Si bien es cierto se ha postergado la adjudicación del proyecto cuprÃfero Michiquillay, debemos comprender que dichas situaciones son parte de los obstáculos que deben enfrentar los inversionistas para sacar adelante grandes iniciativas de desarrollo.
En este caso, debemos advertir la real importancia de Michiquillay no solo para la reactivación económica del paÃs, sino sobre todo de la región Cajamarca, que tiene en el cobre uno de sus mayores tesoros para sacar de la pobreza a su población y brindarles una mejor calidad de vida.
Este gran proyecto sumado a Galeno, La Granja y Conga generarÃan más de 1 millón de toneladas de cobre, que nos consolidarÃa como el segundo productor mundial de este metal, y representarÃa una excelente oportunidad para garantizar en las próximas décadas un mejor acceso a la educación, salud, trabajo y mejores oportunidades económicas para los cajamarquinos.
De otro lado, debemos apuntar que al ser la minerÃa una actividad económica desenvuelta en las zonas más recónditas y remotas de nuestro paÃs, donde lamentablemente la presencia del Gobierno es limitada y en algunas instancias, nulas; las compañÃas mineras son los principales motores de desarrollo para las comunidades aledañas al momento de iniciar un proyecto.
Las compañÃas mineras son vistas con alta expectativa por la población local para atender las carencias olvidadas históricamente por el Estado. Sin embargo, debemos establecer de forma clara y dar a conocer los roles que le competen a la actividad minera en nuestra sociedad: Ser los aliados estratégicos para el desarrollo del paÃs, pero no sustituir ni asumir responsabilidades que no le competen.
Finalmente, los largos trámites y tiempo perdido son algunas de las dolencias que experimentan nuestros inversionistas, que están cansados ya de la tediosa tramitologÃa que abarca gran parte de todas las actividades empresariales en el paÃs. Por ello, no es un misterio que esta falta de optimización de recursos y tiempo genere que muchos proyectos se demoren y pierdan fluidez, cuando deberÃa ocurrir todo lo contrario.
Las cifras no mienten: la relación directa entre corrupción y burocracia es un mal que debe ser eliminado de raÃz para pensar en un futuro más transparente y lleno de oportunidades.