Viernes, 29 de Marzo del 2024
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La comedia ‘The Square’, de Ruben Östlund, Palma de Oro en Cannes

Publicado el 29/05/17

El mundo occidental está completamente idiotizado; solo quedan la constatación de la debacle y algún intento de rebelión. Eso cree el sueco Ruben Östlund, que con su The Square ha ganado la Palma de Oro de la 70ª edición del Festival de Cannes. No hubo entre las 19 películas ninguna que destacara por encima del resto, y puede que ahí el jurado presidido por Pedro Almodóvar haya acertado al dar un poco a todas las mencionables. En el grupo de cabeza estaba The Square, con la que Östlund, a sus 43 años, entra en un grupo de elegidos, el de los realizadores con un galardón ansiado por todos los cineastas de arte y ensayo. Con su anterior película, Fuerza mayor, ganó el Premio del Jurado de la sección Una cierta mirada y rozó los Oscar. Ahí también había momentos de vergüenza ajena que en The Square son protagonizados por Christian, director artístico de un museo de arte contemporáneo, un padre cariñoso con sus hijas, un conductor de coches eléctricos y un hombre que apoya causas humanitarias. Pero a su alrededor se suceden acontecimientos —bastantes surrealistas— que van a ir en su contra y que subrayan su estupidez, una estupidez que en realidad es universal.

The Square engloba demasiadas ideas, y a Östlund le puede la ambición. Sin embargo, ha hecho una película política sobre la ceguera del mundo occidental, remarcable en los tiempos que corren. “Una de las grandes desgracias de la actualidad es la dictadura de lo políticamente correcto, y The Square habla de eso contando cómo sus protagonistas viven un infierno por ello”, analizó Almodóvar tras la entrega de la Palma de Oro.

Östlund, con la Palma en la mano, una especial con diamantes por el aniversario, recordó a otros suecos con tradición en Cannes, que además le influyen en su trabajo, “como Roy Andersson”. “Espero que con el premio llame la atención del público al contenido de la película, porque además para eso hacemos películas”, contaba sonriendo. “No he visto los otros filmes, pero el concurso estaba lleno de nombres a los que respeto un montón. Como Haneke; ahora bien, no voy a compartir esta palma con él”, remató entre carcajadas. Más en serio, sí encontró cierto paralelismo “entre el mundo del arte contemporáneo y el del cine”. “Aquí en Cannes he visto ejemplos simbólicos. Como que vi atropellar el otro día a un peatón en un paso de cebra, un sitio como la instalación The Square, la obra de arte que da nombre a la película en el que un ser humano debería de sentirse seguro. Y te aseguro que en Escandinavia nos tomamos muy en serio lo de los pasos de peatones”.

Robin Campillo logra el Gran Premio del Jurado con su tercer largometraje, 120 pulsaciones por minuto, en el galardón más aplaudido desde el patio de butacas. En los tres filmes como realizador ha demostrado su talento con las conversaciones y las dinámicas de grupo: Les revennants (2004), sobre muertos que regresan a la vida normal y que inspiró la serie homónima de televisión francesa, y Eastern Boys (2013). En esta 120 pulsaciones por minuto ilustra la lucha, en la Francia de inicios de los noventa, cuando el sida ya lleva una década sembrando el miedo y la muerte, de los militantes de Act Up-Paris para sacar a los franceses de su indiferencia general. Y mientras protestan contra los laboratorios y la poca implicación del Gobierno de Mitterrand, surgen entre ellos historias de amor. “No puedo amar más esta película”, dijo Almodóvar. “Pero este es un jurado democrático y yo soy una novena parte de él. La mayor parte la amamos. Campillo cuenta la historia de los auténticos héroes de la lucha contra el sida”, remató entre lágrimas.

En ese dar algo a todos se entiende el Premio del Jurado a la estupenda Nelyubov, de Andréi Zyvagintsev, el realizador ruso que muestra en cada una de sus películas la debacle moral de su país. El galardón a mejor guion se lo repartieron ex aequo Giorgos Lanthimos, por The Killing of a Sacred Deer, y Lynne Ramsay, por You Were Never Really Here. El griego, asentado en el panorama internacional con rodajes en inglés, parecía esperar algo más con su historia de destinos marcados y muertes anunciadas. Más discutible fue el reconocimiento a la mejor dirección para Sofia Coppola por La seducción, niña bonita de Cannes, donde los Coppola andan a sus anchas. Dicho lo cual lo mejor es su realización hacia un cuento de hadas y el empoderamiento femenino. Coppola es la segunda mujer en la historia de Cannes en lograr este galardó



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