Sábado, 20 de Abril del 2024
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Viggo Mortensen recibirá el Premio Donostia

Publicado el 26/06/20

El estadounidense recibirá el premio Donostia en el próximo festival de San Sebastián, que se celebrará del 18 al 26 de septiembre, donde se proyectará su debut como director, Falling. Nadie lleva tantas décadas haciendo las películas que le apetecen, recibiendo llamadas tanto de las majors de Hollywood como de decenas de cineastas independientes y aceptando o rechazando películas sencillamente por el interés del proyecto, sin importarle lo económico, con absoluta libertad. Y lo mismo le ha pasado con sus otras facetas como poeta y fotógrafo, a través de su editorial Perceval Press. Ha sido tres veces candidato al Oscar, la última con Green Book en 2019, y lo que en otras carreras sería un hito, en la suya no es más que un pequeño detalle. Lo que llama la atención es su olfato eligiendo proyectos, lo que hace que sea un habitual de los grandes festivales de cine. Y a pesar de eso, la trayectoria de Mortensen siempre quedará marcada, para el gran público, por su Aragorn de El señor de los anillos.

La lista de proyectos rechazados por Mortensen es también larga. Y durante unas horas, en esa cesta entró El señor de los anillos a finales de los noventa. Él no era el actor elegido para dar vida a Aragorn en la saga cinematográfica de Peter Jackson –ese honor le correspondía a Stuart Townsend-, pero a una semana de iniciarse el rodaje en Nueva Zelanda quedó claro que no estaba a altura. Y la oferta le llegó a Mortensen, que la rechazó. Fue su hijo Henry, fan de los libros con 10 años, quien le convenció para que aceptara y que cogiera el primer vuelo a un rodaje que elevaría a Mortensen a la categoría de estrella mundial.

Sin embargo, el neoyorquino afincado en Madrid –es pareja de Ariadna Gil desde hace 12 años- no se mueve por esas reglas de fama y triunfo. Hijo de danés y estadounidense, desde que debutara en 1987 en Único testigo, como uno de los amish, y tras trabajos comerciales como un capítulo de Corrupción en Miami, o filmes como La matanza de Texas 3, Jóvenes ardientes o Intrépidos forajidos, ha aparecido o impulsado un buen número de grandes títulos: Extraño vínculo de sangre (1991), Atrapado por su pasado (1993), Marea roja (1995), Retrato de una dama (1996), y tras espaciar aún más sus trabajos después del éxito de El señor de los anillos, Una historia de violencia (2005), Promesas del Este (2007) y Un método peligroso (2011), todas con David Cronenberg; Appaloosa (2007), un wéstern dirigido por otro actor alejado del convencionalismo como Ed Harris, y las estupendas La carretera (2009), Lejos de los hombres (2014) y Captain Fantastic (2016).

En su infancia, la familia Mortensen se trasladó a Argentina, donde su padre dirigió varias granjas de pollos, y a Venezuela. Por eso Viggo Mortensen habla perfectamente español —tiene facilidad para los idiomas— con un deje argentino (a lo que añade su pasión futbolística por el San Lorenzo de Almagro), lo que le ha abierto la puerta a rodajes tanto en Argentina –Todos tenemos un plan (2012), de Ana Piterbarg, y Jauja (2014), de Lisandro Alonso, filmes que también produjo– como en España: Gimlet (1995), de José Luis Acosta; La pistola de mi hermano (1997), de Ray Loriga, y Alatriste (2006), de Agustín Díaz Yanes.

Junto a esta vertiente cinematográfica, está el Mortensen editor, escritor y fotógrafo. “Escribir, hacer un poema realmente bueno es imposible, que responda honestamente a lo que sentís de verdad; si acaso sale algo bien, siempre será otra cosa alejada de aquello que lo generó”, aseguraba en el Festival Barcelona Poesia. En 2002 fundó la editorial Perceval Press. “Me encantan los libros. Y ya sé que ningún poeta se hará nunca rico, te ha de gustar de verdad; a veces puede parecer algo aburrido, soso, pero hay momentos en que… No hay que ser poeta para apreciar la poesía”, sostiene. Y el lado social. En 2018 el actor se hizo socio de Òmnium Cultural, la plataforma cívica que se fundó para preservar la cultura catalana y en la última década se ha unido a los movimientos separatistas catalanes. Sobre Trump, durante la promoción de Captain Fantastic, Mortensen decía: “Es difícil progresar sin escuchar, como se ve hoy en día. Y yo no recuerdo en EE UU desde finales de los setenta que la sociedad estuviera tan dividida por etnia, religión, región, clase social, económica… Trump es el producto de esa polarización, no su impulsor. Es de hipócritas o ignorantes preguntarse ‘¿De dónde salió este bicho?’ No entiendo por qué sorprende. Es un oportunista que suma un par de ideas malas —se ha dado cuenta de que la división y el juego a que todo es blanco o negro funciona—, pero que recoge lemas que vienen de décadas atrás. Así que este bicho nace de nosotros”.

A sus 61 años, Mortensen ha logrado por fin dar su ansiado salto a la dirección. Lo ha hecho con Falling, que se estrenó en Sundance, lleva el sello Cannes porque hubiera participado en el certamen francés en este 2020 y se proyectará en San Sebastián cuando reciba el Donostia, antes de su estreno comercial en España el 2 de octubre. El mismo Mortensen, también guionista de este drama, encarna a John Peterson, un hombre que vive con su marido y su hija adoptiva en Los Ángeles. Su padre, Willis (al que da vida Lance Henriksen), un granjero solitario y conservador, se queda en casa de John mientras busca el lugar idóneo para jubilarse. En esa estancia, los mundos de padre e hijo chocan violentamente. Mortensen no iba a protagonizar Falling, pero se vio obligado para levantar su producción. Y en ella hay un cameo de Cronenberg, uno de sus grandes amigos en el cine.



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