierten más dinero en transportes que las hagan sentir ligeramente más seguras.
  • Las mujeres emplean más tiempo para desplazarse al elegir zonas que no pongan en riesgo su integridad y a largo plazo generan un desgaste emocional que impacta en la salud mental.
  • Trasladarse por espacios con una arraigada violencia de género implica un mayor gasto de recursos para las mujeres.
  • Los problemas de acoso afectan sus traslados e impactan en los hábitos de viaje de las mujeres. Deben tomar precauciones adicionales e, incluso, limitar sus posibilidades de conectar con áreas de la ciudad a las que les gustaría llegar.
  • La falta de alternativas seguras y eficientes es una limitante frente al crecimiento profesional y la independencia económica
  • Las mujeres se enfrentan a esta forma de violencia de género desde el momento en que planean salir de casa hasta el instante en que logran llegar a su destino:
  • Cuando modifican su vestimenta en función de su manera de desplazarse.
  • Al planear su ruta con anticipación para evitar caminos inseguros, aunque no sean las alternativas de viaje más eficientes.
  • Cada vez que aceleran el paso rumbo a la parada del transporte porque recibieron alguna mirada incómoda o el trayecto se encuentra poco iluminado.
  • Al utilizar sus audífonos para silenciar los comentarios inapropiados que reciben mientras esperan el transporte.
  • Al observar por la ventana al interior del transporte para evitar miradas inapropiadas u otras formas de acoso al interior de un servicio.
  • Al de cambiar de rumbo a último momento antes de llegar al destino por una opción más segura.

 

Esta fecha, nos sirve como un recordatorio de que, a pesar de ciertos esfuerzos colectivos por la reducción del acoso, la violencia y desigualdad de género, estos siguen siendo insuficientes. Que darle visibilidad a lo que se vive cotidianamente en el transporte y los trayectos es necesario no solo por lo que significa como acto, sino en lo que repercute en las vidas de las mujeres del país.

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